¿Por qué escuchamos a Stevie Wonder? – Volver a un genio popular

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A través de un libro en clave ensayística, Edagrdo Scott propone un recorrido personal por la obra de uno de los grandes animadores y compositores de la música popular cuando todavía existían las audiencias masivas. Para escuchar con auriculares y conocer más detrás de la leyenda de Stevie Wonder a 70 años de su nacimiento.



La tarea de abordar a los artistas que dejaron su huella dentro de la cultura popular no es nada fácil. Esos iconos que nacen ya en un póster o que se ganan su lugar de leyenda tras acompañarnos en diferentes etapas de nuestras vidas como banda sonora, muchas veces parecen inabarcables. En ese sentido, la colección «Por qué escuchamos a…» de Gourmet Musical propone un acercamiento personal de diferentes autores para encontrar nuevas perspectivas detrás de las figuras que encandilas. Por qué escuchamos a Stevie Wonder, de Edgardo Scott es una excelente oportunidad para revisitar la obra del músico que hoy cumple 70 años.

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«La infancia es una producción y reproducción permanente. También musical. Diría, incluso, sobre todo musical. Por eso la nostalgia ingobernable a la que tanta gente sucumbe, escuchando toda la vida música que escuchó en la infancia, a lo sumo en la adolescencia«, señala el escritor argentino en la introducción del libro, advirtiendo el vínculo sentimental que lo une a a obra de Stevie Wonder. En esa misma línea, va a encarar la producción musical de una máquina de componer hits en la era dorada de la música popular, antes de que fragmenten las audiencias con la llegada de Internet, con una postura clara: «Stevie Wonder es un clásico. Y una caricatura, también. Esta fase de la Historia nos vuelve a todos un poco caricaturescos, toma nuestros tics y los explota y los explota, y olvida el resto, desecha el resto». 

Stevie Wonder es un clásico. Y una caricatura, también. Esta fase de la Historia nos vuelve a todos un poco caricaturescos, toma nuestros tics y los explota y los explota, y olvida el resto, desecha el resto». 

Stevland Hardaway Morris, nacido en Michigan en 1950, logró vender más de 100 millones de discos a lo largo de su carrera. La ceguera que lo acompañó desde su nacimiento, no le impidió ganarse el mote de «prodigio» desde chico y tocar diferentes instrumentos. Con más de dos docenas de Grammys en sus bolsillos, ¿cómo volver a revisitar su carrera? La propuesta de Scott parece encontrar un nuevo ángulo: la introspección al pasado y el análisis crítico a la nostalgia que puede edulcorar algunos comentarios.



Stevie Wonder

Por qué escuchamos a Stevie Wonder (Gourmet Musical, 2020), de Edgardo Scott


Tal es el caso de la tristemente célebre colaboración entre Stevie Wonder y Paul McCartney con «Ebony & Ivory», una canción que privilegió el mensaje de igualdad racial de la época a la obra en sí. Dice Scott: «En estos casos, más allá de los agentes y representantes y productores siempre pienso y recurro a los amigos. ¿No había ningún amigo que los detuviera, que les dijera no, muchachos, no hagan eso en sus casas?». Sin embargo, Scott sabe ver el bosque más allá del árbol: «Un mal día lo tiene cualquiera; una mala decisión, un error, también»

Ahora bien, Stevie Wonder es «uno de los integrantes del ejército del amor», frase que usó para referirse a Prince tras su fallecimiento en 2016. Y el recorrido a través de su repertorio musical da cuenta de eso. Se puede pensar en «You are the sunshine of my life«, la canción grabada por decenas de artistas. Al respecto, Scott reflexiona: «Posiblemente la clave de lectura esté en sunshine. Stevie, que nunca pudo ver el brillo del sol, sabe de esa palabra, de su sentido, valor y metáfora, sabe de su misterio, es decir, de su música». 

Stevie Wonder es «uno de los integrantes del ejército del amor», frase que usó para referirse a Prince tras su fallecimiento en 2016

Otro ejemplo es la inevitable «Isn’t she lovely?», canción que seguramente esté sonando en nuestra cabeza cada vez que leemos el nombre de Stevie Wonder. El acercamiento de Scott a ese tema tan escuchado, es uno de los grandes momentos de este libro: «La inocencia todavía nos desconcierta. Por el mero hecho de su existencia. Y hay en esa canción una manifestación de la gracia de la inocencia». Poco más adelante, destaca: «Pero siempre la canción aparece; y si sonríe durante un segundo, corta, interrumpe, neutraliza el mal: la estupidez, la monótona sucesión, la ignorancia». El poder de la música, haciendo mella en nuestro ánimo.




Por último, podemos detenernos en otro de los grandes hits del músico estadounidense: «Part time lover». Scott vuelve a uno de los esenciales de Stevie Wonder a través del cariño y el hastío, algo que suele suceder con esas canciones que no paramos de escuchar en un momento. De la reproducción constante al salteo en discos compilatorios, la música siempre está esperando por nosotros para encontrarnos desprevenidos y jugar con nuestros recuerdos. El propio músico, citado por Scott, ha llegado a definir que «la música, en su esencia, es aquello que nos da memoria. Y cuanto más tiempo una canción haya durado en nuestras vidas, más recuerdos tenemos de ella». 

Por qué escuchamos a Stevie Wonder, entonces, es esa suerte de excursión introspectiva hacia la relación singular que hay entre una vida y un artista. Por suerte, esas experiencias, bien contadas, se convierten en universalizables y es lo que sucede con el libro de Scott. Con Stevie Wonder, el ritmo está garantizado para ese largo viaje que implica meterse en la ruta del pasado. 


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