Me ilumino con lo salvaje: cinco poemas de Marcos Gras

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Un encuentro con los árboles, con la naturaleza y con el paisaje es un encuentro con lo ya conocido, que es lo mismo que decir un encuentro con lo más fascinante. Los poemas de Marcos Gras se mueven entre la ternura y el escepticismo, en un elogio discreto de la vida misma. Me ilumino con lo salvaje (HD Poesía, 2023) es un llamado a mirar diferente, a decir diferente, a pensar diferente, y quizás volver a hacer lo mismo una vez más, con una convicción crecida.



Sobre el autor

Marcos Gras nació en Buenos Aires en 1976. Es profesor y Licenciado en Políticas Públicas. Fundó y coordina la editorial Santos Locos Poesía. Dicta clases en la UNTREF desde 2006 y colaboró con distintos medios gráficos y digitales en Argentina y España. En poesía publicó ¡No hay poemas Tontos! (Santos Locos, 2012), Semana Laboral (Santos Locos, 2013) y Los planetas (Santos Locos 2020). Participó de diferentes antologías como La Plata Spoon River. Antología sobre la inundación, compilado por Julián Axat o Una marca de nacimiento (mágicas naranjas, 2021) entre otras. Desde el 2015 forma parte de La Coop, mediante la cual participó en charlas y lecturas en La Feria del libro de Buenos Aires, La furia del libro (Chile) – La feria del libro de Montevideo y La feria internacional del libro de Lima entre otras. También co-organiza el ciclo de lecturas «Santa Poesía» desde el 2013 y el club de lectura de poesía que gestiona desde 2020 de forma ininterrumpida.

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1 – 

Me gustaría nombrar todos los árboles que me cruzo.

Saber, sin dudar, su especie y su denominación.

Reconocerlos a medida que camino entre ellos

cantar su canción

de alguna manera

ser bosque.

 

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2 – 

El ceibo no quiere crecer le digo al jardinero.

Necesita más sol

No crece.

Menos agua

No crece.

Yo había imaginado tardes frescas de lectura

a los pies de un tronco rojizo.

Pero en su lugar se acumulan los consejos.

Le falta espacio

Necesita una guía

Esta embichado

Y el ceibo no crece.

Resignado me limito a mirarlo sin respuesta

hasta que leo en el diario

que en Islandia abrazan los árboles como una forma de terapia.

Tomo su tronco entre mis brazos

como un mantra todos los días

y espero.

 

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3 – 

Sabemos todo

y decidimos ignorarlo.

No somos la especie más inteligente,

sino la más hábil para el engaño.

 

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4 – 

Quisiera, mi vida, detener el tiempo

ver desde la galería a nuestros hijos jugar.

Reír sin preocupaciones y abandonarnos a esa risa.

Quisiera, mi vida, que nuestras mañanas fueran sacras

y que nadie, nunca, se atreviera a interrumpirlas.

Vos soñando y yo y mi silencio

mirándote soñar en voz alta por los dos.

Quisiera, mi vida, que la muerte hiciera un pacto conmigo.

Después de todo

nadie debería sobrevivir al amor.

 

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5 – 

Quisiera trepar por el tronco negro del algarrobo,

abrazar ese cuello corrugado y soñar que cabalgo

un dragón de mil cabezas;

perderme en su copa frondosa

y entre las escamas de su piel oscura.

Un jinete buscando remontar el cielo o quizás un poema.

 

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