Entrevista a Fideo: «Todo en la vida por algo es»

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Fideo (Martín Capdeville), actor y músico marplatense, se mudó a Buenos Aires a sus 19 años para estudiar Licenciatura en Actuación en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA). Una vez en la ciudad, comenzó a realizar funciones  de animación infantil con el Grupo Alas, y poco tiempo después ingresó en El Choque Urbano, grupo de percusión teatral con el cual viajó por el país y por el mundo.

Durante varios años formó parte de La Familia de Ukeleles y hoy, tras una gira por Europa con El Choque Urbano, Martín decidió retomar su proyecto personal y dar nueva formación a Fideo y los del Mondo. En una entrevista exclusiva para La Primera Piedra, Fideo nos cuenta su trayectoria por los diversos proyectos en los que participó y nos adelanta un poco de lo que se estará viviendo esta noche en una nueva fecha de Fideo y los del Mondo en Café Vinilo. 

Fideoes:Martín Capdeville, Guitarra rítmica, Ukelele, banjo y Voz; y Los del Mondo son: Ariel Chisleanschi, Baterìa y bandoneòn; Martìn Aragòn, Bajo y contrabajo; Diego Pozzi, Guitarra hawaiana; Juan Nazar, Guitarra eléctrica; Andrés Reboratti, Flauta traversa, Saxo y Clarinete


¿Por qué te viniste a Buenos Aires?

─Decidí venir a estudiar Actuación al Conservatorio del IUNA. Al tiempo entré en El Choque Urbano y ahí empecé a girar por el país, y me quedé libre. Desde ese momento fue muy difícil volver a abarcar todo el choclo de materias. Seguí con El Choque, y en ese lapso conocí a los chicos de La Familia de Ukeleles, que recién estaban arrancando la formación. A veces hacía shows sólo, pero no estaba tan dedicado a mi proyecto. Me vine de Mar del Plata porque allá había un techo muy marcado.

─¿Y cuándo arrancaste con toda la parte musical?

─Arranqué tocando la guitarra en la misa de Mar del Plata. Decían que cantar era como rezar dos veces. Me sumé, entonces, a los coros de la iglesia, y terminé tocando en la Catedral de Mar del Plata. Después, las monjas sintieron que le estaba poniendo demasiado, y me bajaron la línea y dejé de tocar ahí. Por un tiempo me fui  hacia el lado de los covers de rock de los ’90, hasta que empecé a componer mis canciones.

─Siempre estas entre Mar del Plata y Buenos Aires, ¿cuál de los dos sentís que es tu lugar?

─Mardel es mi ciudad. La tierra tira. Siempre hay que ir un ratito, por lo menos para saber cómo está el mar y la fresca. Todavía no me hallo del todo en Buenos Aires, pero me da de comer y de vivir, y me permite dedicarme a lo que hago. Por ahí estaría bueno, más adelante, la posibilidad de ir y venir. En Mardel, el techo de la actuación llegó muy temprano, y acá hay un montón de casting, todo el tiempo hay algo para hacer o algún modo de progresar. No quiere decir que esté mal lo que pasa allá, pero quería seguir viendo qué más había, y quería viajar.

¿Cómo conociste a La Familia de Ukeleles?

─A La Familia los conocí una vez fui a verlos. Tocaban con Las Taradas y me fui a un sótano de un teatro por la calle Mitre, no recuerdo el nombre, y ahí conocí a Mel, a Paula Maffía y a todas Las Taradas, y pegamos buena onda. Matías, de La Familia, sabía que yo tocaba el serrucho con El Choque Urbano, y me invitó a tocar con su banda, La Orquesta Inestable. Después Matías se separó de esa banda y formó La Familia de Ukeleles, y me preguntó si tenía una tabla de lavar, y me invitó a tocarla en uno de sus ensayos. Así empecé con ellos.

¿Y cuándo arrancó Fideo y los del Mondo?

─Este año arrancó súper intenso. Fui a Mardel en enero por cuatro fechas, del 4 al 8, y el 10 me ofrecieron otra fecha. Después se sumó otra fecha el 13, el 15 el Sofar Sounds, y de pronto tenía el mes armado y estaba tocando sólo, porque no tenía el proyecto armado. Fideo y los del Mondo venía gestándose, pero la formación de ahora es nueva. Arranqué, entonces, a tocar un montón de días en Mar del Plata, y en febrero me ofrecieron festivales, fechas grandes, y aproveché para venir a Buenos Aires una semana, armar la banda, ensayar, y volver a Mardel con todos los chicos. Fue intenso, pero fue así. Nos quedamos del 9 al 15 en Mar del Plata con los chicos de la actual formación, y tocamos en escenarios para 2 mil personas.

─¿Qué te trajo de nuevo por Capital?

─Muy rápido me agarró la duda de quedarme en Mar del Plata. Acá no tenía casa. Cuando me fui a tocar por Europa con El Choque Urbano, después me quedé un tiempo viajando con mi mujer, tocando mis temas para que la gente me conozca, pero me tuve que volver porque no tenía plata, perdí las tarjetas, y me separé. Ella sigue en Europa, y como dice una canción que hice en Amsterdam, “todo en la vida por algo es”. Pasé todo junto. Me separé de mi mujer, de La Familia de Ukeleles, parte de El Mondo era parte de La Familia, y se mezcló todo. Por eso tuve que rearmar la formación.

─O sea, momento de crisis total…

─Súper crisis. Pero de esas crisis salen las mejores creaciones. Me quedé sin nada, sólo con mis canciones. Me fui a Mar del Plata y sentía que mi casa allá era todo lo que tenía. Me quería quedar. Fue re loco quedarse sin nada y encontrarme de nuevo en Mar del Plata, en donde había vivido por tanto tiempo. Pero llegó abril, y en Mar del Plata no podía seguir con los ritmos que traía de Buenos Aires. Terminó la temporada y ya no había tantas fechas. Estaba con todos mis instrumentos pero sin la banda, y no podía seguir grabando el disco.  Me volví a fines de abril a la casa de una amiga, después a lo de otro amigo, después a lo de otro amigo, y así. De alguna manera tenía que arrancar el disco.

¿Y qué fue lo que más cambió en la nueva formación de Fideo y los del Mondo?

─Ahora toco la guitarra, pero estoy buscando que alguien pueda tocar mis rítmicas para poder estar más suelto con el público y en el escenario, para armar un show más performático. A veces no puedo con todo, estar cantando, actuando, la banda, el público, y eso a veces me desgasta mucho. Este viernes, en Café Vinilo, voy a estar anunciado lo que va a ser el disco con toda su instrumentación.

Fui a Mardel en enero por cuatro fechas, del 4 al 8, y el 10 me ofrecieron otra fecha. Después se sumó otra fecha el 13, el 15 el Sofar Sounds, y de pronto tenía el mes armado y estaba tocando sólo, porque no tenía el proyecto armado. Fideo y los del Mondo venía gestándose, pero la formación de ahora es nueva. Arranqué, entonces, a tocar un montón de días en Mar del Plata, y en febrero me ofrecieron festivales, fechas grandes, y aproveché para venir a Buenos Aires una semana, armar la banda, ensayar, y volver a Mardel con todos los chicos. Fue intenso, pero fue así. Nos quedamos del 9 al 15 en Mar del Plata con los chicos de la actual formación, y tocamos en escenarios para 2 mil personas.

─¿Estás trabajando en un nuevo disco, entonces?

─Sí. Se va a llamar Si yo fuera mar, porque de ahí vengo, de Mar del Plata. Es, también, una canción nueva que salió allá, y tiene mucha frescura. El año pasado me fui a Europa con El Choque, y cuando volví, tuve que rearmar la formación de Fideo y los del Mondo. Al rearmarla, cambió un poco. Algunas cosas se mantuvieron y otras no, y ahora toco con amigos con los que tocaba antes en otros proyectos. La idea es presentar el disco a fin de año.

Se te conoce mucho por adoptar objetos y encontrarles una veta musical…

─Me gusta adoptar objetos y darles vida. Con La Familia hacía mucho eso, usaba escobas, máquinas de escribir, bolsas, y con Fideo en los de Mondo también se mantiene algo de todo ese juego. Pero ahora, en este proyecto, también canto, toco la guitarra, el ukelele, el banjo, y hago más cosas, entonces estoy más ocupado en escenario prestando atención a que todo salga bien. Pero sí, me gusta mucho investigar los objetos y encontrarles sonidos.

─¿Cómo haces para que todas tus canciones tengan una parte lúdica?

─Me gusta hacer música para todo el mundo, no para algo ni para alguien especializado, sino que la pueda escuchar una abuela, o un niño, o gente como nosotros. Quiero que mi música sea unificadora. El humor que aplico es bastante sano y bastante global, eso me lo dio mucho el teatro. Cuento cantando, o canto contando. Es esa sensación de decir lo que pasa, de contar situaciones de amor y desamor, situaciones tragicómicas, o de esperanza, lo que a uno le encanta. Lo que a mí me encanta.

─¿Cómo es tu proceso de composición?

─A veces sale primero la letra, a veces sale primero el estribillo, a veces sale la música. A veces sale una idea de una canción. “Se me pegó tu tic”, por ejemplo, es una canción en la que desgloso. Voy para atrás, y después voy para adelante. Hay mucho de actuación ahí. Es esa situación de convivencia con alguien en la que pasás tanto tiempo juntos que se te pega un tic de la otra persona. Así puede ejemplificarse con un montón de canciones. Ahora estoy haciendo canciones italianas, influencia de mi viaje por Europa, para que la gente pueda cantar en otro idioma, porque es fácil de aprender y divertido de hacer.

─¿Es posible vivir de la música?

─Hay que rebuscársela, pero yo creo que se puede. Enroscársela entre clases, eventos y laburos que salgan.

Cuando me fui a tocar por Europa con El Choque Urbano, después me quedé un tiempo viajando con mi mujer, tocando mis temas para que la gente me conozca, pero me tuve que volver porque no tenía plata, perdí las tarjetas, y me separé. Ella sigue en Europa, y como dice una canción que hice en Amsterdam, “todo en la vida por algo es”.

─¿Cómo ves el escenario para las bandas emergentes de hoy en Capital?

─Está un poco difícil. Hay que tratar de unirnos entre todos los colegas para no abandonar nuestra cultura. Me parece que está muy toqueteada, que hay mucha falta de respeto, y está muy enfocado en el gobierno de ahora. No se hacen cosas para la diversidad. Está difícil, hoy, trabajar como músico en la ciudad.

─Si tuvieras que elegir una meta, ¿cuál sería?

─Mi meta es poder viajar y llevar mi música para todos lados, que la gente disfrute el proyecto como yo, y conocer nuevas culturas y nuevas regiones. No por nada es el nombre de la banda. Me gustaría viajar mucho con este proyecto para que se esparza por todo el mundo y que sea una música que una. En julio vamos a Rosario, a Villa Constitución, y la idea es ir moviéndose. Acá en Buenos Aires los lugares son siempre los mismos, y eso me estanca. Estar de gira es el sueño de todo músico. Soy muy agradecido por todo lo que me fue pasando, por todos los proyectos que me dieron muchas cosas lindas, y por todo lo que va a venir.

 Foto de Portada: Caro Allende
Dónde encontrar a Fideo y los del Mondo:
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