Sofoco, de Laura Ortiz Gómez: preservar el deseo en la oscuridad

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Los nueve relatos de Sofoco (Concreto, 2021), de Laura Ortiz Gómez crean un clima particular: en medio de la violencia y del horror, sus personajes mantienen su deseo intacto, su búsqueda por construir, por alzar sus propias voces en un territorio hostil. Con un lenguaje poético y un ritmo fluido que conduce la lectura por diferentes perspectivas, tiempos y estados de ánimo, estos cuentos dialogan la realidad social y política colombiana sin dejar de lado la humanidad y la ternura. 



Agobio, personajes que atraviesan una sensación de asfixia y de encierro constantes de la que buscan liberarse con la misma intensidad. Algo que podría describirse como un destello en medio del horror y que tienen en común los nueve relatos de Sofoco (Concreto, 2021), de Laura Ortiz Gómez. Una cartografía del territorio colombiano que se sumerge en la violencia, la guerra civil, el paramilitarismo, la desaparición forzada de personas por parte del Estado, en definitiva, la crudeza de una realidad política y social que está siempre de fondo. Esa es la columna vertebral de estos cuentos que, sin embargo, buscan otra cara en medio de lo atroz, la humanidad y el deseo en esa lucha por la supervivencia. 

Una mujer que quiere proteger la paz de un cementerio de la llegada de un bar; una nena preocupada por dejar de hacerse pis en la cama mientras el territorio es invadido por paramilitares; una empleada de limpieza de la Alcaldía que encuentra refugio en una telenovela y en productos Avon; un hombre que descubre la historia de sus padres enterrada en una caja y que aprende a leer y a escribir para descifrarla. Relatos como estos están unidos por un hilo invisible, se enfrentan unos a otros dentro del mismo terreno. Desde distintas perspectivas y etapas de la vida, hablan de pérdidas, duelos, rupturas familiares, distanciamientos y de silencios surcados por el miedo y la amenaza, que buscan quebrarse de distintas formas. Esa potencia es lo que le da un costado luminoso a estos personajes que persiguen anhelos y metas, que salen al encuentro de vínculos, verdades, denuncias y de libertad.





Ante el peligro, siempre latente, se antepone la búsqueda de respuestas, la necesidad de abrirse paso. En este camino, el cuerpo, la sexualidad y el erotismo son elementos presentes en una narración fluida que, además, maneja hábilmente los tiempos, los estados de ánimo y el borde entre la vida y la muerte. Como en «El corazón del señorito», en donde el protagonista se mueve entre dimensiones temporales viendo el futuro de un vínculo que no termina de funcionar, o cuentos donde la conciencia de los personajes sigue presente más allá de la muerte.  

«Escribir sirve para conjurar fantasmas», dice el protagonista de otro de los relatos. Este libro en su totalidad puede funcionar un poco así, invocando presencias para alzar la voz ante la violencia, pero también para esquivar amenazas pasadas y presentes. Como menciona Gloria Susana Esquivel en la contratapa, permanecer vivos a pesar de las circunstancias adversas, mantener el deseo intacto, es algo que se siente en cada una de estas páginas.



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