El dilema de las redes sociales: ¿existen plataformas inocentes?

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Con el nuevo documental de Netflix The Social Dilemma (El dilema de las redes sociales), se reavivó el debate sobre la invasión este tipo de sitios y aplicaciones, que pone su foco en espacios como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras.  Ahora bien, ¿por qué no vemos a las plataformas que ofrecen series de streaming como otro formato de red social, igual de problemático?



The Social Dilemma (Jeff Orlowski) fue realizado y estrenado en 2020. Se encuentra dentro de los tantos proyectos que intentan advertirnos sobre el lado oscuro de las redes sociales (aunque ya sea conocido por todos). Lo novedoso del filme es que, quienes hablan a cámara, son los propios creadores de Google, Instagram, Twitter y muchas otras redes, luego de abandonar aquellos trabajos por razones morales y éticas.

El documental cuenta con una serie de entrevistas a estos trabajadores. El principal es Tristan Harris, ex especialista en ética de diseño de Google, quien habla sobre los desesperados intentos por pelear desde adentro del sistema. Esta lucha fue rápidamente silenciada por los ejecutivos de rangos más altos.

En su mayoría, las charlas frente a cámara con los ex empresarios intentan demostrar que, aquellos que notaron los peligros crecientes de sus propias creaciones, se vieron obligados a irse de sus trabajos.

Harris cuenta sobre una presentación que creó en forma de crítica a los métodos de Google, la cual resonó entre sus colegas hasta llegar a lo más alto de la pirámide empresarial, Larry Page (uno de los creadores de la empresa). En tiempo récord, las quejas parecieron ser antecesoras de un cambio rotundo: “sentí que estaba empezando una revolución (…) Se creó un momento cultural que Google tenía que tomar en serio. Y luego…nada.”, relata Harris en el documental mientras se muestran animaciones de gente resignándose y volviendo sus cabezas a sus celulares, mientras Google sigue funcionando igual que antes.

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El dilema de las redes sociales

El dilema de las redes sociales


En su mayoría, las charlas frente a cámara con los ex empresarios intentan demostrar que, aquellos que notaron los peligros crecientes de sus propias creaciones, se vieron obligados a irse de sus trabajos. Las órdenes de CEOs con hambre de poder siempre pesan más que las buenas intenciones.

Además, el documental presenta fragmentos de ficción en donde el actor principal es un adolescente adicto a las redes. Se muestra como, a través de la pantalla de su celular, genios malignos del otro lado lo observan y controlan con un solo objetivo: mantenerlo la mayor cantidad de tiempo posible prendido a la pantalla.

The Social Dilemma abre este debate, interrogando a los entrevistados que aparecen en el documental: ¿Cuál es el verdadero problema en la perdida de privacidad y la adicción a las redes?

No hay mucha información nueva en The Social Dilemma, ya que es sabido que las redes sociales conocen todos nuestros movimientos y nos manipulan, ofreciéndonos constantemente estímulos que nos tientan a seguir online. A pesar de conocer este factor, continuamos participando de ellas (y, aún más, en pandemia), ya que el peligro que esto conlleva no parece ser de suma gravedad o, en verdad, no parece estar claro cuál es el verdadero problema.

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The Social Dilemma abre este debate, interrogando a los entrevistados que aparecen en el documental: ¿Cuál es el verdadero problema en la perdida de privacidad y la adicción a las redes? Lo positivo del filme es que logra demostrar que el conflicto, lejos de ser una catástrofe que se aproxima (como a veces se intenta hacer creer), ya existe: las redes sociales nos manipulan para lograr sacar lo peor de nosotros, aislarnos y, en consecuencia, pasar más tiempo solos con el celular.

Tristan Harris expresa a cámara: “no se trata de que la tecnología sea la amenaza existencial. Es la habilidad de la tecnología para sacar lo peor de la sociedad, y lo peor de la sociedad es la amenaza existencial”. Sin embargo, el verdadero debate en torno a este estreno mundial debería ser: ¿No es Netflix, también, una red social? Quizás no haya seguidores ni “me gusta” pero tiene un objetivo muy similar: mantener el mayor tiempo posible a sus usuarios conectados.

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¿Son las plataformas de streaming redes sociales?

El docente universitario e investigador en comunicación José Luis Fernández plantea, en su trabajo Plataformas mediáticas y niveles de análisis (1), que “el fenómeno plataforma es un nivel de intercambio mediático múltiple que obliga a revisar no sólo la definición de medio, sino también, a esta altura, las de redes o las de medios sociales”.

Estas plataformas mediáticas pueden no centrar su actividad en el contacto virtual entre individuos, que conlleva un nivel de exposición y pérdida de privacidad altísimo, pero sí en un contacto distinto, y quizás, más peligroso: el de persona y contenido audiovisual

Según Fernández, dentro de los modos de participación en los intercambios mediatizados, existe la participación espectatorial, en la que “los receptores tienen un lugar relativamente fijo frente al que les llega la emisión de su mediatización elegida y/o aceptada” (en Plataformas mediáticas y niveles de análisis). Por lo tanto, Netflix entraría en este conjunto de plataformas mediáticas que promueven un espectador fijo, que permanezca atado a ella.

Las plataformas de streaming no tienen el objetivo de usuarios buscando seguidores o, mejor dicho, la aprobación de los otros disfrazada en el aumento de seguidores. Tampoco tienen el mismo nivel de exposición que aplicaciones como Instagram o Snapchat. Aunque sí se las puede agrupar en un conjunto de medios sociales: “Denominamos plat-faces broadcasters a los sitios en los que se ofrecen diversas ofertas para recepción espectatorial” (Fernández, en Plataformas mediáticas y niveles de análisis).

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Estas plataformas mediáticas pueden no centrar su actividad en el contacto virtual entre individuos, que conlleva un nivel de exposición y pérdida de privacidad altísimo, pero sí en un contacto distinto, y quizás, más peligroso: el de persona y contenido audiovisual, que encierra la permanencia por un prolongado tiempo frente a una pantalla. Fernández plantea: “Se trata entonces, de celdas de intercambio espectatorial insertas en plataformas interaccionales: típicos y frecuentes casos de intercambios en plataformas más allá de las redes” (en Plataformas mediáticas y niveles de análisis).

En Netflix no existen seguidores ni fotos, pero hay usuarios con perfiles personalizados a los que la plataforma conoce de memoria y sabe qué recomendar y cuándo hacerlo.

Es entonces contradictorio que la encargada de mostrar un documental que parecería desenmascarar a los malvados de la industria de las redes sociales sea, nada más y nada menos que otra (aunque menos explícita) plataforma social.

En Netflix no existen seguidores ni fotos, pero hay usuarios con perfiles personalizados a los que la plataforma conoce de memoria y sabe qué recomendar y cuándo hacerlo. Tenemos la posibilidad de crear listas, de películas y series pendientes, y la tentación máxima en un cartel de “próximo episodio”. A primera vista parece ser un lugar menos adictivo que otras redes frecuentadas, pero si se calcula el tiempo dedicado a Netflix viendo contenido, se entiende que, en verdad, es todo lo contrario.

La circulación de un proyecto que logre exponer la otra cara de las redes es positiva. Y mejor aún, que esta sea expuesta por sus mismos creadores, ahora arrepentidos y pidiendo un cambio. Igualmente es necesario ser conscientes de la manipulación detrás de cada nuevo contenido de estas plataformas mainstream (Netflix, Amazon, Apple TV, Flow, etc.).

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The Social Dilemma es novedoso por las personas que realizan las declaraciones. Más allá de eso, no brinda nueva información y sigue siendo una superproducción de Netflix que nos impulsa a seguir enfrascados en esa plataforma. Lejos de intentar definir esto como bueno o malo, lo único importante es ser conscientes de que Netflix, al igual que las redes sociales que su documental critica, es una plataforma mediática que impulsa a sus usuarios a permanecer conectados, el mayor tiempo posible.

1: Fernandez, Jose Luis. Plataformas mediaticas y niveles de análisis (2016).  – https://revistas.ort.edu.uy/inmediaciones-de-la-comunicacion/article/view/2618


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