Jacques Rivette y L’amour fou: «Todas las películas tratan sobre el teatro»

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Más que cine sobre teatro, una obra entre lenguajes artísticos. El realizador francés Jacques Rivette articula las dos disciplinas en L’amour fou (1969), una reflexión acerca del estatuto de la representación. 

por Milena Rivas



El modelo clásico de representación nos ha acostumbrado a contar el cuentito, como diría el profesor de un taller de teatro al que asistía hace años. Luego de ver una película, cualquier conversación al respecto con alguien que todavía no la ha visto contiene, implícita o explícitamente, la pregunta por el tema. De qué trata, de qué va la historia: parecería que el film funciona como un vehículo hacia algo que está más allá.

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No es esto lo que me sucede cuando decido contarle a una amiga mi visionado de L’amour fou (1969), de Jacques Rivette. Aquí, el contenido es construido por su forma heterogénea, producto de la combinación entre el lenguaje cinematográfico y el lenguaje escénico. Más que sólo tratar sobre el teatro, el film lleva a cabo una operación intermedial particular donde cada una de las formas mediales de articulación está presente en su propia materialidad. 

Más que sólo tratar sobre el teatro, el film lleva a cabo una operación intermedial particular donde cada una de las formas mediales de articulación está presente en su propia materialidad. 

En esta película, Jacques Rivette, crítico y realizador perteneciente a la ola de cine moderno francés llamada Nouvelle Vague, nos acerca paralelamente a los ensayos de una compañía teatral, al deterioro y la posterior separación de la pareja encargada del montaje escénico (Claire y Sébastien) y a la realización de un documental televisivo sobre la creación de la obra a partir de una alternancia de formatos: mientras que los dos primeros son filmados en 16 mm, el documental se registra en una imagen más granulada, en 35mm.

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Jacques Rivette

L’amour fou (1969) de Jacques Rivette


Al comienzo de L’amour fou, después de marcarnos un índice temporal, una cámara “invisible” nos muestra la claqueta perteneciente al equipo del documental que afirma que ha comenzado el registro del ensayo: vemos a la actriz sobre el escenario, al equipo técnico detrás de la óptica necesaria para captar su gestualidad y al director de la obra, que interviene sobre el trabajo de su elenco con algunos comentarios. Si bien no se trata de una integración de lenguajes, puesto que el teatro pierde su naturaleza contingente, de aquí y ahora, éste funciona como un pretexto para que Rivette reflexione sobre el cine y consiga una distancia necesaria para la libertad irónica.

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En una entrevista con Jacques Aumont en la revista Cahiers du cinéma, el realizador afirma que “todas las películas tratan sobre el teatro, no hay otro tema”: los límites entre teatro y vida se permean constantemente. Aquí cabe destacar el papel que cumplen los ensayos en tanto parte decisiva de la gestación de la obra (presentada ante los espectadores sólo fragmentariamente a partir de un montaje que nunca verá la luz).

En la segunda parte del film, el teatro da paso al hogar, que así muta en un escenario en ruinas, donde se gesta un nuevo espectáculo. Tras convertir la casa en un decorado, los protagonistas se ven expuestos a la realidad de su relación en crisis.

En francés, répétitions, los ensayos de Andrómaca reiteran las mismas escenas una y otra vez, así como la vida del matrimonio se reproduce en los mismos espacios y aparecen los celos tanto en el escenario como en el apartamento. Esta idea de circulación afectiva y discursiva entre ambos decorados está presente en una formulación del filósofo Gilles Deleuze al respecto del trabajo de Rivette: una obra entre bastidores, cuya línea fronteriza entre el espacio de la vida y el espacio ficcional está difuminada.

En la segunda parte del film, el teatro da paso al hogar, que así muta en un escenario en ruinas, donde se gesta un nuevo espectáculo. Tras convertir la casa en un decorado, los protagonistas se ven expuestos a la realidad de su relación en crisis. En el diálogo intermedial que abre la película de Rivette, el teatro vale de marco para la exploración cinematográfica de un territorio donde la libertad sea posible, a partir de un deseo manifiesto de reflexionar sobre el estatuto de la representación. 

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