A sala llena: cuatro obras de teatro para ver sí o sí

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Con la habilitación del aforo completo, las salas teatrales reactivaron sus carteleras. Una movida que venía luchando, aún con localidades limitadas, ahora se instala como un triunfo a sala llena. A continuación, cuatro recomendaciones de obras, distintas tanto en su propuesta escénica como en su trama, para disfrutar la vuelta del teatro.



1 – Las Cautivas, de Mariano Tenconi Blanco: nuestras riberas

En la ribera del Riachuelo, en el barrio de La Boca, a pocas cuadras de Caminito (que ahora de nuevo se siente colmado de gente y feria y ruido), en el Teatro La Ribera se presenta una obra tan nuestra como todo lo demás. Porque Las Cautivas es la historia de dos mujeres que robando y citando a nuestra literatura y sus autores, cuentan la historia del país mientras recorren la llanura pampeana hasta llegar a la Tierra Oriental y terminar, ellas también, en una ribera: la ribera del río en donde el agua parece plata.

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Una salvaje y una europea son las protagonistas del texto de Tenconi Blanco. La aristócrata, la novia, la europea es capturada por un malón de indios que invaden su boda. La salvaje, la india, la sudamericana es quien rescata a la otra de su propia gente. Juntas, entonces, sobre el mismo caballo, se escaparán de los destinos que ambas tenían pautados: una, un casamiento arreglado y la otra, una eterna sumisión a los poderosos de su tribu. Las cautivas se montan a un destino.

Las Cautivas es la historia de dos mujeres que robando y citando a nuestra literatura y sus autores, cuentan la historia del país.

Laura Paredes es la elegida. Se presenta con un vestido blanco, con medias de red y unos zapatitos de taco. Se presenta blanca y habla en prosa. Habla como recitando un poema que es la historia de ellas dos. Siempre en rima sus palabras encuentran humor, tragedia y una emoción fría y rígida, que se va prendiendo fuego a medida que la obra avanza. Lorena Vega es la mensajera. Viste harapos, botas de piel de algún animal, trenzas con plumas y la piel pintada. Se identifica a sí misma como la mensajera que salva a la elegida para buscar el camino, buscar la luz, buscar algo que las fuerzas superiores le indicaron buscar… para terminar encontrando su corazón.

El texto de Tenconi Blanco roba de los autores y los textos que marcaron la historia de nuestra literatura. Roba para resignificar aquellas palabras, ahora en boca de dos mujeres que cabalgan en pos de su deseo. Palabras históricas ahora en boca de las mujeres, de todas, “estamos adentro tuyo” expresan ellas mientras la música en vivo aumenta su intensidad.

El texto de Tenconi Blanco roba de los autores y los textos que marcaron la historia de nuestra literatura. Roba para resignificar aquellas palabras, ahora en boca de dos mujeres que cabalgan en pos de su deseo.

El dramaturgo y director vuelve a utilizar el recurso de los monólogos, al igual que lo hizo en La vida extraordinaria, también protagonizada por dos actrices (Lorena Vega y Valeria Lois) que aparecían en escena juntas, dialogando, y separadas, hablando en monólogo. Otro recurso que retoma: la música en escena. De nuevo acertadísima para otorgar ritmo y alma a la palabras de las protagonistas.

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En Las Cautivas mensajera y elegida se presentan por separado (excepto en momentos particulares, mágicos, de unión) contando primero su historia, la propia, y después la historia: la de ellas, la de las mujeres, la de la tierra nacional, la nuestra.

Se presenta los viernes a las 19 hs y los sábados y domingos a las 17 hs, en el Teatro La Ribera.



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Las cautivas, de Mariano Tenconi Blanco, una oportunidad para volver al teatro


2 – Una casa llena de agua, de Tamara Tenenbaum: agua en todas partes

La Sirenita es, escribe Tamara Tenenbaum en su nota La diferencia entre enamorarse de un hombre y enamorarse de un mundo, la única princesa que se somete no por un príncipe, sino por su propio deseo. Ariel quiere ser parte de otro mundo, el mundo de arriba, de los terrestres. Y por eso abandona el agua, su voz y su palacio. Así la describe Tenenbaum, años después de escribir el texto dramático de Una casa llena de agua, ahora en cartel, en donde su protagonista, Milena, hace la misma mención a la princesa.

Milena navega, como Ariel, en las aguas de su propio mundo. Un mundo reducido, en escena, a un cuarto de bebé con colores pasteles, muebles blancos, ropita limpia, luces con sombras y música melódica. Un universo pequeño y encerrado que la ahoga, como un mar oscuro, del cual ella busca constantemente escapar. La protagonista es una estudiante de biología, que pasa sus horas libres trabajando como niñera de una beba, Ángeles. Trabaja y estudia para salir de ahí, de ese cuarto, de esa casa, de esa ciudad.

La protagonista es una estudiante de biología, que pasa sus horas libres trabajando como niñera de una beba, Ángeles. Trabaja y estudia para salir de ahí, de ese cuarto, de esa casa, de esa ciudad.

Una casa llena de agua es un monólogo. O más bien, una conversación. Milena le habla a la beba sobre sus deseos, sus romances, sus tragedias. Le habla como La Sirenita le habla a su amigo pez Flanders y, al igual que en la historia de Disney, a donde Milena quiere llegar su pequeña amiga no puede ir.

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La directora, Andrea Garrote, elige explotar al máximo aquél tono aspirante del texto, a su protagonista soñadora, y decide que la nena apodada Angi no esté en escena, ni nada que la represente. Entonces la actriz, Violeta Urtizberea, irá divagando por monólogo y espacio, hablando a la nada, hablándonos a todxs. Las aguas por las que bucea la protagonista de la obra, nuestra Sirenita, son las aguas típicas de la juventud pero también son un reflejo cruel de la realidad, de las realidades, de las distintas realidades marcadas por la diferencia de clase y la desigualdad de género.

Es un texto sólido y blando al mismo tiempo. Es un texto de agua, maleable y profundo, el cual autora, directora y actriz abren para que lxs espectadorxs puedan nadar un rato en otro mundo.

Se presenta viernes y sábados a las 21 hs y domingos a las 19 hs, en El Cultural San Martín.



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Una casa llena de agua, la primera obra de teatro de Tamara Tenenbaum


3 – Vida y obra del doctor Lipovestki, de Shumi Gauto: el musical del off

La violencia es una pequeña criatura, cantan las chicas del Doctor Lipovetsky, con un pianista en vivo acompañándolas. Son sus mujeres, sus pacientes, su esposa, su sirvienta y son suyas, manipuladas y manejadas por el método de este consagrado psicoanalista. El musical, escrito por Shumi Gauto y dirigido por Camilo Polotto, juega con los límites de la perversión y el humor, y también con el límite de lo considerado como teatro independiente.

Porque Vida y obra del doctor Lipovestki es una obra del off, sin serlo. Se reconoce a sí misma como el anti musical, pero fue nominado (tras su temporada de 2019) a tres premios Hugo. Se presenta los martes en una pequeña sala del teatro El Grito, pero con un elenco multitudinario de 8 intérpretes en escena (y siempre a sala llena). Es una pequeña producción, pero cuenta con canciones, coreografías, un texto denso (en el mejor sentido), capaz de hacer reír, llorar y, sobre todo, incomodar.

El musical, escrito por Shumi Gauto y dirigido por Camilo Polotto, juega con los límites de la perversión y el humor, y también con el límite de lo considerado como teatro independiente.

El doctor (Lautaro Bakir) es un psicoanalista, un héroe en soledad (se llama él a sí mismo), un manipulador y un hombre perseguido por las consecuencias de sus propios actos. Su persona, su trabajo, su familia, su obra y su vida son una farsa. La culpa y el temor que él siente se personifican en Marina (Abril Suliansky), su esposa, verdadera dueña y creadora del método con el que Lipovestki trabaja. Él, perverso y oscuro, se aprovecha de la inestabilidad de ella y la sumerge, cada vez más, en un estado de perdición que le permite seguir adjudicándose el éxito de su trabajo.

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La sirvienta del doctor, Chichi (Mariano Saborido), una ucraniana cegada por los encantos de su patrón, lo ayuda a mantener a la esposa encerrada, lejos de las sesiones en las cuales ella quiere, desesperadamente, trabajar. La obra se construye mostrando el interior de esta familia y el interior de las sesiones que Ricardo Lipovetsky tiene con sus (todas mujeres) pacientes. Una actriz famosa, Rita Cortázar (Valentina Baglioni), sumergida en el fracaso de su carrera y traumada por un padre abandónico; Una nueva paciente del doctor que empezará a sospechar del método (Milena Fajn); Y dos hermanas italianas (Miranda Baños Belatti y Anna Fantoni Hayward), una empeñada en desenmascarar al doctor y la otra enamorada y, al mismo tiempo, sometida a los abusos que tienen lugar en el consultorio.

La magnitud de los temas que el texto trata no son abordados con solemnidad, todo lo contrario, Vida y obra del doctor Lipovestky es una comedia y un musical, que juega con la incomodidad del espectador, que hace reír de lo indebido, con personajes perversos

La magnitud de los temas que el texto trata no son abordados con solemnidad, todo lo contrario, Vida y obra del doctor Lipovestki es una comedia y un musical, que juega con la incomodidad del espectador, que hace reír de lo indebido, con personajes perversos (no solo el doctor tiene su cuota de maldad) y canciones pegadizas, interpretadas por su pianista en escena (Santiago Grandone). Una superproducción del off, creada por Shumi Gauto, al mando de Camilo Polotto y protagonizada por un elenco brillante que se permite ser oscuro y trágico, cantando y bailando al mismo tiempo.

Se presenta los martes a las 20:30 hs en el Teatro El Grito.



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Vida y obra del doctor Lipovestki: Un musical particular para volver al teatro


4 – Los miedos, de Ale Gigena: el miedo del abismo

Al entrar en la sala, la banda en vivo (Esmeralda Escalante y Juan Lepo) ya está tocando. Los actores se mueven, hablan y bailan en escena, a medida que el público se acomoda en sus asientos. Desprovistos de toda estructura, la única contención son ellos mismos y el director, Ale Gigena, que se encarga de armar una nueva obra en cada función. En escena, objetos aleatorios: una alfombra peluda, una mesa desordenada, un perchero con gorros y, a un costado, una puerta que no lleva a ningún lado o a todos. Una puerta, sola, que abre y cierra mundos.

Su título hace referencia al temor del abismo, de tirarse, o más bien subirse, a un escenario como a una montaña sin saber cuál será el paisaje. Porque en esta experiencia (mucho más experiencia que obra, mucho más entrega que actuación) lo que importa no es el final, el desenlace, sino todos los nudos que se atan en el camino. Los miedos es una experiencia de (superficialmente hablando) improvisación. Las actuaciones, la música, las luces y la duración varían cada vez. No hay un sólo sábado que sea igual al siguiente, pero cada sábado es una fiesta.

Su título hace referencia al temor del abismo, de tirarse, o más bien subirse, a un escenario como a una montaña sin saber cuál será el paisaje. Porque en esta experiencia (mucho más experiencia que obra, mucho más entrega que actuación) lo que importa no es el final, el desenlace, sino todos los nudos que se atan en el camino.

Ale Gigena guía a sus artistas (gran elenco gran compuesto por Javier Abril, Sofía Brihet, Débora Nishimoto, Camila Peralta, Luciana Lifschitz, María Soldi, Max Suen y muchas veces integrantes invitados). Él no impone, no trae algo nuevo para que ellos lo actúen, sino que es atento a lo que está ahí, latente. Atento a esos cuerpos multicolores que bailan, gritan y crean universos, y los organiza. Los moldea apenas para que los de afuera puedan absorber algo de todo ese arcoíris.

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Los miedos es ir a presenciar la confianza. La confianza plena entre actores que se atajan en propuestas que ellos mismos desconocen; La confianza en músicos que sabrán acompañar, también improvisando, a aquello que aparece: Pero, sobre todo, la confianza en un director que los recibe y los arma, los desarma y los une, los separa y los conduce a donde ellos ya estaba yendo, pero no lo sabían. Todo lo que se puede decir de Los miedos es amorfo y libre, como ellos y su creación.

Se presenta los sábados a las 22:30 hs en el Teatro El Grito.



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Los miedos, una experiencia inédita para volver al teatro


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