Aproximaciones y fallos: Una esperanza inesperada

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1 – El contexto: cerca de la mitad de la población argentina puede votar a un candidato negacionista. Toda mi vida imaginando este momento con un tono de derrota, pero el sentimiento es distinto. Una esperanza inesperada en forma de batalla y convicción.

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2 – El panorama desalentador confirma una identidad y todos esos límites que uno no está dispuesto a cruzar. Cristina Peri Rossi escribió que «el exilio es comer moral». Juan Gelman agregó, con ternura, sobre ese sentimiento: «lo lindo es saber que uno quiere cantar pío pío/ en las más raras circunstancias».

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3 – La esperanza inesperada también toma la forma de una energía que no se sabe que se tiene. Parecida a una habilidad que se descubre en el momento clave, la convicción surge cuando todo parece perdido.

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4 – El país no se pierde nunca. Ni siquiera en una elección. El país se construye todo el tiempo, nunca se da por dado.

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5 – La esperanza se pierde. Pero se recupera. Como la tristeza. Rilke fue claro al respecto: » Deja que todo te suceda/ la belleza y el terror./ Simplemente continúa, ningún sentimiento es definitivo».



6 – El fascismo disfrazado de libertad parece novedoso, pero solo repite el viejo truco del camuflaje. Nadie respira demasiado tiempo bajo una máscara ni bajo el envasado al vacío que significa el odio.

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7 – El riesgo es confundir la esperanza inesperada con un sentimiento individual. Si esta esperanza toma forma es porque se apoya en la creencia de que hay más personas en la misma situación. La esperanza se afirma en voz alta para encontrar otras, igual que un pájaro canta antes del atardecer.

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8 – Argentina es un país y también es un hogar. Si se tiene claro eso, se sabe a quién invitar a cenar y a quién no. Ya lo cantó Fito Páez sobre toda esa Gente sin swing: «Aunque se sienten en tu mesa no estarán de tu lado».

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9 – La única trampa en la que duele caer es la que se construyó uno mismo. A la hora de votar, conviene recordar eso.

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10 – La esperanza inesperada es confiar en que hay más personas pensando lo mismo que yo. Me corrijo: la esperanza inesperada consiste en que hay personas pensando mejor que yo; y pueden contagiarme.


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