«30.400, presentes» – Episodio dos, T2 del podcast Detrás de lo invisible

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¿Qué pasó con el colectivo LGBTIQ+ durante la última dictadura cívico-militar? ¿Podemos hablar de una violencia especialmente dirigida hacia las diversidades? ¿Por qué se habla de 30.400 detenidxs-desaparecidxs? En este segundo episodio de la nueva temporada del podcast Detrás de lo invisible, nos preguntamos por la reconstrucción de la memoria de las disidencias y por la deuda histórica ante la constitución de un aparato represivo que excede a los años del terrorismo de Estado. (Foto: Agencia Presentes)



Hace ya algunos años que activistas por las diversidades y espacios de memoria han puesto sobre la mesa el número de 30.400 a la hora de referirse a los detenidxs-desaparecidxs durante el genocidio ocurrido durante la última dictadura cívico-militar. ¿De dónde surge el número 400? En el segundo episodio de esta nueva temporada de Detrás de lo invisible, profundizamos sobre esta tema y sobre el aparato represivo estatal que ha violentado al colectivo LGBTIQ+ desde mucho antes de 1976 y también durante la democracia. ¿Por qué se puede decir que hubo a lo largo del tiempo una agresión especialmente dirigida a esta comunidad? ¿Cómo reconstruir una memoria disidente? Preguntas que valen la pena hacerse ahora que desde muchos medios de comunicación se han puesto en duda necesidades urgentes como la de una reparación histórica para el colectivo travesti-trans.

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En el segundo episodio de esta nueva temporada de Detrás de lo invisible, profundizamos sobre esta tema y sobre el aparato represivo estatal que ha violentado al colectivo LGBTIQ+ desde mucho antes de 1976 y también durante la democracia. ¿Por qué se puede decir que hubo a lo largo del tiempo una agresión especialmente dirigida a esta comunidad?

En primer lugar y dados el avance de la derecha y el negacionismo al interior de instituciones políticas, nunca está de más recordar de dónde surge la cifra de 30.000, no solo un símbolo de reconstrucción social e histórica, sino también un número que refleja la crueldad del plan sistemático de desaparición, tortura y exterminio ejercido durante la última dictadura cívico-militar. En el podcast, analizamos entonces esta reconstrucción a la que se llega de forma fragmentaria, artesanal y producto de un trabajo militante. Pero además, es necesario destacar que nunca sabremos la cifra exacta por la clandestinidad que caracterizó al genocidio que, después de todo, tampoco puede reducirse a una cuestión contable. 

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Habiendo hecho aquel recorrido, nos adentramos luego en la violencia sufrida por el colectivo LGBTIQ+ y los 400 archivos sobre personas de la comunidad que no fueron incluidos en el Informe Nunca Más de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y que fueron invisibilizados a lo largo del tiempo. El activista Carlos Jáuregui, junto a la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) buscó reconstruir esa memoria, pero no fue hasta mucho tiempo después, gracias a avances como la Ley de Matrimonio Igualitario o la Ley de Identidad de Género – y a las luchas que las hicieron posibles – que la violencia sufrida por las diversidades a lo largo de la historia empezó a cobrar otro lugar en la escena pública. Sobre todo esto dialogamos en el podcast con María Belén Correa, activista trans, y con Emmanuel Theumer, activista y profesor de la Universidad Nacional del Litoral.

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Habiendo hecho aquel recorrido, nos adentramos luego en la violencia sufrida por el colectivo LGBTIQ+ y los 400 archivos sobre personas de la comunidad que no fueron incluidos en el Informe Nunca Más de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) y que fueron invisibilizados a lo largo del tiempo.

Durante la dictadura, la violencia sexual fue una práctica una práctica sistemática. Violaciones, desnudez, humillaciones, esclavitud sexual fueron algunas de las formas de tortura que durante mucho tiempo fueron subsumidas bajo la figura legal de tormentos. Fue recién en 2010, en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, cuando se dictó el primer fallo que consideró a las violaciones como delitos de lesa humanidad. Las mujeres que participaban en política eran consideradas doblemente transgresoras: por un lado de los valores sociales y políticos “tradicionales” y, por el otro, del rol que se suponía que debían tener según los mandatos machistas de la cultura.  Desafiaban así ese papel de madre y esposa impuesto por la sociedad y reforzado por el conservadurismo ultracatólico. La violencia sexual funcionaba así como un “castigo” para «rectificar» un comportamiento que se desviaba de la norma patriarcal.

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Foto: Filonews


De la misma forma, podemos decir que la violencia contra el colectivo LGBTIQ+ también tuvo su propia especificidad. Numerosos registros y testimonios dan cuenta del ensañamiento particular con identidades disidentes. En el podcast hablamos por ejemplo de la historia de Valeria del Mar Ramírez, primera mujer trans en declarar como querellante en un juicio de lesa humanidad en 2021. Es necesario destacar también que la dictadura cívico-militar se autodenominaba como parte de un «proceso de reorganización nacional» que se apoyaba sobre las bases del modelo y la moral de familia católica, por lo que podría decirse que la persecución hacia diversidades era parte de la represión de ese «enemigo interno» que «atentaba» contra la idea de moral que sostenía.

Es necesario destacar también que la dictadura cívico-militar se autodenominaba como parte de un «proceso de reorganización nacional» que se apoyaba sobre las bases del modelo y la moral de familia católica, por lo que podría decirse que la persecución hacia diversidades era parte de la represión de ese «enemigo interno» que «atentaba» contra la idea de moral que sostenía.

Pero, como mencionamos, la violencia no comenzó en 1976 ni tampoco terminó con la vuelta a la democracia. La persecución y represión fue parte de un continuo en la historia en donde el Estado utilizó, a largo del tiempo, distintos mecanismos para institucionalizarla. En este episodio, investigamos entonces sobre esta cronología, un recorrido que encontramos fundamental para seguir reconstruyendo la Memoria, la Verdad y la Justicia en tanto proceso complejo y dinámico, y para dar cuenta de la urgencia de una reparación histórica como deuda pendiente de la democracia. 



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