Reseñas Caprichosas – «El pantano» de Horacio Fiebelkorn: la vida se arruinó como debe ser

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La poesía de Horacio Fiebelkorn puede verse en todo su esplendor en El pantano (Malisia, 2017), libro que incluye a su vez El sueño de las antenas, publicado originalmente en 2013. A lo largo del libro se pueden apreciar varios de los recursos que caracteriza a la obra del autor: las descripciones sencillas, las imágenes delicadas, un coqueteo con el tono ensayístico y la prosa poética como un arma más para la difícil tarea de hablar de una vida que nunca toma los caminos que uno espera. 



Sobre el autor

Horacio FiebelkornHoracio Fiebelkorn nació en La Plata en 1958. Fue coeditor del tabloide de poesía La novia de Tyson. Publicó, entre otros libros, Elegías (2008), Tolosa (2010), Pájaro en el palo. Antología personal (2012), El sueño de las antenas (2013), La patada del chancho Cerrá cuando te vayas (2016).


La vida se arruinó como debe ser

De lo que se suele llamar «la poesía de los 90’s», Horacio Fiebelkorn es uno de los autores más prolíficos de la actualidad. En esa dirección, la reciente publicación de El pantano (Malisia, 2017) demuestra la diversidad de recursos de los que se nutre su poesía. Además, esta edición incluye el libro El sueño de las antenas, publicado originalmente en 2013 por Vox, y como resultado del diálogo entre ambos libros, pueden verse varias aristas de la obra del autor oriundo de La Plata.

«El día en que su peso flotó como una palabra que no pudo leerse». Esa imagen precisa, delicada, que aparece en el segundo poema de El pantano es una advertencia al lector: el libro que sostiene no es ligero ni de lectura sencilla, por más que en ningún momento Fiebelkorn apueste a recursos estrambóticos en su poema.

Lo que está en juego en su prosa poética y en sus versos -ambos recursos conviven a lo largo del libro- es una descripción de un mundo y de una vida que mantienen milagrosamente su estructura aunque adentro los distintos departamentos hayan implosionado.  En esa dirección, «Remo», primer poema del libro, deja todo bastante claro al respecto: «porque los mapas/ ya se achicaron, cada cual se hace cargo/ de su metro cuadrado».



Otro rasgo clave de El pantano y el El sueño de las antenas es el coqueteo con el tono ensayístico que el autor mantiene en sus poemas. Con fluidez, Fiebelkorn logra que conceptos espesos, profundos, sean disfrutados por el lector. Un ejemplo: «No hay forma ni ganas de nombrar lo que se cae de obvio: entre figuras descartables, marcas de dentífrico, avenidas y trenes muertos, las caras que acomodan su gesto a una época que enterrará sus fichas personales (…) Donde hubo palabras de amor, habrá ciencia ficción. Donde hubo política, habrá metafísica». 

Hay, en definitiva, una crítica al orden de las cosas en este libro, pero sin caer en un tono pesimista que opaque lo escrito.  En un poema de El sueño de las antenas, Fiebelkorn es más que preciso: «Somos perros tumbados por el amor/ en el pasto de los parques». Esa búsqueda racional y animal que motoriza al humano es observada con detalle en este libro, sin perder  nunca la sensibilidad de una poesía atenta a lo que sucede a su alrededor. Puede decirse que El pantano es un libro clave en un mundo donde, según palabras del propio autor, «cuanto más grande es la ciudad,/ más chico se vuelve el pequeño mundo personal».



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