Vacaciones de invierno: tres cuentos populares para reversionar y romper moldes

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Reversionar cuentos populares es parte de una tradición literaria que viene desde hace décadas. Así, las adaptaciones de las historias clásicas de Perrault y los Hermanos Grimm se multiplican de acuerdo al clima social. El cambio de época que estamos viviendo gracias al avance de los feminismos obliga a dar una vuelta de tuerca a las violencias y machismos que siguen perpetuando formas de dominación también dentro de la literatura para las infancias. En esta nota, tres ejemplos de esto para compartir en estas vacaciones de invierno.



¿Qué me cuentas Caperucita? (Algar, 2020)

El cuento de Caperucita Roja es quizás una de los más difundidos a lo largo de la historia en literatura, cine, pero también, como modelo de parodias en medios de comunicación, publicidades y en una infinidad de formatos. Existen muchas versiones que hace ya tiempo buscan torcer el destino de la protagonista y cambiar ese final fatalista que tradicionalmente busca castigar y advertir sobre lo que se supone que es la desobediencia. En esas historias, Caperucita logra escapar, engaña al lobo, se hace su amiga e incluso llega a asesinarlo.

¿Qué me cuentas Caperucita? (Algar, 2020) tiene una particularidad: la protagonista es consciente de lo repetitivo de su propia historia y decide romper con eso para desafiar no solo al personaje del lobo, sino a toda figura de autoridad.

¿Qué me cuentas Caperucita? (Algar, 2020) tiene una particularidad: la protagonista es consciente de lo repetitivo de su propia historia y decide romper con eso para desafiar no solo al personaje del lobo, sino a toda figura de autoridad. Una figura combativa emerge en este cuento: «Cape le explicó que ya estaba cansada de hacer las cosas COMO TIENEN QUE SER: ir andando por el bosque a casa de la abu, escuchar al lobo decir el camino que tiene que seguir, exclamar aquello de: «¡Pero qué ojos tan grandes tienes…!». Negarse, cambiar el camino establecido y buscar la libertad son los principales puntos de esta historia protagonizada por una chica que anda en bicicleta y además prefiere otros colores además del rojo.



Anti Cenicienta (Chirimbote, 2018)

Cenicienta es quizás el clásico que más versiones tiene. Anna Birgitta Rooth, profesora de Etnología y autora de una de las pocas investigaciones realizadas sobre el cuento, encontró alrededor de 700 adaptaciones, pero se sospecha que llegan a las 1.000. Ella habla del «Ciclo de Cenicienta», una categoría que sirve para unificar a todas aquellas historias que, más allá de sus cambios, tienen algunos elementos en común, como una chica maltratada por su madrastra, rescatada gracias a la magia y la presencia de un elemento como el famoso zapato. Esta edición de Chirimbote capta ese espíritu al tomar varios de eses elementos necesarios para unificar el hilo que nos conduce a aquella princesa que Disney adaptó en los años 50, pero dándose la libertad de modificar la trama completa.

Cenicienta es quizás el clásico que más versiones tiene. Anna Birgitta Rooth, profesora de Etnología y autora de una de las pocas investigaciones realizadas sobre el cuento, encontró alrededor de 700 adaptaciones, pero se sospecha que llegan a las 1.000.

Como en Otra Caperucita Roja, otra de las ediciones de su colección Anticlásicos, el personaje de Cenicienta también es consciente de los estereotipos que siempre se le hizo cumplir y quiere cambiar su historia. Viaja al interior de su propio cuento, cambia sus partes y descubre otro camino, uno en el que no hay príncipe, ni zapatos de cristal y en el que lo que moviliza la historia es un vínculo diferente con sus hermanastras, lejos de la envidia y el maltrato y cerca de la unidad, el trabajo en equipo y la valentía. Un ángulo que se diferencia de otras reversiones al buscar únicamente quebrar la idea del amor romántico. 



Rapunzel (Atlanta, 2017)

Una de las historias más conocidas de los Hermanos Grimm y que tiene una base explícita de violencia: Rapunzel es una joven encerrada en una torre que, en la historia original, es abusada. Una de sus versiones cuenta que todo comienza cuando una bruja descubre a su esposo robar alguna de sus plantas mágicas para que ella pudiera quedar embarazada. El encierro en la torre es el castigo de Rapunzuel, una moraleja que, como en la mayoría de los cuentos clásicos, está dirigida para la mujer.

Una de sus versiones cuenta que todo comienza cuando una bruja descubre a su esposo robar alguna de sus plantas mágicas para que ella pudiera quedar embarazada. El encierro en la torre es el castigo de Rapunzuel, una moraleja que, como en la mayoría de los cuentos clásicos, está dirigida para la mujer.

En este cuento de Betthan Woollvin, centrada solo en la relación entre Rapunzel y la bruja, la joven se diferencia principalmente porque no tiene miedo. Y es ese cambio rotundo respecto de las versiones tradicionales lo que permite contar una historia de libertad y también de ingenio, donde la joven se niega a ser sometida para buscar su propio destino.


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