Los Diarios completos de Sylvia Plath: cuando el temperamento es destino

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La célebre poeta estadounidense vuelve al centro de la escena con la llegada de sus Diarios completos (Ediciones Universidad Diego Portales) a las mesas de novedades editoriales. Con 12 años comprendidos y cerca de 900 páginas, este volumen viene a completar la figura de Sylvia Plath y el delicado equilibrio entre el oficio y la sensibilidad que componen a una poeta única.



Mucho se ha hablado y se seguirá hablando de Sylvia Plath. La autora nacida en Estados Unidos en 1932 y fallecida en 1963 tras suicidarse en Inglaterra, marcó una suerte de punto de partida para la poesía mundial. En esa dirección, la revisión de sus Diarios completos (Ediciones Universidad Diego Portales, 2018), traídos al país por la distribuidora Big Sur, permiten ahondar mucho más en la persona y la escritora detrás de su propio mito.

Este grueso volumen comprende los años 1950 y 1962 en la vida de Plath, en donde se puede ver desde las primeras páginas, cuando ella tenía apenas la edad de 18, su disconformidad esencial con la vida que la rodeaba. “Ya sé que esta sensación de soledad se difuminará y se atenuará mañana (…) Pero en este momento esas falsas metas desaparecen de mi vista y me hundo en el vacío como en un remolino”, escribe en las primeras páginas de las casi 900 que componen esta edición. Unos párrafos más atrás, la autora parece dar en la tecla de lo que será su breve existencia: “‘El temperamento es destino’, estas son las palabras que escogería si tuviera que resumir la filosofía de la vida”

«Descubrir que nunca encontrarás una verdad definitiva, sino solo consignas circunstanciales, temporales, que te sirven para el momento en que vives»

Para entender esas observaciones de la joven Plath en la década de los ’50 en Estados Unidos, es interesante retomar esta línea de pensamiento del escritor David Foster Wallace -quien también se suicidó en 2008- “A propósito de la cultura americana, en particular para los jóvenes, es que, desde el punto de vista material, Estados Unidos es un lugar magnífico para vivir. La economía es muy potente y hay gran abundancia de medios. Cuando empecé a escribir La broma infinita tenía treinta años, pertenecía a la clase media alta, era blanco, nunca había padecido ninguna forma de discriminación, desconocía cualquier forma de pobreza de la que yo no fuera el causante y la mayor parte de mis amigos se encontraban en una posición parecida. Y sin embargo, la tristeza es algo tangible, está ahí, es una realidad”.

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Esa idea, tomada de una charla que el escritor estadounidense tuvo con Eduardo Lago, describe a la máxima potencia del capitalismo a principios del siglo XXI, pero bien pudiera aplicarse a la historia moderna del país de las barras y estrellas. Esa tristeza tangible, que se suele tapar con consumo e ideas robustas de patria y religión, siempre fueron un desafío para el ánimo de Plath. Puede leerse, por ejemplo, en una reflexión consigo misma: “descubrir que nunca encontrarás una verdad definitiva, sino solo consignas circunstanciales, temporales, que te sirven para el momento en que vives, para este lugar y para tu estado de ánimo actual; descubrir que el amor nunca se hará realidad”.  Años más tarde, describirá a la tristeza que la invadía «con tantas facetas como un ojo de mosca» .


Sylvia Plath

Diarios Completos de Sylvia Plath, Ediciones Universidad Diego Portales.


Apasionada por la lectura y la escritura desde pequeña, Plath mantuvo de manera casi ininterrumpida diarios de escritura desde los 11 años. En esos cuadernos, se entremezclaban la escritura anecdótica, confesional, con grandes reflexiones sobre la vida y los primeros esbozos de relatos y poemas. En sus diarios de primera adultez, esto sigue ocurriendo, aunque la profundidad se entremezcla con logrados paisajes poéticos. Un ejemplo concreto: “La lluvia es bastante agradable. Hace que te sientas reconciliado, como si formaras parte de los elementos, como si bastara con escuchar”. 

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«Haber nacido mujer es mi tragedia»

“Aquí había una radicalmente única y estilizada voz poética que tomaba como tema principal algo que no había aparecido previamente en ‘el canon’: la experiencia de ser mujer”, señaló sobre Plath la poeta Carol Ann Duffy en un texto introductorio a una antología de la escritora estadounidense. A la vez que crecía en la década de los 50’s, Plath debía enfrentarse a una sociedad prefabricada que otorgaba roles fijos a las mujeres: “Haber nacido mujer es mi tragedia. Desde el momento en que fui concebida quedé condenada (…)a que la esfera de mis actos, mis pensamientos y mis sentimientos quedara estrictamente limitada por mi feminidad inexorable”. 



Los Diarios completos, que cuentan con la edición de Juan Antonio Montiel y la traducción de Elisenda Julibert, permiten ver en primer plano esa constante batalla que se da dentro de Plath: la búsqueda de la trascendencia cuando todo el sistema esperaba otra cosa de ella.Es triste no ser capaz de hacer otra cosa que repetir las palabras de otros poetas. Me gustaría que alguien me citara a mí”, reflexionaba quien luego pasaría a la historia por sus poemas sobre la ausencia, el erotismo y la muerte.

Haber nacido mujer es mi tragedia. Desde el momento en que fui concebida quedé condenada (…)a que la esfera de mis actos, mis pensamientos y mis sentimientos quedara estrictamente limitada por mi feminidad inexorable”. 

Ahora bien, más que confirmar el mito inevitable que se genera detrás de cualquier artista con una vida trágica y un final abrupto, este volumen que junta sus diarios permiten encontrar lo mismo que se percibe en sus poemas: una voz potente que no tiene miedo a mostrar la paradoja de estar vivo y, al mismo tiempo, el oficio que se necesita para escribir incluso cuando se toma la propia vida como inspiración. “Ella se vio a sí misma como una poeta en la que el oficio era tan importante como la autoexploración”, señala Carol Ann Duffy en el prólogo de Poems (Faber & Faber, 2012).


Sylvia Plath

Sylvia Plath


La propia Plath, ya adulta, va a señalar al respecto en una entrevista de 1962: “Mis poemas provienen de sensaciones y experiencias que tuve, pero debo decir que no simpatizo con esos llantos del corazón que no informan nada más que la necesidad de una aguja o un cuchillo. Creo que una debe ser capaz de controlar y manipular esas experiencias, incluso las más terroríficas (…) con una mente formada e inteligente”. 

De esta manera, esta edición de los Diarios completos de Plath, que por supuesto omiten los últimos diarios de la autora antes del suicidio- los cuales fueron perdidos y destruidos por su ex esposo, el también poeta Ted Hughes, quien quedó a lo largo del paso del tiempo en el ojo de la tormenta a la hora de pensar su relación-, sirven para acercarse más a la vida real, repleto de laberintos personales,  de una autora clave para pensar la poesía contemporánea, en donde las voces confesionales no reniegan de ningún tipo de oficio ni búsqueda poética y estética por dentro del poema.

La formación de Plath con Anne Sexton y Robert Lowell es clara en esa dirección, pero ella no podría ver los efectos que los poemas de Ariel tendrían en las personas que los leyeron en todas partes del mundo a partir de su publicación en 1965, dos años después de su suicidio.

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