Un accidente, un vínculo que se construye para atravesar un duelo y rearmar los recuerdos que no se llegaron a compartir. En Viudas jóvenes (Alquimia, 2023), la primera novela de Tamara Grosso, encontramos una historia perspicaz y punzante que la narra la manera de convivir con la ausencia, pero también de enfrentarse a una sociedad donde el poliamor puede ser igual de tabú que la muerte.
“Mi mamá dice que somos viudas jóvenes”, comenta una noche la protagonista. Se lo cuenta a Mora, en la casa donde viven juntas, la casa que antes era solo suya y que ahora comparte con la novia de Juan, su novio muerto. La primera novela de Tamara Grosso concentra todo eso: atravesar un duelo, construir un vínculo con el que revisitar recuerdos e imaginar los que no se tuvieron. Y todo entre amistades y familiares para quienes la muerte y el poliamor pueden resultar igual de tabú en una conversación entre tazas de café.
La primera novela de Tamara Grosso concentra todo eso: atravesar un duelo, construir un vínculo con el que revisitar recuerdos, e imaginar los que no se tuvieron. Y todo entre amistades y familiares para quienes la muerte y el poliamor pueden resultar igual de tabú en una conversación entre tazas de café.
Mediante una escritura fluida, la autora presenta diferentes escenas: diálogos que se interrumpen y se vuelven a retomar, cenas que se acuerdan solo con gestos y películas que no se terminan de ver. Rutinas que se arman y desarman, que se balancean entre el silencio y conocer todo lo que una no sabe de la otra, pero sobre todo, lo que ambas no saben de Juan. Lo que la protagonista llama el “pasado en común”. ¿Quién era él en su ausencia? ¿Quién, en compañía de otra persona? “Es un relato en que las dos somos parte y ahora solo podemos reconstruir entre nosotras. Creo que en el fondo seguimos juntas para eso”. Un hilo invisible que tira de las dos, que las mantiene unidas por una experiencia que es tan única como – casi – secreta.
Viudas jóvenes (Alquimia Ediciones, 2023), de Tamara Grosso
“¿Estamos juntas?”, se pregunta la protagonista respecto de Mora. Un interrogante que se hace a ella misma, despierta y en sueños, en situaciones hipotéticas donde, para cada una, tiene una respuesta distinta, una que trata de dilucidar a lo largo de la historia. Entre la tristeza, las dudas y las inseguridades, hay un lugar que crece, de a poco, para el cariño y el deseo, que abona el terreno para una sinceridad profunda y punzante.“Cuando me veía con Juan, yo me imaginé un par de veces que te morías”, confiesa un día Mora. Uno de los tantos aciertos de esta novela: mostrar las complejidades de los vínculos, las contradicciones que conviven y el camino recorrido entre la crueldad y la ternura, el egoísmo y el amor.
Uno de los tantos aciertos de esta novela: mostrar las complejidades de los vínculos, las contradicciones que conviven y el camino recorrido entre la crueldad y la ternura, el egoísmo y el amor.
Pero avanzar a lo largo de este libro no es solo ver cómo dos personas encuentran compañía y refugio en la extrañeza, sino también conocer las formas que adopta el duelo en lo colectivo y en lo individual. Lo que no se dice ante las amistades, lo que finalmente no puede ocultarse y sale, en forma de risa, de llanto, de vómito. Lo que pasa por la carne y por los huesos. Por ejemplo, puede leerse: “El cuerpo me cambió en estos meses. Se volvió más huesudo y anguloso. A veces pienso que esa forma punzante es la única manera de atravesar esos silencios tensos que todavía se forman en las habitaciones cuando entro”.
Viudas jóvenes tiene un ritmo magnético, como una ventana que se va ampliando y nos atrae hacia los distintos ambientes de ese departamento, donde somos espectadoras y espectadores de descubrimientos que muestran cómo aprender nuevamente a habitarse, a habitar un nuevo espacio y un nuevo vínculo después de la tragedia. Una historia fresca y atrapante de principio a fin.
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