Ordenando bibliotecas | La montaña, de Jean-Noël Pancrazi: la cima de la memoria

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El libro La montaña de Jean-Noël Pancrazi (Editorial Empatía, 2018), traducido por Sofía Traballi, relata el horror sobre la guerra y las distintas aristas que surgen de esta: el exilio, la culpa, la memoria. Desde una doble perspectiva, la infantil y la adulta, y a través de un mismo personaje, todo es revisitado con precisión. 

Por Ernesto Martínez Ponce



Sobre el autor

Jean-Noël Pancrazi nació en 1949 en Sétif, Argelia. Su infancia es atravesada por la guerra por la independencia, tema que no lo abandonará a lo largo de toda su obra. En 1962 se traslada con su familia a Francia, de donde son oriundos sus padres. A su primera novela, La Mémoire brulée, publicada en 1979, le siguen más de quince novelas y relatos largos, entre ellos Le Silence des passions (1994) que recibió el premio Valery Larbaud, y Madame Arnoul (1995), galardonada con los premios Livre Inter, Maurice-Genevoix y el Albert-Camus. Pancrazi es Caballero del Orden Nacional del Mérito y de la Legión de Honor en Francia.

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La cima de la memoria

La breve novela La montaña (Editorial Empatía 2018) narra la historia de una decisión y sus consecuencias. La resolución del personaje principal de no ir con sus amigos de escuela a un viaje prohibido por la montaña y el posterior asesinato de estos por parte de la guerrilla.  Pancrazi describe un sentimiento de culpa que persigue al protagonista durante todo el relato, constantemente imagina a los otros, conocidos y desconocidos, quienes lo miran con hostilidad y reproche, por seguir entre los vivos. 

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Jean-Noël Pancrazi logra un libro que se lee de corrido en un par de horas y que seguramente el lector no deje hasta terminarlo. Leerlo es estar sentado frente a alguien que monologa sobre su pasado, y por ende también sobre su presente, es quedarse un momento a escuchar (leer) la experiencia de la guerra.

La montaña está contextualizado en plena guerra por la independencia de Argelia que duró desde 1954 hasta 1962 entre el FLN (Frente de Liberación Nacional) y el ejército francés. 

Una historia que da inicio mediante un recuerdo que es recuperado, y a partir de allí se reconstruye la trama y sus efectos tanto en el pueblo donde transcurren los asesinatos como en el personaje. La montaña está contextualizado en plena guerra por la independencia de Argelia que duró desde 1954 hasta 1962 entre el FLN (Frente de Liberación Nacional) y el ejército francés. 

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Pancrazi

La Montaña (Editorial Empatía, 2018), de Jean-Noël Pancrazi


La montaña desde el inicio queda marcada a fuego con los sucesos acontecidos, pero también lentamente se va cargando de significaciones y toma preponderancia llevándose consigo la escena. La montaña siempre está, a veces como observadora de asesinatos, otras como paisaje de un pueblo arrasado por la guerra, y también como contenedora de escarabajos y botines de guerras escondidos a los que los niños quieren llegar. Quedará enquistada en la memoria. El infierno y el paraíso al alcance siempre.

Finalizada la guerra muchos de los pobladores se marcharan sin mirar atrás, intentando olvidar eso que no podían nombrar ni querían recordar, sólo unos pocos se detendrán mientras la memoria latirá para no perecer, son los padres y madres de los chicos asesinados que por última vez mirarán atrás, a esa montaña imponente y horrorosa con la esperanza de que sus hijos bajen y los acompañen al exilio. Esta novela corta recuerda al libro La presa del autor japonés Kensaburo Oè quien incorpora lo sórdido y crudo de la guerra en su cotidianidad junto con la ruptura de la infancia.

En ochenta páginas las descripciones de los sentimientos encontrados y vestigios de una guerra arrasan como el siroco* en el Sahara, dejando una estela de recuerdos que se irán develando e intentarán ser reconstruidos poco a poco volviendo siempre al origen como manera de reparación.

En cualquier guerra el exilio siempre tiene un papel importante, y este caso no es la excepción. Luciano Lamberti dice en el prólogo “exiliados son unos pocos, pero todos estamos en tierras extrañas desde que abandonamos la casa natal”, y es acá donde el narrador nunca más volverá a hallar su lugar, se encontrará con la imposibilidad de pertenecer, de asentarse en algún sitio que pueda en algún momento llamar hogar.

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El poema Los exiliados de Cristina Peri Rossi podría sintetizar muy bien a este personaje que donde pose su mirada se encontrara con el pasado irrumpiendo sin vacilaciones: «Persigue por las calles / sombras antiguas / retratos de muertos / voces balbuceadas / hasta que alguien les dice / que las sombras / los pasos las voces / son un truco del inconsciente. / Entonces dudan / miran con incertidumbre / y de pronto/ echan a correr / detrás de un rostro / que les recuerda otro antiguo. / No es diferente / el origen de los fantasmas.»

La montaña desde el inicio queda marcada a fuego con los sucesos acontecidos, pero también lentamente se va cargando de significaciones y toma preponderancia llevándose consigo la escena.

En ochenta páginas las descripciones de los sentimientos encontrados y vestigios de una guerra arrasan como el siroco* en el Sahara, dejando una estela de recuerdos que se irán develando e intentarán ser reconstruidos poco a poco volviendo siempre al origen como manera de reparación. Porque la montaña lo seguirá donde vaya, ya no como una elevación natural del terreno sino como su propio pasado.

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*El siroco​ es un viento del sudeste propio del mediterráneo. Viene desde el Sahara y llega a velocidades de huracán en el norte de África y el sur de Europa. Normalmente lleva polvo rojo del Sahara y está asociado con las tormentas y fuertes lluvias


Por Ernesto Martínez Ponce


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