Teatro y pandemia: ¿cómo se reinventan las clases de actuación y las obras?

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Clases virtuales, propuestas online a la gorra, experiencias telefónicas o por Zoom en vivo, son solo algunos ejemplos de la capacidad de reinvención del arte, el fiel (aunque para muchos invisible) compañero durante la cuarentena. Ale Gigena, Shumi Gauto y Max Suen, artistas y profesores de teatro, proponen repensar las alternativas para sobrellevar estos tiempos, la necesidad de rescate de la cultura independiente y los proyectos artísticos nacidos en épocas de aislamiento social.



Teatro y pandemia: el lugar del cuerpo

Cuerpos, contacto, voces, movimiento y libertad son los condimentos esenciales para llevar adelante una clase de teatro, sin embargo, todos son, en verdad, secundarios frente al verdadero elemento del entrenamiento actoral: personas. Mucha gente junta, cerca y en contacto permanente. Parece ser entonces que nos chocamos con la receta más difícil de seguir de todas las que nos propusimos hacer en cuarentena: ¿Cómo enseñar actuación desde un dispositivo? ¿Cómo actuar sin tocarse? ¿Cómo llevar adelante una acción colectiva sin gente?

En principio, parecería imposible reemplazar aquel espacio que nos enseña a ser libres; es inviable pensar en entrenar la libertad desde el encierro, pero la inagotable necesidad del entrenamiento actoral trajo consigo la creación de clases y seminarios de actuación virtuales.

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“¿Es una forma de reemplazar lo presencial? No, de ninguna manera, lo presencial es irremplazable”, dice Shumi Gauto (creadora de Vida y Obra del Doctor Lipovetski) en diálogo con La Primera Piedra, quien destaca que mientras tanto es una herramienta que funciona, al menos, para calmar el anhelo. Además, Shumi explica algunos beneficios que trae la virtualidad, como la posibilidad de incluir alumnos que residen en el exterior, motivo por el cual planea mantener (en un futuro pospandémico) ambas modalidades de enseñanza.

Shumi Gauto explica algunos beneficios que trae la virtualidad, como la posibilidad de incluir alumnos que residen en el exterior, motivo por el cual planea mantener (en un futuro pospandémico) ambas modalidades de enseñanza.

Quizás sea necesario entonces, alejarse de la siempre presente comparación, ahora protagonista de todas nuestras actividades. Debemos soltar la tendencia a comparar la vida presencial con la virtual, acción que solo encierra el apego por las actividades pasadas. En el presente, las clases de actuación son virtuales y funcionan, sobre todo por el deseo de los alumnos de seguir en contacto y por el incansable esfuerzo del colectivo de profesores, el cual (como la mayoría de las áreas culturales) no tiene la visibilidad que le corresponde.

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Teatro y Pandemia

Teatro y Pandemia


El PIT (Profesores Independientes de Teatro) es un colectivo que se organizó cuando comenzó la cuarentena, previendo las dificultades que tendrían que sortear y que, efectivamente, llegaron. Este conjunto de profesores, dedicados a la poco reconocida tarea de enseñar teatro, busca estar incluido dentro de la agenda del Gobierno de la Ciudad.

“El último censo registró más de 800 docentes y más de 24000 alumnxs, sin duda es una problemática que afecta a muchas familias” cuenta Ale Gigena (director de Los Miedos y profesor de teatro) a esta reivsta, remarcando la inmensa comunidad que participa en este proceso de aprendizaje. El colectivo PIT busca organizarse para avanzar en el primer protocolo que permita volver a los ensayos y las clases.

“El último censo registró más de 800 docentes y más de 24000 alumnxs, sin duda es una problemática que afecta a muchas familias” cuenta Ale Gigena

Mientras tanto, se continuará transitando estas alternativas que funcionan como una posibilidad de seguir haciendo y aprendiendo arte. Sin la intención de reemplazar nada, estas modalidades intentan mantener vivo el fuego cultural: una llama colectiva a la que gran parte de la sociedad apuesta y que sigue, aun desde el encierro, apreciando su calor. Sin embargo, el conflicto central no está únicamente en encontrar nuevos caminos por donde transitar el arte; a ese, los artistas se vienen enfrentando desde tiempos inmemorables; el verdadero problema parece venir desde otro sector: el político.

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Teatro y Pandemia

Teatro y Pandemia


Emergencia Cultural: el lugar del teatro independiente en la Ciudad de Buenos Aires

En las pasadas semanas se lanzó la campaña Emergencia Cultural BA, la cual nuclea a trabajadores de distintas áreas culturales y exige la implementación de políticas públicas que ayuden a la cultura independiente de la Ciudad de Buenos Aires. Es tiempo de preguntarse entonces: ¿Estas necesidades nacen en el contexto de pandemia o son, en verdad, los mismos reclamos de siempre, más visibilizados?

Max Suen (creador de *31 # y profesor de actuación) expresa a La Primera Piedra: “Lo irónico es que después, cuando se hace el FIBA o cuando se tiene que promocionar a Buenos Aires, todo el tiempo se acude a la cultura independiente… entonces, el conflicto solamente se devela, no es que existe por la pandemia.”

“Lo irónico es que después, cuando se hace el FIBA o cuando se tiene que promocionar a Buenos Aires, todo el tiempo se acude a la cultura independiente… entonces, el conflicto solamente se devela, no es que existe por la pandemia”, expresa Max Suen

Hasta que la respuesta por parte del sector político llegue, el arte independiente debe encontrar, como siempre, formas de subsistencia. Desde el corazón del reclamo, Ale Gigena plantea a estas nuevas alternativas como una protección: “No se está saliendo adelante, creo que se está resistiendo”.

Estas opciones de rescate son variadas, las obras filmadas ofrecidas online, las muestras de arte realizadas a través de videos y algunas salas independientes de teatro encontraron, incluso, una forma de resistencia vendiendo vestuario o abriendo las puertas de su sector gastronómico.  “Vamos a salir adelante cuando esto termine y no haya salas de teatro cerradas post pandemia. Si un centro cultural o teatro cierra, entonces nadie salió adelante”, dice Gigena.

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Batallando desde los lugares más olvidados por el Gobierno de la Ciudad (pero los más presentes por el público), el arte sigue dando pelea con resultados positivos. En una primera etapa de la pandemia, los sectores de arte independiente se dedicaron a revivir experiencias presenciales, en las cuales la innovación estaba en el formato virtual. Espacios como Timbre 4 y Sala Nün brindaron una cartelera online de sus obras y el público colaboraba a la gorra virtual.

La verdadera reinvención llegó en esta etapa más actual de la pandemia, en la que el arte independiente se dedicó a crear nuevas experiencias, en lugar de revivir las conocidas. *31 # es una obra telefónica nacida en pandemia, creada por Max Suen, Almudena González y Naomi Stein. Se trata de una experiencia que encuentra el balance perfecto de la no comparación: mantiene el factor del teatro en vivo, fundamental, pero innova en todo lo demás, adaptándose a las condiciones de vida del momento. El proyecto cuenta con 3 obras en cartel, un elenco de actores que se agranda progresivamente y una cuarta apuesta que llegará próximamente. Además, fue ganador del Concurso Nacional de Artes Performáticas en Entornos Audiovisuales, del Instituto Nacional de Teatro, y se pueden conseguir entradas, a la gorra, por Alternativa Teatral.

La verdadera reinvención llegó en esta etapa más actual de la pandemia, en la que el arte independiente se dedicó a crear nuevas experiencias, en lugar de revivir las conocidas.

Otra experiencia innovadora pero, esta vez, con el recurso audiovisual es Cuarta Pared (@cuarta_pared). Recreando el concepto de sala de teatro independiente, Cuarta Pared posee, en vez de un espacio físico, una cuenta de Zoom y en cartel, en vez de obras, experiencias cortas realizadas por esta plataforma. Actualmente cuenta con 3 apuestas los domingos a la noche y las entradas son a la gorra.

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A pesar de su constante creatividad, el teatro, que encierra tanto a los proyectos para la audiencia como clases para los alumnos, necesita un rescate. Aunque la lucha para encontrar nuevas formas de resistir siga (y seguramente sean halladas), es ingenuo pensar que la resistencia podrá ser sobrevivir solo por el aprecio a la actividad colectiva y el anhelo al hecho artístico: la cultura está en emergencia y para salvar tanto a sus maestros como a los creadores de proyectos, se necesita la apoyo del sector político.


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