La casa del mar: presentación de la segunda temporada y entrevistas con los protagonistas

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El jueves pasado se llevó a cabo la presentación para prensa de la segunda temporada de La casa del mar, una miniserie creada y dirigida por Juan Pablo Laplace, protagonizada por un elenco de notables que incluye a Darío Grandinetti, Juan Gil Navarro, Soledad Villamil, Federico Olivera, Luis Luque y Delfina Chaves, y que además contó con las participaciones especiales de destacados actores como Norman Briski, Salo Pasik, Gloria Carrá, Ana Celentano, Carlos Portaluppi y Rafael Spregelburd, entre otros.

El estreno será el próximo lunes 9 de mayo a las 22 hs. por OnDIRECTV, y a partir de las 23 hs. el capítulo estará disponible también desde la plataforma online. El evento tuvo marco en las salas de Metrovision y, además de poder ver el primer capítulo de esta nueva temporada en forma anticipada, La Primera Piedra tuvo el honor de hablar con el creador y algunos de sus protagonistas. 


La casa del mar es una miniserie de suspenso –género tan inusual como bienvenido por estos pagos—, que gira en torno a la desaparición de Laura (Delfina Chaves), la nieta del prestigioso senador Rogelio Ramos (Salo Pasik), en circunstancias sospechosas. A partir de este hecho se inicia una investigación policial encabezada por el inspector Jorge Pelazas (Darío Grandinetti), que involucrará a Daniel Johnson (Juan Gil Navarro) como principal sospechoso, un joven escritor que pretende inspirarse pasando unos días de descanso en la casa de su amiga Ana (Gloria Carrá) ubicada en Mar del Pinar pero que, inesperadamente, se verá envuelto en una compleja trama de intrigas y enigmas aparentemente insolubles.

En esta primera temporada se introducen tópicos de indudable potencial narrativo y de gran interés para el público amante de estos géneros: aparecen allí los juegos de poder, la comedieta política que en cualquier momento deviene tragedia, el rol de los medios de comunicación en la resolución de los casos policiales, el amor, los impulsos, las traiciones, e incluso una problemática tan áspera y polémica como el abuso sexual de menores. Pero estos temas no operan como mero telón de fondo, sino que el creador los aprovecha con gran destreza a la hora de integrarlos orgánicamente en la progresión de la estructura narrativa. Respecto de la génesis de esta miniserie, Juan Laplace nos cuenta:

—Cuando terminé de grabar mi anterior serie, Perfidia, nos fuimos con Rocío (mi pareja) a pasar unos días de vacaciones a Mar del Pinar. Alquilamos una casa muy chiquita en el medio de los pinos y ahí estuvimos un mes. Tenía en la cabeza la idea de escribir un policial, y me gustó la imagen de los pinos, el mar, la noche, los ruidos en el bosque. En su momento me había interesado mucho el caso de la desaparición de María Cash, y me pareció que el conflicto de una chica que se escapa de su casa y nadie sabe dónde está, podía llegar a ser un buen elemento disparador para escribir un policial.

Juan LaplaceEn la segunda temporada nos encontramos con la continuación de aquella historia, la aparición de nuevos personajes y la intensificación de ciertos conflictos. En el último capítulo de la primera edición Laura finalmente aparece; sin embargo, lejos de una solución definitiva este giro viene a agudizar las tensiones, y a partir de aquí surgen nuevos dilemas que enfrentarán a los miembros de la familia Ramos y colocarán en el centro de la escena a los nuevos personajes (el padre de Laura encarnado por Federico Olivera, la fiscal general interpretada por Soledad Villamil, el asesor de la familia Ramos interpretado por Luis Luque o el jefe de la agencia de inteligencia en la piel de Norman Briski). Esta segunda temporada arranca con la muerte de uno de los personajes centrales en la trama original, y ya podemos vislumbrar algunos virajes y desplazamientos en los abordajes narrativos: se continúa con la lógica de la temporada anterior, pero se apuesta a una mayor profundización de ciertos personajes, complejizando sus características y mostrándolos en ciertas vetas de su vida que hasta el momento permanecían bajo las sombras, tal como el caso de Laura o Pelazas. El director detalla:

—Junto a mi co-guionista Lautaro Vilo quisimos trabajar a partir de dos premisas: por un lado expandir los personajes en sus múltiples contradicciones y, por otro, descontextualizarlos ubicándolos en escenarios diferentes a los de la primera temporada, sobre todo los personajes de Laura y de Pelazas: a ella la mostramos ahora en su vida cotidiana, en su casa, en su cuarto, con sus parientes y amigos; y a él lo exponemos desde esa vulnerabilidad que va a ser su talón de Aquiles.

Una de las recién llegadas es Soledad Villamil, quien interpreta a Brenda Larsen, la fiscal general que estará a cargo de la causa en la cual Laura denuncia a su abuelo por abuso. A partir de los pocos datos que se nos brinda en el capítulo estreno, podría suponerse que esta mujer comparte un pasado trágico con Pelazas. Villamil relata cómo encaró la construcción del personaje en lo que constituyó su primera experiencia en el mundo de las series:Soledad

—Considero que este formato de miniserie es buenísimo para trabajar para los actores, porque te permite entender de entrada y en la primera lectura del guión cuál va a ser la evolución de la historia y tu personaje; a partir de ahí podés ir administrando los recursos y las emociones para trazar la curva de tu personaje, simplemente porque sabés cómo va a terminar. Entonces podés ir jugando, mostrando algunas cosas y ocultando otras. Esto es algo que la TV actual no te permite hacer, porque está jaqueada por el éxito y los números del rating.  Por otra parte, hay un planteo de actuación bastante seco; eso es lo que de alguna manera arma estéticamente la serie y por eso resulta tan interesante. Durante los ensayos con Juan, todos pudimos ir entendiendo que el tono con el que pintábamos tenía que ser ese.

Otra de las figuras centrales en la primera temporada fue la del senador Ramos, interpretado por el gran actor Salo Pasik. También pudimos hablar con él acerca de sus impresiones sobre la nueva temporada y algunas cuestiones en torno a los formatos. Desde la sabiduría que da la experiencia, se manifestó muy a favor de estos modos de trabajo ya olvidados:

Salo—Yo creo que ese debería ser el formato para todo lo que se hace en ficción. El hecho de estar esperando la reacción del público con los números del rating y a partir de ahí empezar a armar las historias o modificarlas, es un gran ejercicio de improvisación para el actor pero no mucho más que eso. Me parece que se trata de una decisión política e ideológica de cómo elegís realizar ficciones en la tele. Yo pertenezco a una generación que trabajaba de otra manera; cuando empecé a hacer tiras, hace muchos años (risas), se ensayaba dos veces por semana y se grababa durante los otros tres días, había revisión de texto y otro sentido estético.

Otro de los protagonistas esenciales de este proyecto es Juan Gil Navarro, un actor ecléctico y con gran plasticidad a la hora de componer sus personajes. Sus atinadas elecciones al momento de elegir los proyectos de los que fue partícipe, le permitieron abordar personajes tan disímiles que van desde el famosísimo personaje en Floricienta (convirtiéndose en el nuevo galán de las adolescentes), pasando por un rol mucho más denso y de gran compromiso social en la tira Vidas Robadas (bajo la ardua temática de la trata de personas), hasta un grotesco transformista sobre las tablas, de la mano de la obra Priscila. Este recorrido sin dudas ha enriquecido a un actor que no teme a la hora de dar saltos al vacío. Respecto de las temáticas que aborda esta segunda temporada de La casa del mar nos cuenta:

—Nuestros temas son shakesperianos, por lo tanto atemporales y universales. Los despelotes que tenemos nosotros podés encontrarlos a todos en la obra de Shakespeare. No es que sean nuestros temas que repercuten en Latinoamérica, sino que ocurren en todos lados y en medio de otras tramas: Brasil, Egipto, Europa. Después, nosotros tenemos nuestra propia telenovela nacional con todos sus condimentos y novedades.

Juan Gil

En cuanto al aspecto novedoso del género, expresó:

—La base de esta serie es policial. Se inicia a partir de un crimen y, como suele decirse en este mundo de los investigadores, todo crimen tiene un motivo y ese motivo muchas veces viene cargado de cuestiones pasionales. Pero lo que finalmente va a interesarle al público no es algo que ya haya visto, sino la posibilidad de poder apreciar cierta singularidad.

A partir de aquí surgió el tema de la subsistencia de la TV abierta nacional a partir de ficciones enlatadas, y el actor se pronunció críticamente respecto de la participación que ellos tienen en ese cuadro de situación:

—El problema no es que las ficciones turcas y brasileñas sean muy malas y nosotros seamos las víctimas, sino que en este momento no tenemos una calidad en nuestras realizaciones que sirva para competir en ese mercado. Tan simple como eso. Y yo tengo mucho que ver en esto como actor. Me parece que es un buen momento de crisis para sacarle punta al lápiz y elevar la calidad de lo que queremos contar, porque si no la gente se aburre.

Al indagar específicamente en su trabajo como actor, Juan Gil Navarro explicó:

—La transformación del actor es clave para capturar la atención del público, porque si la gente nos ve en cada tira haciendo más o menos lo mismo, obviamente va a cambiar de canal. Cuando el universo es tan conservador, no se pueden esperar riesgos. Para mí lo importante como actor es que la gente pueda tener una identificación con tu trabajo, que vean lo que hacés en televisión y que eso los decida después a pagar una entrada de cine o teatro para verte; ahí es donde les podés mostrar lo que vos querés. Esa es la meca de cualquier actor. Por eso muchos actores, al haber logrado tener este sello con el público deciden no hacer tele nunca más, porque la televisión es un lugar muy raro para cerciorarte de que va a salir lo que vos querés. Cruzás los dedos todo el tiempo, jugás a la generala.

La casa del mar es un proyecto que surgió a partir de uno de los concursos del INCAA (Series de Ficción Federales) orientado al fomento de las producciones audiovisuales nacionales, y es por eso que los cuatro capítulos de la primera temporada están completamente disponibles en el sitio web de CDA (Contenidos Digitales Abiertos). La segunda temporada contó con la producción general de DIRECTV y la producción de Cisne-Films en co-producción con StoryLab, gracias a un proyecto gestionado por la empresa de TV que apunta a la producción de contenidos propios y exclusivos para sus clientes. Esta vez serán 8 capítulos de 1 hora de duración, y sólo serán accesibles por televisión para aquellos que dispongan de este servicio de TV por cable. Además, tendrá alcance regional para toda Latinoamérica en simultáneo y podrá verse también en la plataforma online de DIRECTV. Respecto de las libertades y los desafíos que plantea el formato de miniserie, el director expresó:

—En mi opinión, hasta los 20 capítulos es posible contar la historia de una trama; después de esa cantidad, te ves obligado a contar una historia de personajes. Los Soprano es eso justamente: una historia de personajes. La única serie que pudo mantener el relato de la trama en todas sus temporadas es Lost pero, claro, era una historia muy particular. Sin dudas lo nuevo va a ser on-demand y todo va hacia Internet; en cinco años no va a existir nada más. Para mí el futuro son las series cortas.

Si consideramos la génesis de este proyecto, además de las imágenes inspiradoras de Mar del Pinar y el indudable talento de Laplace, el Estado cumplió un rol fundamental para la concreción de esta gran idea. En torno a estas cuestiones, les preguntamos al director y a los actores cuál creen que debe ser el papel del Estado en el ámbito de la producción audiovisual, y Salo Pasik declaró:

—Yo creo que si tomamos conciencia de que en los últimos años el canal que ha tenido más calidad artística ha sido la TV Pública (que aún sostiene su programación con los contenidos producidos en años anteriores) entonces la respuesta es muy simple: el Estado no gasta en cultura, sino que invierte en cultura, y eso también da cuenta de cómo te parás políticamente. El Complejo Teatral de Buenos Aires, por ejemplo, tiene dos salas funcionando y las otras están todas cerradas.

Juan Gil Navarro le dio un matiz a este gran dilema:

—Si el Estado te da dinero para hacer algo, tenés la obligación y la responsabilidad de ser doblemente eficiente. La verdad ha habido muy pocas cosas buenas que hayan funcionado bien en estos últimos tiempos; las ficciones no eran competitivas. Si el Estado te banca no es para que te guste sólo a vos como artista y lo vean tres personas; el producto tiene que funcionar.

Juan Laplace habló desde su experiencia particular con la productora Cisne Films:

—Nosotros nacimos y crecimos como productora a partir de los concursos del INCAA. Fue muy bueno el sistema. Me parece que se puede mejorar porque no todos los productos eran buenos, pero es un modelo perfectible. Creo que el Estado tiene que tener un rol en la promoción y fomento de nuestras ficciones, para que puedan ser de calidad. No conozco a nadie del nuevo gobierno, pero si fuera ellos agarraría la experiencia anterior, evaluaría, tomaría lo mejor y mejoraría lo que no estuvo tan bien. Pero el Estado tiene que fomentar eso y apuntar no sólo al mercado nacional que es bastante chico, sino expandirse a nivel regional. Me parece también que en estas alianzas entre productoras independientes como la nuestra (Cisne Film) y las grandes empresas de TV (DIRECTV), todavía se conserva algún grado de artesanía en la realización, algo que no puede sostenerse cuando trabajan sólo los grandes estudios.

La casa del mar es una producción de alta calidad, con un gran guión, excelente fotografía, destacadas interpretaciones y atractivos condimentos que incluyen lo novedoso de un género no muy recorrido en estos tiempos (al menos en las fronteras de nuestro país), la visibilización de una temática social tan incómoda como eludida (el abuso) y la destreza estilística a la hora de abordar un formato como el de la miniserie, bajo la premisa de la economía de recursos narrativos que tiende a colocar al espectador en un rol sumamente activo.

Al poner el foco sobre una ficción como La casa del mar, resulta evidente que habrá larga vida para este tipo de géneros y formatos, que parecen ser los que se asoman en el horizonte más próximo dentro del campo ficcional: relatos breves, recursos escasos pero contundentes, tonos secos muy efectivos, actuaciones concentradas e intensas, y estructuras narrativas que gracias a la brevedad pueden sustentarse en historias complejas, más allá de la singularidad de los personajes y apostando a su articulación en una trama con densidad y peso propios. Entonces, puede decirse que de este laberinto de las nuevas ficciones y los nuevos modos de consumo audiovisual —tal como sentencia uno de los personajes en la serie— únicamente se sale por arriba, siempre en busca de la más alta calidad. Contar buenas historias de manera entretenida y sin subestimar al espectador, es hoy más que nunca una forma de arte, y ese debería ser el norte de actores y realizadores. La casa del mar es un buen ejemplo de que esto aún es posible.

FICHA TÉCNICA
Título: La casa del mar
Creación: Jaun Pablo Paplace
Guión: Juan Pablo Laplace y Lautaro Vilo
Dirección: Juan Pablo Laplace
Intérpretes: Darío Grandinetti, Soledad Villamil, Juan Gil Navarro, Federico Olivera, Luis Luque y Delfina Chaves, Norman Briski, Gloria Carrá, Salo Pasik, Carlos Portaluppi, Agustín Pardella, Antonio Birabent, Rafael Spregelburd, Gustavo Garzón, Iván Espeche, Celina Font, Ana Celentano, Sergio Boris, Alejandro Paker, Leonardo Saggese, Giselle Motta y Verónica Pelaccini
Estreno: Lunes 9 de mayo a las 22 hs. por OnDIRECTV SD (201) y OnDIRECTV HD (1201)

 

 

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