Aproximaciones y fallos: Entre una mudanza y quedarse mudo

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1.Una palabra aparece en la mente como un animal en medio de la ruta. Todo se detiene en esos segundos de tensión en donde cabe una vida pero no un pensamiento formulado con claridad. ¿Qué se hace con ese término? ¿Se lo ignora, se lo esquiva, se cierra los ojos hasta que todo pase? En este caso, la palabra es mudanza.

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2. Mudar bien podría ser la acción de quedarse callado o dejar a alguien sin palabras. Pero no, es el término para referirse a un traslado, a dejar un lugar y ocupar otro. Soy una mezcla de migrante y conquistador torpe: todo lo que toque el sol es lo que nunca va a ser mío.

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3. ¿En qué orden tengo que poner la ropa dentro de la valija? ¿Qué es lo último que se guarda para poder utilizarlo hasta el final? ¿Cuánta fuerza voy a necesitar para transportar todo esto? Lo más pesado, sin embargo, es el silencio que cubre el ambiente: estoy dejando una vida atrás, otra vez. Lejos de significar un desprendimiento, eso es una carga que se agrega siempre.

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4. Planeo los movimientos con anticipación, pero todo es una quimera sin sentido. La mudanza también podría significar una coreografía improvisada que se ejecuta en el momento necesario, solo que nunca se decide por cuenta propia cuándo es el momento.

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5. La palabra “mudo” puede confundirse, en un golpe de vista, con “mundo”: dos territorios definibles, medibles, concretos, pero que engañan con su idea de infinidad y, sobre todo, de inabarcabilidad.



6. “Mudar” y “mutar”, si bien no son sinónimos, así parece en este contexto: cada elemento que recojo deja atrás el polvo de todo este tiempo. Pelos, partículas microscópicas de piel y microorganismos que expulsé para llegar a este punto de incertidumbre.  Todo lo que el destino tiene de puntual también lo tiene de desprolijo.

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7. En España, la palabra “muda” también se usa con frecuencia, pero aún no la escuché. Reafirma mi hipótesis de que todo traslado es sinónimo de silencio, de falta de palabras, de pérdida de fluidez. ¿Cómo ser elocuente sin tener un piso firme bajo los pies?

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8. Quizás “embalar” sea una de las palabras más sinceras: mientras que por un lado sirve para dar nombre al acto de envolver y cerrar paquetes, también significa darle velocidad y empuje a algo que no lo tenía. Ahora, cada vez que digo que estoy “embalado” por la mudanza, tiene mucho más sentido.

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9. Mudo objetos, los dejo sin las palabras que tenían sentido hasta hoy. Cuando los desembale, cuando les quite su velocidad de traslado, voy a tener que cargarlos de palabras de nuevo.

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10. La mudanza se completa con burbujas de aire que sirven para proteger todo lo que se traslada. ¿Por qué yo, que estoy envuelto en burbujas de aire todo el tiempo, nunca experimenté un sentimiento de protección semejante? Mi única solución es ejecutar la mudanza, moverme hasta quedarme completamente mudo. Y volver a empezar.


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