Segura contra todo riesgo: cinco poemas de Florencia Juárez

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¿Es posible olvidar de todo el miedo una vez que se siente? Los poemas de Florencia Juárez se hacen esa pregunta a través del vínculo paterno y la herencia de distintos temores tras el duelo. Con una voz versátil que puede pasar del verso a la prosa, Segura contra todo riesgo (Halley Ediciones, 2023) invita a un recorrido repleto de accidentes potenciales y concretos.



Sobre la autora

María Florencia Juárez, nació en 1987 en la Provincia de Buenos Aires. Es Diseñadora de Imagen y Sonido, egresada de la FADU, UBA, fotógrafa y realizadora audiovisual freelance. Cursó el taller de lectura y escritura de Gustavo Yuste “Cómo perder el miedo (y volver a encontrarlo)”. Segura contra todo riesgo (Halley Ediciones, 2023) es su primer libro.

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1 – Nunca te metas a la pileta después de comer

Dar vueltas alrededor de la mesa mientras miro frenéticamente el reloj esperando que marque las 4 en punto. La hora permitida para estar en el sol, ni un minuto más, ni un minuto menos. El sonido de las chicharras a la hora de la siesta. El reloj marca la hora indicada. Cuatro paredes celestes y yo en el medio. Sola. O acompañada por muñecas que me observan sentadas al borde de la pileta. El protocolo: ir mojándome parte por parte. Primero los brazos, después las piernas, luego la cabeza, le sigue la espalda y por último la panza. De esta manera, como vos me decías, el cuerpo se enfría lentamente.

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2 – Vacaciones

Lloro
a pesar del día soleado
del entorno increíble
del agua clara
que moja mis pies
de la perfección
del atardecer
en la pared montañosa
del mate caliente
de la tibieza del sol
me acaricia los párpados
como un susurro
dormito
el rayo del sol
juega a atravesar
las hojas
del libro de poesía
que estoy leyendo.
Lloro
las risas de unos chicos
hacen eco
juegan con piedras
que caen
una a una
en el agua
cada vez más lejos.

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3 – Decido solucionar sólo lo visible

Una aureola de humedad
amenaza
con mojar tus libros
corro la biblioteca
toco la pared
mojada, rugosa, fría
miro el techo
lamparones de agua.
Tengo la mirada perdida
sobre los cascotes de piedra
ensuciando el parquet.
Esto no tiene solución
me dice el plomero
hay que
romper la pared,
arreglar
todo el sistema
desde adentro.

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4 – Aceptación

El teléfono mudo
sin batería
fuera de la base
en algún lugar de la casa
el frío al abrir la puerta
las persianas bajas
unas notas pegadas en el corcho
de un futuro turno en el hospital
las alpargatas blancas
sólo esperan ser usadas
frente a la planta de tomates
que no se cosechó.


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5 – No visito cementerios

Tus cenizas se mezclaban con la tierra y las plantas acuáticas del río. Yo estaba preocupada porque no quería que te estancaras ahí, entre el barro y los juncos. Un día el río creció. El agua te llevó donde querías volver, al mar. Me ensucié las manos acariciándote por última vez.

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