¿Madre hay una sola?: tres libros sobre las maternidades

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Las madres son las protagonistas de incontables ficciones y, para celebrarlas en su día, elegimos tres novelas de autoras mujeres en las que el tema es abordado de formas distintas. Ficciones escritas y narradas por mujeres que desmitifican, cada una a su manera, el rol de madre. Litio (Malén Denis), en donde aquella figura aparece como el recuerdo de una madre oscura; Transradio (Maru Leonhard), que cuenta sobre una madre muerta que viene a invadir el presente de la protagonista; Estás muy callada hoy (Ana Navajas), en donde una mujer habla, en primera persona, sobre cómo a pesar de tener hijos, las madres son las protagonistas de sus propias vidas.



Litio (Concreto editorial, 2019), de Malén Denis,  es una carta al primer amor, narrada en primera persona con total crudeza. En esa narrativa, a la vez precisa y conmovedora, la protagonista cuenta, siempre dirigiéndose a aquella figura de un amor pasado, acerca de su vida actual. Un presente interrumpido por sueños y recuerdos de una madre que se aparece, desde el pasado, para vencerla a cada paso. Litio es también, una mudanza. La protagonista de la historia se muda a una casa ajena, habitada únicamente por gatos.

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A lo largo del libro se hace presente otra figura maternal de la novela: la gata que acaba de parir y cuida de sus crías. Protectora y feroz, no permite que la nueva residente, la intrusa, se acerque a sus bebés. Con desesperados intentos frustrados por conectar con los animales, lo único vivo que encuentra en ese nuevo hogar, ella encuentra cara a cara con su propia historia.

Las figuras maternas en Litio se presentan casi como las antagonistas en la novela. Primero, aquella gata feroz que ataca, literalmente, a la narradora, imposibilitándola de conectar con algo vivo. Luego, su propia madre, quien también la ataca y le impide conectarse, en este caso, con su propia vida.

Es en ese pasado, la otra trama que avanza con el correr de la novela, en donde la narradora se enfrenta con su madre. Lejos de ser una fiera protectora de su hija, esta es recordada por experiencias traumáticas, cargadas de oscuridad. Con anécdotas violentas que atacan en sueños, las historias de una crianza desafortunada van dando forma al presente de una protagonista atascada en adicciones, en un hogar ajeno, en un amor perdido y en una madre sombría.

Las figuras maternas en Litio se presentan casi como las antagonistas en la novela. Primero, aquella gata feroz que ataca, literalmente, a la narradora, imposibilitándola de conectar con algo vivo. Luego, su propia madre, quien también la ataca y le impide conectarse, en este caso, con su propia vida.



Malen Denis Litio

Litio, de Malén Denis, en su publicación argentina y española.


En Transradio (Cía Naviera Ilimitada, 2020), de Maru Leonhard, la figura materna también vive en recuerdos. Isabel, la protagonista de la novela, vuelve al pueblo de su infancia para huir de la ciudad en la que ahora reside y para lograr enfrentarse, de una vez por todas, con un trágico pasado. Al habitar la casa en donde creció, Isabel se transforma en la niña que era cuando vivió allí, una que jugaba con la tierra, chapoteaba en la lluvia y que estaba en constante compañía de su mamá. Ahora, esa compañía estará igual de presente, pero desde su imaginación.

Transradio tiene, en verdad, dos figuras principales: Isabel y su madre. La primera, una mujer atacada por la pérdida y la melancolía, quien renuncia a su vida adulta y a sus planes de futuro para hacer un viaje al pasado. La segunda se hace presente en los relatos de una hija que no puede dejarla ir y tiene tanta importancia en la historia como la propia Isabel.

Transradio tiene, en verdad, dos figuras principales: Isabel y su madre. La primera, una mujer atacada por la pérdida y la melancolía, quien renuncia a su vida adulta y a sus planes de futuro para hacer un viaje al pasado. La segunda se hace presente en los relatos de una hija que no puede dejarla ir

A medida que avanza la novela, los recuerdos van tomando forma y las tragedias se corporizan: una infancia en el campo con una madre enferma y un padre que, a toda costa, intentó alejar a su hija de aquella desgracia. Una hija que ahora volvió a habitar el hogar del que fue desplazada, para enfrentarse, como si ocurriera en tiempo real, con la enfermedad de su mamá.

A través de una narradora que confunde presente y pasado, y recuerdos con fantasías, Transradio es misteriosa y dinámica. Otra novela que logra, desde un lugar poco común, poner a la figura materna en el centro, más que de la historia en sí, de la vida de la narradora. No es una figura real, sino un recuerdo recreado por la voz de su hija que atesora, con amor y nostalgia, cada momento compartido.

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Transradio

Transradio (Cía Naviera Ilimitada, 2020), de Maru Leonhard


Estás muy callada hoy (Rosa Iceberg, 2019), de Ana Navajas,  a diferencia de las otras dos novelas está relatada por la propia madre de la historia. Una madre que está cansada de ser madre y ser hija, de ser hermana y de ser esposa. Una madre que desea desmitificar todos esos roles para ocuparse de uno que parece haber quedado olvidado: ser ella misma.

También relatada en primera persona, habla de los vínculos, de todos ellos y en todas sus formas. Una madre que tiene tres hijos, completamente diferentes y con los que posee relaciones muy diversas. Una esposa que retrata en pocas palabras y con total honestidad, un matrimonio desfigurado por el tiempo. Una huérfana que perdió a su mamá y que decide, sin rencor, no cumplir con su último deseo. Una hija y hermana que acompaña y sostiene a su familia. Todas ellas en una misma persona: la narradora y protagonista.

Estás muy callada hoy se ocupa se derribar todos los estereotipos de una mamá tradicional y decide hacer foco en una mujer que es y que hace mil cosas, entre las cuales está, cuando puede, hacer de madre

Estás muy callada hoy se ocupa se derribar todos los estereotipos de una mamá tradicional y decide hacer foco en una mujer que es y que hace mil cosas, entre las cuales está, cuando puede, hacer de madre.  Los ojos de la narradora buscan, miran, encuentran y transcriben aquello que le pasa por al lado y que ella decide, siempre desde algún lugar alejado del ruido, observar. Una protagonista que opta por callar para poder concentrarse en sentir con honestidad, algo para lo que muchas veces las encargadas de una familia no tienen tiempo. Por suerte, ella lo encuentra y decide hacer de esa mirada una novela, sutil y amplia al mismo tiempo.

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Estas muy callada hoy

Estás muy callada hoy (Rosa Iceberg, 2019), de Ana Navajas


En definitiva, desde estas ficciones escritas por hijas que hablan de madres, o hijas que hablan del recuerdo de una madre, o madres que hablan de hijas, o madres que hablan desde ellas mismas, se renuevan las figuras maternas de las que tratan los libros.

Antes devotas y tradicionales y hoy un poco más oscuras e independientes, las madres ya no son, en verdad, las protagonistas de las novelas. Los verdaderos personajes protagónicos son las mujeres. De las cuales algunas, además, son madres.  Estas tres ficciones sirven para desmitificar aquel rol antiguamente estereotipado y abrazar una nueva forma de ver, y por qué no también de celebrar, a todo tipo de mujeres, tanto detrás de la escritura, como protagonistas de ella.

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