La trayectoria de los aviones en el aire, de Constanza Ternicier: extrañamiento por partida doble

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La trayectoria de los aviones en el aire (Libros del fuego, 2018), de Constanza Ternicier, cuenta la historia de una estudiante chilena residente en Barcelona, internada en un hospital luego de una extraña enfermedad. Con una narración potente, este libro lleva al lector a través del viaje de su protagonista para redescubrir su entorno y afrontar sensaciones difíciles de ocultar.

Reconstruir la memoria es un viaje que puede adoptar muchas formas. La trayectoria de los aviones en el aire (Libros del fuego, 2018), de Constanza Ternicier, despliega ese recorrido desde la voz de  Amaya Tripet, una estudiante chilena que, durante un viaje por Europa, contrae una extraña enfermedad, que la lleva a un coma inducido. Abrir los ojos en un hospital londinense es así el inicio de la historia para una joven que no solo debe reencontrarse con el mundo, sin también con sus vínculos y con las sensaciones que siguieron latentes durante su período de inconsciencia. “Hay enfermedades que solo consumen el espacio. Dejan el tiempo estacionado”, reflexiona la protagonista.

Con una voz potente e introspectiva, la narración conduce a los lectores por la experiencia de un personaje que busca descifrar lo ocurrido y afrontar al dolor de sacar a la luz vivencias que, de alguna forma, su cuerpo quiso ocultar como un mecanismo de defensa. De esta forma, la incertidumbre acompaña a Amaya mientras aprende a desenvolverse en un entorno desconocido, a ver en el espejo una imagen de sí misma que no reconoce y, sobre todo, a lidiar con sentimientos que tienen un ritmo propio, más allá del tiempo que conlleva su recuperación física. La autora logra entonces transmitir el extrañamiento de la protagonista por partida doble: de sí misma y de un país extranjero, lejos de lo que supone su ámbito de pertenencia. 

Es este proceso lo que habilita a Amaya a puntualizar en numerosos detalles que generan la cercanía del lector con los escenarios y también con una mirada ávida de información que quiere absorberlo todo. Una particularidad esencial que acompaña esta característica: la importancia de la música en la vida del personaje. A lo largo de las páginas, diferentes circunstancias le permiten a Amaya evocar sus canciones preferidas, cuyos nombres se ofrecen en los epígrafes de cada capítulo, preparando la atmósfera para la lectura y formando una lista de reproducción que puede además encontrarse completa al final del libro.

En definitiva, la trama de esta novela entremezcla distintos planos temporales: se desenvuelve hacia adelante junto con la recuperación de Amaya y abre una ventana hacia el pasado para armar de a poco las piezas de un rompecabezas que se encuentra en constante cambio.

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