Aproximaciones y fallos: Un purgatorio infinito

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1 – El momento entre proyectos es un purgatorio: no se trata de un espacio físico, sino de un estado emocional. A diferencia de la religión, no hay salvación ni purificación posible. Solo el paso del tiempo ayuda, aunque de manera defectuosa. 

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2 – A veces escribo intentando escapar de ese purgatorio infinito. Pero el efecto es contraproducente y me hundo más y más en ese pozo lleno de dudas e incertidumbre. Cuando quiero darme cuenta, ya es demasiado tarde. Como en una receta, repito el ejercicio tantas veces como crea necesario.

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3 – La falta de amor y/o deseo también es un purgatorio. Y al igual que sucede en todo apagón, las salidas de emergencia nunca se encuentran del todo visibles. 

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4 – La madrugada es el momento favorito del día cuando se está en este estado. Aún no es ayer ni mañana, es la hora en la que el tiempo parece detenerse para mirarme de frente. Su cara de decepción apenas puede notarse gracias a la oscuridad o a mi gesto automático de cerrar los ojos por el miedo. 

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5 – Los proyectos muchas veces se piensan para ordenar la creatividad, el proceso de trabajo, los pasos hacia una meta. La contraindicación, con letra chica, es el desorden total del ánimo entre su surgimiento, su resolución y el futuro.



6 – El purgatorio definitivo, quizás, sea la ansiedad: no estar en ningún lado y estar en todos a la vez. Ser un fantasma de un cuerpo que todavía vive, que todavía se equivoca, que todavía resiste. Tener que manejar los sentimientos de ambas existencias a la vez.

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7 – Los sueños son los purgatorios más benevolentes: con principio y fin, funcionan como los avances de una película que no estoy obligados a ver. Las pesadillas, sin embargo, tienen a la ansiedad como director. 

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8 – No hay redención posible, solo acumulación. Esa es una certeza que funciona como contrapeso de toda biblia. El purgatorio infinito me vuelve inevitablemente ateo, pero de todas maneras el gesto natural es arrodillarse. 

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9 – Los proyectos no concretados, los amores interrumpidos, los deseos sin puntería: todas maneras de acariciar el lomo de un animal que me ataca. 

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10 – No hay manera de acomodarse ni acostumbrarse, el purgatorio es infinito pero dinámico. Como toda esperanza. Como todo mal.