La poda: cinco poemas de Florencia Fragasso

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Ensuciarse las manos con tierra, sacar la vegetación, reordenarla, diseccionar una actividad que puede resultar de lo más cotidiana para extrañarse y explorar pasado y presente. La poda (Salta el pez, 2022), de Florencia Fragasso, sitúa la mirada a través de una ventana para hacerse preguntas, evocar recuerdos y encontrar detalles en cada uno de los pasos que requiere la limpieza de un jardín. Las herramientas, las manos, las botas sobre el pasto, la pava para el mate que marca la espera; elementos que se conjugan en un poemario donde las sensaciones se hacen palpables.



Sobre la autora

Florencia Fragasso es poeta, traductora y docente. Publicó Extranjeras (Gog y Magog, 2005), Sinestesia (Ediciones Presente, 2012), Superpoderes (El ojo de mármol, 2015), Melliza (Gog y Magog, 2018), Veinte sillas (Mágicas naranjas, 2019), Raf y su puerta (Pupek, 2021) y La poda (Salta el pez, 2022). Se desempeña como guía cultural de la ciudad de Buenos Aires, cruzando la historia urbana con la literatura. Dicta cursos y talleres.


1 – Ante poda

Antes de la poda nos hartamos
de la selva doméstica sin cauce
la posibilidad de la alimaña entrando
por la ventana que quedó entornada
y que crezca
se nutra de nosotros
(no de vos y de mí por separado)
no deje nada en pie.

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2- Sin título

Todo en ellos
es leve y contundente:
la sierra gruñoña,
la piel reseca de sus manos
rozada por el guante,
el crujir de las hojas,
bajo los borceguíes,
contundente y al mismo tiempo
leve
como el pan
tibio
que me hace agua la boca
en la cocina.

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3 – Sin título

Mi cuerpo es de aluminio
rígido y luminoso
todo lo que pasa en la cocina
me vuelve espejo
Absorbo sin filtro las temperaturas
frío glacial               o calor que pela
Eso que parece una pieza suelta
dentro del termo
y choca contra el metal
acompasado

mi voz se soltó del hilo

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4- Sin título

Voy de naranja
como el taco de reina
expandiendo sin rumbo
mis pisadas
hacia cualquier parte
para que me mires
trazo figuras no geométricas
al sol

puedo volver a ser sinuosa


5 – Sangre fría

Desayunamos frente a un jardín
que, a hocicazos,
se recupera de la poda:
se la saca como a una piel antigua
mientras el verde reluce
y va cubriendo su cuerpo

en una boa nuestro jardín
de dimensión suprema

un guante fluorescente
hecho a medida
de un amor



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