La matemática y el ajedrez se combinan con la anarquía de los sentimientos y la experiencia. La memoria puede teñir de bruma todo, como la niebla avanzando sobre una isla en medio del Paraná. Los poemas de Roda Azziani en Los círculos no tienen lados (Halley Ediciones, 2022) son un recordatorio de que la literatura habita en los pequeños gestos, sobre todo cuando de tan cerca, ni los podemos percibir.
Sobre el autor
Roda Azziani nació en Rosaio, Santa Fe, en 1991 y dice no poder seguir patrones por ser de una ciudad huérfana de fundador. Trabaja como COO de una tecnológica. Es profesor de Matemática y Ajedrez, Coach Ontológico por la Unión Europea de Liderazgo y formador de equipos de alto rendimiento por el FC Barcelona. Los c{irculos no tienen lados es su segundo libro luego del poemario Fiat 500 publicado en 2019.
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1 – Confesión
La gente no lo sabe porque sé disimular.
Juego al fútbol varias veces por semana,
miro fútbol en la televisión
y también voy a la cancha.
El fútbol no me gusta.
El fútbol es el idioma
por el cuál me comunico con mi papá.
Aprendí a descifrar sus patrones,
desencripté sus secretos
conocí sus palabras y reglas
para decirle que lo quiero,
para enojarme cuando pensamos distinto,
para tener una excusa
que nos permita abrazarnos
y llorar.
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2 – 4 am
No sé cuándo fue la última vez
que dormí de corrido toda la noche.
La semana pasada conseguí una receta
y me tomé una pastilla
que parecía anestesia de elefante,
incluso esa vez,
me desperté para ir al baño.
La mayoría del tiempo
sucede con profunda tranquilidad.
Cuando tardo horas
en volver a conciliar el sueño
la ansiedad aparece
en una mezcla de pensamientos sueltos:
odio todo lo que tengo por hacer,
todo eso que me falta,
¿la gente sufre como yo?
A la tarde me crucé un conocido
me dijo que se nota
que soy un hombre exitoso.
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3 – Final de la partida
I – Jaque
Cocinar para los dos
mientras de reojo presto atención
al reflejo de la luna llena
en tus uñas esmaltadas.
II – Jaque (otra vez)
No sé si fue una jugada pensada
algunas movidas antes
pero cada vez que veo en la foto
cómo amanecía atrás de nuestras nucas
siento que estaba todo listo
para tirar el rey.
III – Jaque mate
Me sinceré una noche.
Estábamos en la isla,
creo que hacía frío
porque tenías buzo y campera
estando adentro del rancho.
Pusimos en pausa la partida
porque en ciertas situaciones
no conviene ganar.
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Foto
4 – Topología de las nubes
¿Jugué alguna vez
a ver qué figuras
forman las nubes?
No me acuerdo
El pasto seco cruje
cuando me muevo.
Para un suelo esponjoso
se necesitan lluvias, crecidas, esperanza.
Tuvo que llegar un juego sin reglas
para entender
que el anarquismo no le sienta bien
a un matemático encubierto.
En este caso hay tres bloques de nubes.
El de la izquierda parece un elipsoide
de esos que veía en geometria analitica
con los focos lejanos y unidos
como un submarino gigante.
Me esforcé y en el siguiente bloque
vi un caballo con barba.
Para el ultimo, no pude imaginar
ninguna silueta. Solo caos.
La paciencia parece ser
una invariante del éxito
en cualquier juego.
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5 – Libreta del fiado
El mayor susto es el nacimiento:
salir de un ambiente cálido y protegido
para empezar a morir.
Flotando en este pequeño bote
me siento en zona franca.
Creo que es un deja vú
pero en realidad
es el río que se parece a una placenta.
Me gustaría ir
al almacén de mi infancia
y pedir que me fíen
en la libreta
quince minutos más.
¿Se los anotás a mi mamá?
Irme,
sin culpa.
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