La vis cómica: el perro que habla

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La vis cómica es la nueva creación de Mauricio Kartun, uno de los mayores exponentes de la dramaturgia nacional. Mario Alarcón, Cutuli, Luis Campos y Stella Galazzi interpretan a los miembros de una compañía teatral que deambula sin repertorio por una Buenos Ayres virreinal repleta de barro y contrabandistas.


Una vez más, la pluma de Kartun nos presenta una creación poderosa donde no hay un único eje de análisis sino múltiples posibilidades de abordaje. La vis cómica exhibe las condiciones de producción del acontecimiento teatral, pone en tensión el pacto de credulidad que lo hace posible entre los espectadores, juega con la metateatralidad, problematiza la relación que los artistas mantienen con el poder de turno y se vale de la figura del dramaturgo para hablar de los fantasmas que presionan por el estreno. Todos estos elementos resultarán muy disfrutables para públicos diversos, pero especialmente atractivos para los hacedores de teatro. El lenguaje personal que Kartun ha sabido amasar a lo largo de los años enriquece la pieza, la potencia, y su misma estructura pone en el centro de la escena una categoría que él suele llevar a los debates: la convención teatral.

¿Cuál es el sentido de seguir sosteniendo esa ilusión? ¿Por qué, después de tantos siglos repletos de avances y novedades, seguimos necesitando del rito teatral que convoca unos cuerpos alrededor de otros en ese afán voyeurista? ¿Sobre qué elementos descansan esas convenciones, esos pactos misteriosos? ¿Por qué creer que sobre el escenario hay una india y una enramada cuando en verdad no vemos ninguna de las dos? Estos interrogantes podrían configurar una de las tantas puertas de ingreso a la pieza recientemente estrenada en la sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín porque, al fin de cuentas, abrir un libro y asistir al acontecimiento teatral son aventuras muy similares, en donde el autor construye mundos y el lector/espectador se encarga de poblarlos.



El universo de esta creación vino por encargo: Kartun fue convocado por la Embajada de España para adaptar las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. Su participación en ese proyecto finalmente no se concretó, pero la atmósfera hispana quedó dando vueltas en su escritorio y terminó convirtiéndose en la semilla de esta obra, que ubica a sus personajes en una Buenos Ayres virreinal barrosa y contrabandista.

Angulo, el Malo (Mario Alarcón) es el líder maquiavélico de esta compañía teatral ambulante que anda carente de repertorio y alimento; Isidoro Salazar (Luis Campos) —a quien de vez en cuando se le cambia el apellido por razones de métrica y rima— es un dramaturgo devenido copista; Doña Toña (Stella Galazzi) es la esposa de Angulo, proviene de una familia de artistas, anhela convertirse en primera figura pero las circunstancias la han confinado al destino de costurera en la reducida compañía. Quien narra los hechos de estas cinco jornadas es un perro: Berganza (Cutuli), fiel compañero de Isidoro (figura que el autor extrajo de la novela El coloquio de Cipión y Berganza). El conflicto emerge cuando Angulo decide vender su alma al diablo para ganarse los favores del poder de turno, convirtiéndose simultáneamente en bufón y verdugo de la corte.

La presencia animal es uno de los factores fundamentales de la propuesta; en Berganza se condensa todo el cinismo y la acidez de quien mira los hechos desde un rincón alterno a los lugares predominantes de la enunciación. El público accede a la acción a través de la óptica de este perro parlante que está involucrado en el relato, aunque a distancia prudencial. Los momentos en los que aparece son pocos pero centrales, porque es quien presenta y activa las tensiones desde ese distanciamiento mordaz.

Otro de los elementos claves reside en la problematización sobre el quehacer del dramaturgo, encarnada en la figura de Isidoro (un posible alter ego del autor). La frase que resuena en uno de sus monólogos reza: “¡Hay que estrenar, hijos de puta!”, y de algún modo revela los fantasmas que perseguían a aquellos antiguos dramaturgos de escritorio. Hoy se trata de una especie en extinción; el propio Kartun ha experimentado ese pasaje de productor de textos a creador de puestas y director en casi todas sus producciones. Sin embargo, durante años lo más corriente fue la división tajante de roles: el dramaturgo a trabajar en su escritorio y el director a supervisar desde la platea.



La vis cómica parte de un texto poderoso y adquiere vida gracias a intérpretes que han sabido encontrar el ritmo justo para crear un aquí y ahora minado de tensiones e imprevisibilidades. Cada personaje tiene su momento de despliegue, pero el trabajo de Mario Alarcón es notable: ver su cuerpo en movimiento por el espacio, en relación con los otros, es hipnótico; su decir carga las contradicciones del artista que se cree poderoso y termina devorado por el sistema al que ha decidido someterse voluntariamente.

El diseño escenográfico, sonoro y lumínico acompañan el despojo que define el recorrido de la puesta. Resulta interesante ver dónde empieza y dónde termina cada uno de sus componentes: qué ocurre con la curva de los personajes, pero también con los elementos escenográficos que simulan esa Buenos Ayres en plena construcción, qué sucede con la luz o los sonidos a lo largo del relato. Una historia siempre es un recorrido a descubrir en el tránsito, un camino a desandar, y Mauricio Kartun es uno de los mejores guías que alguien podría imaginar para esta aventura. Él es (o ha sido) ese dramaturgo obsesionado con el estreno, sin dudas, pero también es el perro que habla, quien expone los mecanismos de la credulidad, la criatura que desarma el juguete para ver cómo está hecho.


Funciones: Miércoles a domingos a las 20.30 hs. en la Sala Cunill Cabanellas del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530). Del miércoles 9 al domingo 13 de octubre NO HAY FUNCIÓN.
Localidades: $210 // Miércoles y jueves $105

FICHA TÉCNICA
Autor: Mauricio Kartun
Elenco: Mario Alarcón, Luis Campos, Cutuli, Stella Galazzi 
Asistencia de escenografía y vestuario: Agustina Filipini
Asistencia artística: Malena Bernardi
Diseño de sonido: Eliana Liuni
Diseño de iluminación: Leandra Rodríguez
Diseño de escenografía y vestuario: Gabriela Aurora Fernández
Coordinación de producción: Federico Lucini Monti
Asistencia de dirección: Tamara Correa, Lucas Pulido
Producción técnica: Magdalena Berreta Miguez
Dirección: Mauricio Kartun

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