Paula Hernández y la enfermedad como vínculo en el cine

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El Festival de cine de Mar del Plata, realizado en forma virtual este año, brindó una larga cantidad de títulos memorables, entre ellos El año del descubrimiento (de Luis López Carrasco) y Adiós a la memoria (de Nicolás Prividera). Otro nombre que volvió a brillar en este evento (tal como lo hizo en 2019 con Los Sonámbulos) fue el de Paula Hernández gracias a su película Las Siamesas. Siendo la segunda vez que esta directora sobresale en la competencia y que el público aclama su trabajo, cabe preguntarse: ¿qué es lo que enriquece a sus tramas?



A pesar de tener dos argumentos totalmente diferentes, tanto Los sonámbulos como Las siamesas comparten una esencia asfixiante. Otro hecho que las asemeja y, quizás, ignorado por el público: ambos títulos, cortos y atrapantes, hacen referencia a enfermedades. Y son estas las que van a atravesar a ambos filmes, de forma implícita.

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En Los sonámbulos la familia protagónica comparte el sonambulismo. Esta enfermedad hereditaria es casi lo único que tienen en común los parientes cuando deciden ir a pasar el fin de semana de año nuevo juntos a una quinta. La tensión constante de la trama se hará presente en noches enteras de misterio, en las que no se sabe quién duerme y quien está despierto.

Hay que entender aquel título deliberado que le otorga Paula Hernández a su nueva película: en aquellos que nacen siameses, unidos por algún órgano interno de sus cuerpos, solo uno podrá sobrevivir a la separación, si el otro muere.

En la película estrenada en 2020, Las siamesas, la enfermedad está también expresada en el título. Sin embargo, a diferencia del anterior proyecto, esta no es una condición que esté dicha ni que pueda verse. Hay que entender aquel título deliberado que le otorga Paula Hernández a su nueva película: en aquellos que nacen siameses, unidos por algún órgano interno de sus cuerpos, solo uno podrá sobrevivir a la separación, si el otro muere. Por lo tanto, la relación madre-hija que la creadora muestra en su último proyecto es un claro ejemplo simbólico de esta condición.

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Las enfermedades (reales o figurativas) son un elemento secundario que engloba todo el resto de la trama, aunque son estas, tal como su importancia en el título lo indica, quienes le otorgan la verdadera esencia a los personajes, oscuros e indescifrables, que logra Hernández.

En Los Sonámbulos, la protagonista es Ana (Ornella D’Ellia), una adolescente que busca emanciparse emocionalmente de su madre (Érica Rivas) y a quien, en su etapa de crecimiento, el sonambulismo está afectando más que nunca. Este aumento repentino de noches en las que camina dormida hace que la separación de su madre, quien se mantiene despierta atenta a su hija, sea imposible.

Con una herencia clara de Lucrecia Martel, Paula Hernández elige el clima agobiante para contar su historia. Un agobio que se ve tanto en el calor ardiente del verano argentino, como en el encierro familiar.

Con una herencia clara de Lucrecia Martel, Paula Hernández elige el clima agobiante para contar su historia. Un agobio que se ve tanto en el calor ardiente del verano argentino, como en el encierro familiar. Además, Los Sonámbulos dice a gritos todo aquello que La ciénaga insinúa: la tensión entre hombres y mujeres de la casa se transforma en una lucha constante de poder y las sospechas más temidas se hacen realidad en una noche en la que nadie duerme.

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Con otra forma de encierro, Las siamesas logra generar también una tensión constante, ya que la película sucede casi enteramente adentro de un micro, cuando las dos protagonistas emprenden un viaje juntas, hacia la costa. Rita Cortese y Valeria Lois son madre e hija en esta nueva trama familiar, cargada de sofocación, que estrena la directora.

Con diálogos imperdibles, en los que honestidad y crudeza son el condimento principal, Hernández logra hacer presente aquella referencia médica del título de la película. Stella (Lois) y Clota (Cortese) no pueden vivir juntas, pero tampoco separadas. La dependencia constante y la disputa interminable en esa convivencia hacen que la vida compartida les sea imposible. Para estas siamesas, la única solución será la separación definitiva.

Tanto en este último estreno (disponible en Cinear) como en Los sonámbulos (disponible en Flow), hay suspenso en lo cotidiano, similar al de Hitchcock: creciente, siempre avanza.

Tanto en este último estreno (disponible en Cinear) como en Los sonámbulos (disponible en Flow), hay suspenso en lo cotidiano, similar al de Hitchcock: creciente, siempre avanza. Paula Hernández toma las situaciones más comunes, como los días festivos y los viajes en micro a la costa compartidos en familia, y los retuerce. Los lleva al encierro máximo, a un camino sin salida, a un cuarto sin ventanas, y así logra mantener a su audiencia expectante.

Lo innovador: los desenlaces tienen un clímax acorde a la tensión acumulada con el correr de la película. Lejos de dejar la puerta abierta, la directora cumple con la promesa de sus guiones y brinda finales crudos e inolvidables.

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