No hay claridad en el amor, tampoco en el amor propio. Los poemas de Janiela Cid indagan en esa confusión constante: ¿quién soy para la mirada ajena? Mientras tanto, en los detalles más pequeños y triviales, la tristeza y la melancolía comienzan su estrategia definitiva para conquistar el ánimo. A continuación, cinco poemas de Motolita, primer libro de la autora venezolana que actualmente reside en España.
Sobre la autora
Janiela Cid (Venezuela, 1989 es Ingeniera y escritora. Ha colaborado con el portal web colombiano Dígame y la editorial mexicana Revista Purgante. Coautora de Puentes (Editorial Gato Blanco, 2021), Los reflejos de mi alma (2021) y Escribir es un ensayo (Colaboración con Grupo G – Horizon y Canon Mexicana, 2022). Motolita (2023), es su primer poemario.
1 – Mala praxis estadística
Me enseñaste a buscar en el INE
nuestros nombres y apellidos,
y así descubrir
cuántos se llaman como tú y como yo.
Mi nombre no arrojó coincidencias.
El tuyo 666.584.
Espero tener la suerte de encontrarme,
entre los 666.583 restantes,
alguno con tu misma sonrisa.
O que me haga recordar esa tarde juntos,
en la que al revisar tu nombre
te sentiste tan ordinario
y yo descubrí
que eras único.
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2 – Miocardiopatía sentimental
El peso del corazón varía,
de hombre a mujer,
entre la niñez y la adultez.
Según Google oscila entre doscientos cincuenta y
trescientos cincuenta gramos.
Mi madre me enseñó que era del tamaño de mi puño,
de niña cerraba la mano la acercaba al pecho,
imaginando ese órgano, sangriento y palpitante.
Mi mano es pequeña, no sé cómo mi corazón
puede ser tan grande, en sentido figurado.
Jamás pude descubrir,
el tamaño del tuyo.
Nunca quisiste
cerrar la mano
ni siquiera,
para tomar
la mía.
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3 – Melanoma
Tu calidez fue un engaño.
Como el solecito en esta mañana de frío.
Mientras caminaba me detuve para disfrutarlo,
creí que me calentaría un poco, intenté conservarlo
con el rostro de frente y los ojos cerrados.
Fue imposible, mi cuerpo aún tiritaba
y el vaho no dejaba de salir de mi boca.
Al final, era solo una sensación.
Al final, era solo una mentira.
Al final, era solo una ilusión.
Abrí los ojos.
Me rendí.
Seguí caminando.
Se me hizo tarde.
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4 – Agorafobia
A veces me siento perdida
y lloro como una niña
que se dejó llevar por la emoción
en un centro comercial.
Empezó a correr,
y extravió a sus padres.
En el fondo espero,
que un altavoz
con voz metálica y confusa
pronuncie mi nombre y diga,
que hay alguien esperándome
en el área de atención al cliente.
Mientras tanto,
continúo perdida
corriendo en círculos
con la voz de mi conciencia
en el altavoz de mi cerebro,
confundiéndome.
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5 – Astronomía
En el 2006 Plutón fue rebautizado
como «Planeta enano».
Se le conoce por su lejanía y frialdad.
A veces me siento un poco Plutón
nadie se ha preocupado nunca en averiguar
si soy tan fría y distante
como parezco.
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