Línea 137: el documental detrás de la violencia machista

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El trabajo desde el Estado contra la violencia machista tiene rostros muchas veces invisibilizados. Línea 137, el documental dirigido por Lucía Vasallo, con el guión de Marta Dillon relata la rutina de trabajadores y trabajadoras del programa Víctimas Contra las Violencias, mostrando a la vez, las situaciones de violencia a través de la voz quienes la sufren.



“Tu palabra, tu relato es la prueba más contundente que tenemos”. Esta es una de las primeras frases que se escuchan en Línea 137, el documental que visibiliza el trabajo de Víctimas Contra las Violencias, programa estatal que brinda contención en casos de violencia de género y familiar. Dirigido por Lucía Vasallo, con guión de Marta Dillon y música de Juana Molina, la película muestra la radiografía de una herramienta clave para combatir al machismo desde el Estado. El primer plano es protagonizado por las voces de las personas violentadas y los trabajadores y trabajadoras del programa, cuya rutina diaria construye el relato de forma ágil e inquietante.

Llamadas telefónicas, viajes en auto, juzgados, salas de hospitales son algunos de los escenarios en los que transitan profesionales que ponen el cuerpo para desarmar el entramado de violencia en el que se encuentran las personas que se atreven a hablar. “El amor es ciego, por eso yo no quise creer”, dice una de las mujeres a la asistente social que acudió en su ayuda. Frente al miedo, quienes integran el programa ofrecen apoyo, dando valor a palabras ante silenciadas, explicando las posibilidades para encontrar una salida a las situaciones de violencia, los procesos a seguir en caso de querer realizarse una denuncia. 


Foto: Fernando Marticorena para Télam


Lo notable del documental es el registro, el avance de una cámara que no interviene en el desarrollo de los casos, que capta la sutileza de los gestos y deja al descubierto el engranaje que hay detrás de las violencias. La revictimización por parte de las instituciones, la burocracia, las raíces de la cultura machista que naturalizan las agresiones, son solo alguno de los pilares que expone el documental a lo largo de la trama. “A mí mi padrastro me respeta bastante, en mi casa no jode”, dice el hijo de una mujer violentada. “Porque son hombres”, dice la asistente social del caso en el pasillo del hospital.

Pero la tensión y la incomodidad no solo se genera por exponer la realidad que atraviesan miles de personas, sino también por la incertidumbre que se siente al presenciar el recorrido de los casos. Llegar al final con un interrogante: ¿qué pasa después con esas mujeres? ¿Cómo siguen adelante cuando los recursos estatales son escasos y no siempre hay garantías de formar redes de contención? ¿Qué tanto puede sostenerse una salida de las situaciones de violencia ante la falta de vivienda y trabajos precarizados? Si bien la línea 137 es esencial, el abordaje integral del Estado y la educación en perspectiva de género se desprende del documental como una necesidad urgente.




¿Cómo funciona la Línea 137?

El programa “Las Víctimas contra las Violencias” depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y fue creado en 2006 por Eva Giberti, psicóloga, psicoanalista y asistente social. Cuenta con dos líneas telefónicas gratuitas que funcionan las 24 horas, todos los días del año: la línea 137, en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires y la línea 0800-222-1717 de alcance nacional. Recientemente, en el marco de la emergencia sanitaria por el Covid-19, se incorporó un número de Whatsapp para poder denunciar al agresor de forma segura: el 113133-1000.

A diferencia de la línea 144, el programa cuenta con equipos móviles que asisten a quienes se encuentren en situaciones de emergencia, conformados por profesionales de la psicología y el trabajo social que realizan una intervención, permitiendo una articulación con el Same, Fiscalías, Defensorías, Juzgados y la Asesoría General Tutelar del Gobierno de CABA, según corresponda. Aunque la atención telefónica está presente en todo el país, este servicio se encuentra presente únicamente en la Ciudad de Buenos Aires, Misiones (Posadas, Eldorado, Oberá) y Chaco (Resistencia). Actualmente, estos servicios de emergencia cuentan con solo 240 trabajadores y trabajadoras en los servicios de emergencia.

Uno de los puntos que se desprenden del documental es la precarización en la que se encuentran los y las profesionales que forman parte del programa. En los últimos años, los recursos fueron recortados, se suprimió la diferenciación de funciones y especificidad de tareas y se decidió que «todos hicieran todo», tal como relata en varias entrevistas Lucía Vasallo. Muchas personas renunciaron ante la exigencia y la explotación y los puestos quedaron vacantes. El film deja entrever así la precariedad de su situación, la rutina de quienes ponen el cuerpo a diario.



Si hay algo que se puede concluir del documental es que el trabajo impulsado por el programa es fundamental. De acuerdo a los datos del gobierno, desde su puesta en funcionamiento, atendió 171.831 llamados, que registraron 224.797 víctimas de abusos o malos tratos, de explotación, pornografia y/o prostitución infantil, y de grooming. Además, acompañó en terreno a 47.203 víctimas: el 70 % fueron casos de violencia familiar y el 30 % de violencia sexual. 

Lucía Vasallo y Marta Dillon logran poner rostros a quienes están detrás de esos números y voces a las mujeres que, con la ayuda del programa, buscan romper ese círculo de violencias.  Siguen un recorrido muchas veces invisibilizado, pero necesario y esencial para que el Estado desarme el engranaje de la cultura machista.


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