The Architect: una comedia negra sobre buscar un lugar donde vivir

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Drones que pasean perros, maniquíes humanos y avenidas sin autos. Algunos elementos de lo que parece un futuro distópico si no fuera por el tema principal de The architect: la especulación inmobiliaria y la crisis habitacional. En una ciudad europea que refleja más una realidad tétrica que ciencia ficción, Julie, una joven arquitecta de 30 años busca un lugar.



Julie vive en Noruega, está por cumplir 30 años y atraviesa una de las mayores crisis que comparte con gran parte de la clase media de una de las ciudades más caras de Europa – y de muchas otras -: está buscando lugar para vivir. En una esquina fría y gris, como la mayor parte de las calles, se acerca a un aparato metálico que la escanea sin siquiera dejarla completar una oración. “Julie Alm. 29 años. Cero hijos. Cero capital. No califica para una hipoteca”. Pide hablar con un humano, explicarle que el alquiler subió demasiado, que necesita tener otras opciones, pero los bancos ya no funcionan así.

En cuatro episodios de apenas veinte minutos, esta miniserie con un tono de comedia oscura concentra una de las manifestaciones de la escalada neoliberal en su máxima expresión. La competitividad y el “sálvese quien pueda” como una fórmula a la orden del día para buscar un lugar donde vivir.

La primera escena de The architect, dirigida por la danesa Kerren Lumer-Klabbers y escrita junto a Kristian Kilde, Nora Landsrød, más cerca de una realidad tétrica que de un futuro distópico, nos introduce de inmediato en temas comunes que atraviesan continentes y que muestran su costado más brutal dependiendo del contexto: la crisis habitacional, la especulación inmobiliaria, el alto costo de vida, la falta de oportunidades. En cuatro episodios de apenas veinte minutos, esta miniserie con un tono de comedia oscura concentra una de las manifestaciones de la escalada neoliberal en su máxima expresión. La competitividad y el “sálvese quien pueda” como una fórmula a la orden del día para buscar un lugar donde vivir.



The architect

The architect


En esta ciudad ya no hay autos, los garajes son espacios enormes y ociosos a donde no llega la luz, pero tampoco los drones que vigilan las avenidas y pasean perros. Y entonces, a algunas personas se les ocurre el negocio: trazan unas líneas de pintura, cuelgan cortinas de baño y ponen en alquiler cubículos de cuatro metros cuadrados a precios módicos. A su pesar, Julie encuentra una solución y se instala inmediatamente. Acomoda un colchón, unas perchas y sus libros de arquitectura en cajas de plástico. Porque Julie es arquitecta, se recibió pero trabaja como pasante en un prestigioso estudio. Le dijeron que cuando se abriera una vacante tendría un ascenso. De eso hace ya algún tiempo. Su ex pareja y ex compañero de facultad también empezó a trabajar en el mismo lugar. Él no tuvo que hacer ninguna pasantía.

Y entonces, a algunas personas se les ocurre el negocio: trazan unas líneas de pintura, cuelgan cortinas de baño y ponen en alquiler cubículos de cuatro metros cuadrados a precios módicos. A su pesar, Julie encuentra una solución y se instala inmediatamente. Acomoda un colchón, unas perchas y sus libros de arquitectura en cajas de plástico.

Un día, la oportunidad parece tocar directo en la puerta. Se abre una licitación para la construcción de mil viviendas en Oslo y el estudio donde trabaja Julie entra en la competencia para aportar una solución creativa a una propuesta imposible, en un lugar donde el espacio escasea y la demanda es cada vez mayor. El premio para la idea más ingeniosa – y más rentable para la constructora – son 800 mil coronas noruegas. La protagonista no lo duda y empieza a pensar el proyecto que será su vía de escape usando como modelo su nuevo hogar, que también es el de muchas otras familias, chicas y chicos. Sus nuevos vecinos y vecinas.

En contexto como en Argentina, donde la reciente modificación de la Ley de Alquileres que tuvo media sanción en el Congreso  se sienta sobre las bases de un libre acuerdo entre partes que no están en igualdad de condiciones, The architect tiene la duración justa y la efectividad necesaria para reflejar un tema que cobra inmediata actualidad en un escenario tan magnético como inquietante.



 

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