El recorte del Conicet: la ciencia como un gasto innecesario en tiempos de Macri

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Investigadores y becarios del Conicet mantienen desde el día lunes la toma pacífica del Ministerio de Ciencia y Tecnología ante el recorte presupuestario del 60%, que dejó fuera del organismo a casi 500 científicos. Si bien desde el gobierno se niegan las consecuencias que esto puede traer para el área, la decisión pone de manifiesto una política que desconoce la importancia de la ciencia y educación como espacios fundamentales para el desarrollo del país.


“Vamos a continuar con los avances en el Conicet. Los necesitamos para ser parte de la sociedad de conocimiento”. Otra promesa de Mauricio Macri durante la campaña presidencial que terminó de derrumbarse el pasado viernes 16 de diciembre. Ese día se conocieron los resultados de la Convocatoria a la Carrera de Investigador Científico 2016 del Conicet. Los números fueron directos, igual que el recorte. Por falta de presupuesto, de los 874 investigadores aprobados, sólo 385 ingresarán a la planta permanente del organismo, junto con otros 80 provenientes del exterior. Esto implica el despido de 489 científicos que quedaron afuera, a pesar de haber sido recomendados para continuar con su trabajo.

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Por falta de presupuesto, de los 874 investigadores aprobados, sólo 385 ingresarán a la planta permanente del organismo, junto con otros 80 provenientes del exterior. Esto implica el despido de 489 científicos que quedaron afuera, a pesar de haber sido recomendados para continuar con su trabajo.

De acuerdo al ministro de Ciencia y Tecnología, José Lino Barañao, el número de ingresantes durante los años anteriores era “insostenible”,  declaración que le da la espalda a la política que él mismo impulsó tres años atrás.  En 2013, el titular de la cartera, único ministro que se mantuvo luego del cambio de gobierno, había aprobado el Plan Argentina Innovadora 2020. El objetivo era renovar la planta de investigadores hasta llegar a un total de 15 mil, por medio de un crecimiento del 10% anual que, hasta ahora, se venía cumpliendo de forma sostenida. De acuerdo a los científicos del Conicet, la cifra de 930 ingresantes del año 2015 coincide con esta evolución progresiva, sin que represente ninguna anormalidad, tal y como se sostiene desde el gobierno.


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Foto: La Voz del Interior


El ajuste del 60% implica, además del despido de cientos de trabajadores, una disminución en los fondos para la adquisición de insumos fundamentales, muchos de ellos importados. Ante la falta de equipos e investigadores que son expulsados por el mismo sistema estatal que posibilitó su formación, peligra la continuidad de numerosos proyectos y carreras científicas fundamentales en el desarrollo del país. En estas condiciones, es difícil imaginar un Conicet que crezca “de manera sostenible”, tal como pronostica Mario Quintana, el vicejefe de gabinete. En vez de eso, parecería perfilarse una reestructuración orientada al sector privado y hacia una ciencia chica y ordenada.

El ajuste del 60% implica, además del despido de cientos de trabajadores, una disminución en los fondos para la adquisición de insumos fundamentales, muchos de ellos importados. Ante la falta de equipos e investigadores que son expulsados por el mismo sistema estatal que posibilitó su formación, peligra la continuidad de numerosos proyectos y carreras científicas fundamentales en el desarrollo del país.

A pesar de que Barañao niega el ajuste, el presupuesto destinado al Ministerio de Ciencia y Tecnología es insuficiente en el contexto inflacionario. Serían necesarios unos 4 mil millones de pesos más que lo destinado para que el sector no caiga del 1,53 al 1,34 en términos de su participación en el PBI. “No hay ningún país que, con un 30 por ciento de pobres, esté aumentando el número de investigadores”, sostiene el ministro ante las protestas. Al parecer, el desarrollo de la ciencia es concebido como un costo para la pobreza, a diferencia de los beneficios brindados a los sectores empresarios más concentrados de la economía.

Con el reclamo de científicos, investigadores y docentes están en juego cientos de puesto de trabajo, pero también, el lugar que la producción de conocimiento tiene en el país. Las posibilidades de desarrollo de la ciencia y la educación, junto a las perspectivas que, ahogadas por la reducción presupuestaria y la falta de recursos, van quedando al servicio de los sectores mercantiles del poder.


Foto de portada: Los Andes

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