Teatro independiente: tres obras que reclaman por el aborto legal

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A horas de que comience el debate por la Ley de interrupción voluntaria del embarazo y el aborto legal en Argentina, y en una sociedad en donde aún los cuerpos de las mujeres se ven sometidos a la elección de alguien más, el silencio parece ser el verdadero opresor. Me decís de mañana, La niña vergüenza y La mujer puerca, son tres obras en las que las mujeres gritan todo aquello que fue silenciado.



Me decís de mañana, dirigida por Cesar Brie, ocurre en un baño o, mejor dicho, en un refugio. Dos amigas de toda la vida hablan de lo extraordinario y lo cotidiano, desde adentro de una bañadera o sentadas en el inodoro. En aquel espacio íntimo logran conmover, a través de un relato que desenmascara los horrores más profundos del patriarcado. ¿Desde dónde más sino, si su libertad es reprimida y sus acciones ilegales? ¿Cómo hablar si todo debe ser callado?

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El relato comienza en la niñez y habla de las madres y los padres, de la primera depilación y los pelos encarnados, de las primeras amistades y las primeras menstruaciones. De todo mezclado, como en la vida. Historias entrelazadas que las dos protagonistas (Vera Dalla Pasqua, Florencia Michalewicz, quienes también son autoras del texto) cuentan al público y, a la vez, entre ellas. Es una creación constante con frases cortas que avanza en el tiempo a través de experiencias de vida en el desarrollo de una mujer.

Me decís de mañana es un relato tierno de los deseos de dos mujeres que se sobreponen a una sociedad que las reprime y las calla. Que logran ser madres, trabajadoras, aborteras, bailarinas, amigas y mucho más, siempre soñando con un mañana mejor.

Las dos niñas crecen y los personajes de sus relatos cambian también: las peleas familiares que parecían caprichos se corporizan en madres depresivas y padres ausentes, la hegemonía las ataca y se convierte en trastornos alimenticios y la represión patriarcal inunda el espacio en forma de aborto clandestino.  “Tu embarazo es un cáncer que te invade el cuerpo” le dice a una su novio. Ella, que quería ser madre, decide abortar. No, no decide, la empujan. La clandestinidad silencia el dolor y cualquier consecuencia posterior al procedimiento, y ambas amigas deberán atravesar juntas (y solas porque el novio escapa) el trauma del encubrimiento.

Me decís de mañana es un relato tierno de los deseos de dos mujeres que se sobreponen a una sociedad que las reprime y las calla. Que logran ser madres, trabajadoras, aborteras, bailarinas, amigas y mucho más, siempre soñando con un mañana mejor.

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aborto legal

Me decís de mañana, una obra por el aborto legal


En La niña vergüenza, una mujer vuelve a la casa de su infancia, ubicada en un pueblo. A medida que se reconecta con lo material, su mente también viaja hacia los recuerdos de su niñez y los trae al presente para introducir a los espectadores en un viaje en el tiempo. Todo sucede través del relato de la narradora y protagonista, quien también es autora de la obra: Manuela Amosa.

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Su historia es también la de su madre, que es también la de las mujeres pasadas de su familia y la de muchas mujeres, de todas partes del mundo: un pasado de opresión y violencia. Aquellos recuerdos con los que debe cargar su cuerpo representan, a su vez, el peso de un cuerpo que no puede decidir. Un cuerpo que no pertenece a su dueña. A medida que avanza el relato, aquél apodo que arrastra la protagonista cobra sentido y se explica. O, en verdad, se interpreta por quienes son espectadores de la obra. Lo silenciado grita, lo encubierto sale a la luz y la Niña Vergüenza, una hija sin nombre, encuentra una identidad revolviendo su pasado.

En La niña vergüenza, producto de una violación, aquella niña crece encerrada en una sociedad que la expone y la desprecia. Una que también fuerza a la madre a parir, a pesar de no desear la maternidad

Producto de una violación, aquella niña crece encerrada en una sociedad que la expone y la desprecia. Una que también fuerza a la madre a parir, a pesar de no desear la maternidad, y que sentencia entonces el nacimiento de una nena sin nombre, hija de una mujer sin poder de decisión.

¿Cómo se cuenta la historia de una violación sobre el escenario, cómo se logra volver en el tiempo a través de palabras, cómo puede tener tanta fuerza e identidad alguien sin nombre? La creadora de la obra construye la narrativa a través de objetos, espacios, olores, apodos. Los muebles y utensilios (vasos, platos, etc.), con los que la protagonista se reencuentra en su casa, se transforman en lugares y personas, y logran develar aquello que permanece, hasta aquél momento, encubierto.  El pasado silenciado que pide a gritos salir es el verdadero protagonista de La niña vergüenza. Una identidad, soslayada por los habitantes de un pueblo en medio del campo, que necesita salir a la luz y dar vida a una mujer que permanece perdida. Una mujer que necesita otorgarse, a ella misma, un nombre.

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aborto legal

La niña vergüenza, una obra por el aborto legal


En La mujer puerca, de Santiago Loza, el único deseo de la protagonista es ser santa. Por esto, ella somete a su cuerpo para conseguir aquél título inexistente. La antigua culpa católica, el sufrimiento como camino obligatorio para la recompensa, el cuerpo oprimido de la mujer y el deseo sexual femenino se entremezclan en este monólogo, maravillosamente actuado por Valeria Lois.

La mujer puerca pasa su vida entera buscando aprobación. Una felicidad y aceptación inalcanzables que ella misma pone en manos de la iglesia, pero que en verdad representa la frustración que genera el patriarcado. Aquella mujer que no puede ser santa porque busca el placer es también la mujer que no puede cumplir con los estereotipos porque quiere comer, la que no puede vestirse como desea porque es inseguro, la que no puede hablar porque se hizo un aborto clandestino.

La mujer puerca es una crítica a la opresión de la Iglesia, la cual también se manifiesta en el largo y difícil proceso de la legalización del aborto. Es un desprecio a esta Institución que se cuela en la política y que reprime, desde arriba, los cuerpos femeninos.

Esta puerca, mujer pecadora, encarna a todas las mujeres que no son lo que la sociedad patriarcal quiere que la mujer sea. La protagonista logra ser todas en una: la culposa que mató a su madre en el parto, la problemática con figura paterna ausente, la religiosa criada por su tía, la católica que persigue al espíritu santo en palomas blancas. Es, también, la que busca el placer a oscuras y la que se obliga a callar su deseo, ¿Cómo podría ser santa si se le escapa la sexualidad? ¿Cómo puede llegar a la santidad si toma control de su propio cuerpo, en vez de donárselo a Dios?

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La mujer puerca

La mujer puerca, una obra por el aborto legal


La mujer puerca también es un fiel reflejo de un cuerpo que no pertenece a su dueña. Un cuerpo que se sienta en una pequeña silla y le habla al público, inquieto e incómodo, apretado en un suéter rosa y un peinado ajustado. Un cuerpo que se sacrifica en vida para después redimirse en santidad. Un cuerpo que respira para alcanzar los estándares de una institución que lo rechaza y lo flagela.  Este unipersonal es una crítica a la opresión de la Iglesia, la cual también se manifiesta en el largo y difícil proceso de la legalización del aborto. Es un desprecio a esta Institución que se cuela en la política y que reprime, desde arriba, los cuerpos femeninos.

Con puestas austeras, los escenarios se ven colmados por palabras que denuncian una sociedad opresora. Aquellas actrices, que agitan el pañuelo verde al terminar la función, encarnan en sus personajes una realidad exterior que se presenta con ellas en cada función.

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Estas obras demuestran la importancia de incluir a la militancia feminista en el arte y la necesidad de una sociedad que permita, a toda su población, tomar el control sobre su propio cuerpo. Las marchas por la igualdad de género y los derechos de la mujer también se caminan en una sala de teatro, apoyando este tipo de proyectos. Una deuda pendiente que escupe fuego desde las tres propuestas: el aborto legal, seguro y gratuito.


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