Marcando la cancha: la historia del primer partido de fútbol femenino

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Este año, en el Mundial  de Qatar, participarán por primera vez mujeres árbitras, en lo que representa un hito dentro de un deporte masculinizado como es el fútbol. Esta nueva edición de «Tu próxima conversación», el newsletter de Lucía De Dominicis y Laura Verdile, vuelve atrás en el tiempo para relatar la historia de uno de los primeros partidos de fútbol jugado por mujeres.



Es 23 de marzo de 1895, el día amaneció nublado en la localidad de Crouch End, en Londres, Inglaterra, pero lo que amenazaba con ser una tormenta se disipó justo a tiempo para acompañar lo que décadas después será recordado como un momento histórico. El Crouch End Athletic Ground, uno de los estadios más reconocidos de la zona, está repleto. Se calcula alrededor de 10 mil personas, tantas que no todas consiguen asiento y muchas se disponen a ver un partido de fútbol sentadas en el suelo junto a las gradas. Dos equipos están a punto de salir a la cancha: uno representa al norte de la ciudad y el otro al sur.

Nettie J. Honeyball no puede disimular su sonrisa, este momento es todo lo que soñó cuando hace casi un año atrás decidió publicar ese famoso anuncio en el diario local, uno en el que convocaba a mujeres para jugar al fútbol y ser parte de un club.

Finalmente llega el momento, los aplausos se empiezan a escuchar en las primeras filas de asientos, las que ven mejor a los dos grupos de mujeres que se presentan a la multitud. No importa quién gane porque ya se sienten triunfantes: están a punto de ser las primeras en jugar un partido de fútbol femenino. Nettie J. Honeyball no puede disimular su sonrisa, este momento es todo lo que soñó cuando hace casi un año atrás decidió publicar ese famoso anuncio en el diario local, uno en el que convocaba a mujeres para jugar al fútbol y ser parte de un club. Treinta mujeres respondieron a ese aviso en 1894 y en pocos meses formaron el British Ladies Football Club.

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Como todo club, necesitaba alguien que ocupara la presidencia. La elegida fue Florence Dixie, hija del Marqués de Queensbury que, desde chica, sabía que no quería seguir las mismas reglas que sus amigas y conocidas. Fue presentada en la corte de la Reina Victoria, pero prefería salir de cacería, como sus hermanos, que quedarse en los bailes. Estaba casada desde los 19 años pero no pensaba renunciar a su independencia: en 1881 se había en la primer corresponsal de guerra mujer para el diario The Morning Post, cubrieron la Primera Guerra Bóer. Por eso, cuando Nettie Honeyball le propuso ser presidenta del primer club de fútbol femenino, no lo dudó ni un segundo.

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«Esperemos que sea el último partido», «Siempre hay curiosidad por ver a mujeres hacer cosas impropias de su sexo«. La prensa perdió oportunidad para dejar en claro cuál tenía que ser el lugar de las jugadoras. Pero cuando el partido empieza, esos comentarios quedan atrás. El público vitorea con cada gol: el equipo de Honeyball gana finamente 7 a 1. Al costado de la cancha, el entrenador W. Julian, jugador del Tottenham Hotspur, también aplaude. «Fundé el club a finales del año pasado, con el objetivo de probarle al mundo que las mujeres no son esas criaturas ‘ornamentales e inútiles’ que los hombres pintan», dijo Honeyball a los periodistas antes de empezar el juego.

Después de ese día, el British Ladies Football Club juega un total de once partidos incluyendo uno en el campo profesional del Reading y también en las ciudades de Bristol, New Brompton, Walsall, Newcastle, South Shelds, Darlington y Jesmond. En 1905 la Asociación Inglesa de Fútbol prohíbe el fútbol femenino, pero la lucha de las mujeres por ocupar espacios en el deporte seguirá vigente. Pasarán doce años hasta que se conforme otro equipo de fútbol que también hará historia desde el patio de descanso de una fábrica inglesa, pero esa es historia es parte de otra edición del newsletter.



 

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