Amor a la carta

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Amor a la carta comienza mostrando el particular sistema de almuerzos que existe en India. Las esposas preparan la comida cada día y la guardan en unas latas apilables que le entregan a un repartidor en bicicleta: él se encarga de ir a cada puesto de trabajo a llevarles el almuerzo a los trabajadores. Una vez pasada la hora de comer, retiran los envases vacíos y se los devuelven a las mujeres puerta a puerta. Si ellas reciben los envases completamente limpios, lo toman como una señal positiva: han logrado cumplir las expectativas de sus maridos. A pesar de lo organizado del sistema, un día un almuerzo llega a manos incorrectas. En una ciudad como Bombay, donde viven más de 14 millones de personas, 2 entrelazan sus caminos por casualidad a través de la comida. Y, a partir de allí, sus vidas no volverán a ser iguales.

La historia es protagonizada por Ila (Nimrat Kaur), una mujer casada que intenta recuperar el amor de su marido mientras cuida a su pequeña hija y por Saajan Fernandes (Irrfan Khan, a quien pueden haber visto en Una aventura extraordinaria y ¿Quién quiere ser millonario?), un hombre viudo cerca de la jubilación que pierde más tiempo parado en el transporte público que divirtiéndose en su tiempo libre. Cuando el almuerzo de Ila llega por error a manos de Saajan, comienza entre ellos una peculiar relación por carta que los unirá en una ciudad llena de desconocidos. Con el poder de la palabra manuscrita crece la confianza entre estos dos personajes que se cuentan sus temores, sensaciones y sueños en esos pequeños pedazos de papel escondidos en las latas del almuerzo. Esa confianza los ayudará a repensar aspectos de su vida con los que no estaban de acuerdo e intentar cambiarlos.

La película se destaca por sus diálogos reflexivos sobre la vida en la ciudad, la vejez y el amor que se encarnan en la voz en off que suena detrás de cada carta. Es un film emotivo que tiene también momentos de comedia, especialmente a través del personaje de Shaikh (Nawazuddin Siddiqui), un simpático hombre que debe reemplazar a Saajan después de su jubilación y que lo ayudará a ver la vida de otra manera. La fotografía de la película muestra a una ciudad gris, monótona y concentrada en la que no hay lugar para la intimidad. Pero luego la historia se empeña en demostrarnos lo contrario. Una película muy recomendable para quienes piensan en los encuentros casuales y el poder de la palabra escrita (y de la comida rica, también). O para quienes creen que el tren equivocado puede llevarlos al lugar correcto.

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