«Siluetas», un relato inédito en español de Katherine Mansfield

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El universo literario de Katherine Mansfield (pseudónimo de Kathleen Beauchamp) se sigue expandiendo y así lo demuestra el reciente trabajo realizado por Eterna Cadencia, en donde Eleonora González Capria seleccionó y tradujo textos basándose en más de 4000 páginas de fuentes primarias. La recopilación incluyó el material de más de 50 cuadernos escritor por la autora neozelandesa, junto a su correspondencia completa, publicaciones en revistas y diarios y papeles sueltos. A continuación, el relato «Siluetas», inédito hasta el momento en español y que forma parte de Sopa de ciruela



«Siluetas», de Katherine Mansfield

Es de noche y hace mucho frío. Desde mi ventana, el laurel salvaje, en esta media luz, parece cargado de nieve. Se mueve lánguido, despacio, hacia atrás y adelante, y cada vez que lo miro, una dulce melodía floral me inunda la mente. 

Contra el cielo perlado se recortan las grandes colinas cubiertas de aulagas, leoninas, de una magnificencia agreste. El aire enmudeció con la llovizna silenciosa, pero del árbol de karaka llega el canto trémulo de un pájaro. 

En la avenida tres niños agazapados bajo un árbol fuman cigarrillos. No hacen ni el más mínimo ruido y, aunque tienen terror de que los descubran, su actitud derrocha desparpajo. Y flota en el aire el humo gris: su incienso, fuerte y perfumado, viaja hasta el Gran Dios de lo Prohibido. 

Dos hombres pasan caminando por la avenida, enfrascados en una charla. En la casa de enfrente se dibujan cuatro hermosos cuadrados de luz dorada. Mi dormitorio está prácticamente a oscuras. Me asusta la cama, de tan larga y blanca. Y la borla que cuelga de los postigos se mueve como un péndulo. Me cuesta creer que no está viva. 

Crece y crece la oscuridad. Los niños, entre risas estridentes, ya se alejaron de la avenida. 

Y a mí, que estoy asomada a mi ventana, sola, con la mirada perdida en la penumbra, me asalta un deseo febril por todo lo oculto y prohibido. Quiero que llegue la noche, y me bese con su boca ardiente, y me lleve de la mano por un crepúsculo color amatista hasta el jardín donde crece la gardenia blanca… 

El laurel salvaje se mueve lánguido, despacio, hacia atrás y adelante. Se oye el rumor sordo y pesado de los relojes que suenan a lo lejos, y mi dormitorio es todo oscuridad y vacío, excepto por la cama fantasmal. Imagino que descansar ahí, inmóvil y muda, pasivamente fría, podría resultar aterrador, pero fascinante.

Traducción: Eleonora González Capria

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Katherine Mansfield

Sopa de ciruela (Eterna Cadencia, 2022), de Katherine Mansfield con traducción de Eleonora González Capria.


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