Inéditos: tres poemas de Tomás Litta

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«Hubo una tarde /en la que mi abuela/ olvidó mi nombre», así empieza uno de los poemas inéditos de Tomás Litta que compartimos en La Primera Piedra. Dueño de un registro en donde la intimidad es una herramienta para dar lugar experiencias poéticas universalizables, el autor de Fruto Rojo (Santos Locos, 2019) también es un activo gestor cultural. En ese sentido, este viernes llevará adelante una edición especial del ciclo de poesía erótica «El cuerpo expresivo».  Foto: Akemi Nino (@akeminino)



Sobre el autor

Tomás Litta nació el 11 de mayo de 1997 en la Ciudad de Buenos Aires. Cursa la carrera de Letras en la UBA, lleva adelante la cuenta de difusión cultural LGBTTTIQ @culturacuir en Instagram y coordina el ciclo de poesía erótica «El Cuerpo Expresivo». Fruto Rojo (Santos Locos, 2019) es su primer libro.

En esa dirección, este viernes 22 de mayo va a tener lugar una edición especial de «El Cuerpo Expresivo».  A a las 21 horas, y a través de un Instagram Live desde la cuenta de Casa Brandon (@casabrandon), participarán Luciana Peker, Gabriela Borrelli Azara, Lucas Fauno Gutiérrez, Washington Atencio, Regina Ryfenholz y el propio Litta. El cierre musical va a estar cargo de Paula Maffia. Si bien la actividad es libre y gratuita, cuenta con un link y código QR de Mercado Pago para colaborar con los artistas que serán parte del ciclo para apalear los efectos económicos que conlleva la pandemia.

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1.

Hubo una tarde
en la que mi abuela
olvidó mi nombre.
Fue una o dos semanas
antes de morir,
estábamos
en el hospital de Haedo
acompañándola
con mi papá,
ella lloraba desconsolada
como un bebé
sin parar
y se agarraba
con fuerza
a la camilla.
Estaba en otra galaxia
pero todavía
tenía algo acá
porque se sostenía
con una fuerza irrompible,
una de esas fuerzas
que a veces siento
yo jamás podría alcanzar.
De este lado,
mi papá aceptaba
que tenía miedo
y me dejaba
verlo llorar
por primera vez
en la vida.
Ahí entendí que
incluso donde todo
parece romperse
hay algo que resiste
y suele ser el amor
lo que sostiene
no sé bien,
lo estoy descubriendo.

Pero siento que
esa tarde
que mi abuela lloraba
y empezaba a despedirse,
esa tarde
que sentí su mano
con la fuerza
más grande del universo,
ella tal vez
olvidaba mi nombre
para que el abrazo
con mi papá
sea más fuerte
y tal vez el comienzo
de algo increíble.
Esa tarde,
igual que hoy,
estuve triste
pero aprendí cosas.



2.

quise decirte
estoy herido
pero las palabras
no te alcanzan.
vos querés verme
morder el polvo.

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3.

incluso con todo esto
no aprendí a hablar de amor.
apenas alcancé
a comprender
el lenguaje de los animales
cuando buscan refugio.

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