C. E. Feiling y una literatura que no para de nacer

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Parte de lo que fue la «nueva literatura» de la década de los 90 en Argentina, C. E. Feiling falleció a los 36 años mientras cumplía el plan programático de escribir una serie de novelas de género. Este año se reeditaron dos de ellas: El agua electrizada (La parte maldita/ policial) y Un poeta nacional (Alto pogo/ aventuras), mientras que La Bestia Equilátera prepara El mal menor (terror) y la recopilación de su poesía. Un acercamiento a un autor que resurge.  // Foto: Alejandra López. 



Nacido en Rosario en 1961, y con padres de origen inglés que le destinaron el nombre Charles Edward Anthony Keith -que luego darían lugar a esas iniciales inglesas ante la imposibilidad de ser nombrado de esa manera en el registro argentino- C. E. Feiling es un fenómeno rara avis en la literatura argentina: leído con entusiasmo en la década de los 90, sus libros dejaron de ser conseguibles para la nueva camada de lectores tras su temprana muerte en 1997 tras ser diagnosticado de leucemia. De ser parte del grupo de autores y autoras que eran considerados los más prometedores de su generación, a un silencio prolongado que se rompe con las recientes reediciones de sus libros.

Hay una convivencia particular y estimulante a la hora de pensar en su obra: con una educación clásica y un temprano interés por el mundo académico, en 1990 abandona esa vida para dedicarse al periodismo cultural y, sobre todo, a la literatura. Es en ese momento que decide lanzarse a la escritura de novelas de género, justamente las que suelen ser las más populares, dando lugar a una zona de cruce entre su conocimiento previo y un terreno de puesta a prueba. Escribió, en esa misma dirección, Flavio Lo Presti en Clarín: «Probablemente la más desconcertante de estas dualidades sea esta yuxtaposición entre una cultura clásica y un proyecto novelístico tan claramente orientado a los géneros populares».

Hay una convivencia particular y estimulante a la hora de pensar en su obra: con una educación clásica y un temprano interés por el mundo académico, en 1990 abandona esa vida para dedicarse al periodismo cultural y, sobre todo, a la literatura.

De esta manera, en su breve pero fructífera vida literaria -que lo llevó a protagonizar junto a otros autores de la época como Esther Cross, Rodrigo Fresán, Martín Rejtman y Sergio Bizzio, entre otros (ver foto), una nota en la revista Gente que se preguntaba quién sería el nuevo Borges– sus libros dejaron de conseguirse. Este fenómeno, que si bien ayudó a aumentar el mito alrededor de la figura de C. E. Feiling, también dificultaba el acercamiento de las nuevas generaciones, algo que ahora se revirtió.

Tres editoriales independientes se lanzaron a la reedición de su obra: además de la reciente publicación de El agua electrizada (La Parte Maldita) y Un poeta nacional (Alto Pogo), se espera la llegada de la novela de terror El mal menor y la edición de su poesía por parte de La Bestia Equilátera, quien a su vez cuenta con la dirección de Luis Chitarroni, primer editor de Feiling. Además, su obra se completa con sus textos críticos Con toda intención, editado póstumamente en 2005 y el fantasy La tierra esmeralda, inconcluso por su muerte.

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C. E. Feiling

Revista Gente, años 90. C. E. Feiling junto a Alan Pauls, Sergio Bizzio, Marcelo Figueras, entre otros.


En El agua electrizada, Feiling muestra una agilidad narrativa propia del género policial, aplicada a un universo sumamente argentino: el clima post dictadura cívico militar de fines de los 80’s sirven para hablar de un entramado paraestatal y de patrullas perdidas que se desarrollan al mismo tiempo que la conciencia del Nunca Más gana peso en el imaginario colectivo. Publicada en época de los indultos menemistas, denuncia de manera subliminar la injusticia de la época que dejaba al país sin un norte claro.

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En relación a la dualidad propia del rosarino nacido en 1961, en El agua electrizada se puede encontrar un altergo suyo: Anthony “Tony” Hope, un profesor de latín que en medio de la narración introduce frases en inglés y también en la lengua hablada en la Antigua Roma. Al respecto, Gabriela Esquivada, periodista, editora y pareja de Feiling, destaca en el posfacio de la reciente edición de La parte maldita: «Para algunos de sus pares, generacionales y de oficio, cometió el doble pecado del elitismo y el sometimiento al formato del mercado que representaba el género». En esta novela, las referencias populares y masivas conviven en una misma parcela con la academia sin generar incomodidad, más bien lo contrario: una suerte de síntesis armoniosa. 

 Gabriela Esquivada, periodista, editora y pareja de Feiling, destaca en el posfacio de la reciente edición de La parte maldita: «Para algunos de sus pares, generacionales y de oficio, cometió el doble pecado del elitismo y el sometimiento al formato del mercado que representaba el género».

De capítulos breves y una prosa punzante, este policial se lee de manera veloz pese a las dificultades propias de un estilo como el de C. E. Feiling, en donde los arcos narrativos no siempre son lineales y efectistas como una mala interpretación del género policial podría suponer. En ese sentido, vale recordar lo que sostiene Elvio E. Gandolfo en El libro de los géneros: «En términos generales, la narración policial cuenta con un elemento que constituye a la vez una facilidad y un riesgoso desafío: el enigma, el mecanismo de descubrimiento de una trama oculta». El agua electrizada logra con creces esa tensión, conociendo las reglas y flexibilizándolas.

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C. E. Feiling

C. E. Feiling


En tanto, Un poeta nacional trae a escena una novela de aventuras que se centra en una ficcionalización de la vida de Leopoldo Lugones, en donde el protagonista Esteban Errandonea tiene la misión de ir a buscar a la viuda del embajador inglés al penal de Valle Hermoso en Puerto Taylor, un lugar que remite a Tierra del Fuego. Como es propio del género de aventuras, en este caso Errandonea genera mucha más empatía que Hope, aunque la fluidez, la inteligencia y la ironía se mantiene en el tono de ambas novelas. 

A lo largo de esta novela reeditada por Alto Pogo, el protagonista compone sus poemas -que, en realidad, son de Lugones- al mismo tiempo que se mete de lleno en un mundo en donde la burocracia, el acomodo y lo clandestino conviven por igual para dar lugar a esos grandes relatos nacionales con los que se fundó Argentina. Ahora bien, el clima anarquista de la época también se respira a lo largo de este libro que logra caracterizar con igual lucidez y divertimento a los sectores más reaccionarios y a la oligarquía nacional.

 En Un poeta nacional, el protagonista compone sus poemas -que, en realidad, son de Lugones- al mismo tiempo que se mete de lleno en un mundo en donde la burocracia, el acomodo y lo clandestino conviven por igual para dar lugar a esos grandes relatos nacionales con los que se fundó Argentina.

En esta novela se puede ver aún más la influencia borgeana en Feiling, algo que ya se dejaba ver en El agua electrizada. De respiración más extensa, Un poeta nacional demuestra las habilidades narrativas de su autor: una trama que convence de manera gradual y perdurable, a la vez que el tiempo y espacio que hacen a toda novela de aventura están tratados con una gran facturación. Sin lugar a dudas, esta novela publicada a fines del siglo XX hace honor a todo su siglo, trayendo al presente una experiencia de lectura no muy frecuente en la literatura argentina. 



C. E. Feiling

C. E. Feiling


C. E. Feiling es un hombre de dualidades hasta en su identidad: ¿Carlos Antonio, como tuvieron que registrarlo sus padres, o Charles Edward Anthony Keith, como realmente quería llamarlo? «Siempre sentí el nombre Carlos como una imposición ridícula, no porque tenga algo malo el nombre en sí. Firmo C. E. Feiling; tampoco me gusta firmar Charlie, porque no soy una estrella de rock», señalaba en una entrevista de Cynthia Sabat que permaneció inédita hasta que se publicó en 2017 en Infobae, al cumplirse 20 años de su muerte.  ¿Por qué su obra iba a quedar exenta de ello?

En esa misma entrevista con Sabat, que nunca vio la luz porque el programa televisivo en el que iba a salir nunca se estrenó, Feiling destacaba: «Hay un punto en que la literatura es como la guerra: hay que pelear fuerte. Por otra parte, tengo mucho respeto por los lectores. Creo que hay un público en la Argentina de entre 2.000 y 10.000 lectores al que podés apelar con seguridad, porque es inteligente, muy lector de literatura, que las veces que no ha leído fue por la hiperinflación».

A la espera de la publicación de la novela de terror Un mal menor y su obra poética Amor a Roma por parte de la Bestia Equilátera, estos dos libros que ya se encuentran exhibidos en librerías confirman lo que escribió Fabián Casas allá por el año 2009: «Alguien escribió que la literatura argentina extraña a C. E. Feiling. Yo creo que los amigos deben extrañar su presencia. Pero las cosas pasan así y no se puede hacer nada. Para los lectores, en cambio, Charlie Feiling está con una salud de hierro». O, como cantó alguna vez La Bersuit inspirándose en Luca Prodan, estamos frente a una literatura que no para de nacer.

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