Sería una pena que se marchitaran las plantas: cómo convivir con la ausencia

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Sería una pena que se marchitaran las plantas, dirigida por Ivor Martinić y protagonizada por la actriz catalana Júlia Ferré y el actor argentino Victorio D’Alessandro, propone asistir a una historia de amor a partir del desmontaje del dispositivo ficcional. Dos cuerpos fuera de lugar (tres, si pensamos en lo infrecuente de un director sobre el escenario), anclados al pasado, intentan dibujar un ahora que tenga sentido sin la compañía mutua. Foto: Claudia Pons Bayén.

por Milena Rivas



Ivor Martinić, graduado de la Academia de Arte Dramático de Zagreb, se encontraba viviendo en Madrid hacía ya un tiempo cuando la pandemia tocó a su puerta y lo enfrentó con un interrogante: ¿cómo (o por qué) escribir en su propia lengua cuando estaba rodeado a diario de otros idiomas? En su nueva apuesta escénica, el artífice croata (a quien puede que conozcan por la dramaturgia de Mi hijo sólo camina un poco más lento) nos propone asistir a una historia de amor a partir del desmontaje del dispositivo ficcional. 

Apenas empieza Sería una pena que se marchitaran las plantas, protagonizada por la actriz catalana Júlia Ferré y el actor argentino Victorio D’Alessandro, el director nos da la bienvenida y enuncia los mecanismos escénicos que sostendrán la obra. El primero, quizás el más obvio, el acuerdo del público con el como si: haremos de cuenta que estas cuatro paredes negras carentes de decoración pertenecen a un departamento canchero, que en esas macetas inexistentes se yerguen algunas plantas también inexistentes, que en aquella esquina está la ducha.

El argumento versa sobre la distancia infranqueable entre ambos protagonistas una vez que deciden poner fin a su relación. Corren los días y, aun frente a la demanda de su antigua compañera, él no logra acordarse del acontecimiento más importante de todo el tiempo compartido.

También aceptaremos que esa particular disposición vaya modificándose a gusto del elenco en cualquier momento de la pieza. Otro pacto, quizás el más repelente: aceptar la presencia del director —sus intervenciones y sus silencios— a lo largo de sesenta minutos. El mismo Martinić se hace cargo del desafío que esta manera de trabajar representa, especialmente luego de más de quince años de concebir el texto dramático y la representación teatral como esferas separadas. 

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Sería una pena que se marchitaran las plantas

Sería una pena que se marchitaran las plantas Ph Andreu Doz


El argumento versa sobre la distancia infranqueable entre ambos protagonistas una vez que deciden poner fin a su relación. Corren los días y, aun frente a la demanda de su antigua compañera, él no logra acordarse del acontecimiento más importante de todo el tiempo compartido. No es necesario que nos levantemos de la butaca para decirles pues ya se irán dando cuenta: es en vano intentar recuperar con la palabra algo que ya ha cambiado de forma.

Sería una pena que se marchitaran las plantas es caprichosa. Insiste sobre lo extraviado y la imposibilidad de su resarcimiento.

Necesito que mi cuerpo se acostumbre a que se va, admite sin embargo Júlia, el pretexto por excelencia de la improvisación orquestada por Ivor Martinić. Dos cuerpos fuera de lugar (tres, si pensamos en lo infrecuente de un director sobre el escenario), anclados al pasado, intentan dibujar un ahora que tenga sentido sin la compañía mutua. 

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Sería una pena que se marchitaran las plantas es caprichosa. Insiste sobre lo extraviado y la imposibilidad de su resarcimiento. Contra todo pronóstico, el segundo grado de representación al que nos obliga una presencia externa a la ficción mas ubicada en escena intenta huir de la identificación con las experiencias dolorosas de los personajes a la cual indefectiblemente nos acerca la trama.


Luego de su estreno en Barcelona y Croacia, la compañía teatral T25 estrena su último trabajo en Argentina. Las funciones serán en Moscú Teatro, Ramírez de Velasco 535, entre el 1 y el 13 de marzo. También realizarán una función en Vicente López y dos funciones en La Plata. Pueden conseguir sus entradas aquí.


Por Milena Rivas@_milenarivas


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