Viendo morir a Gloria: caída libre en la opresión

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Viendo morir a Gloria es una pieza escrita por la dramaturga canadiense Judith Thompson, con traducción y dirección de Pablo D’Elía. Está basada en la historia real de una joven que —luego de pasar por una serie de correccionales de menores— es encerrada en una penitenciaría para mujeres, donde sufrirá las consecuencias de unas normas absolutamente inhumanas. Aguda crítica sobre las instituciones contemporáneas orientadas al control social. Puede verse los viernes a las 21h. en Beckett Teatro (Guardia Vieja 3556).


La pieza de Judith Thompson es —antes que nada— un enorme logro desde la dramaturgia. Su arquitectura minuciosa le permite al espectador acceder al relato desde tres perspectivas diferentes: una adolescente confinada en su celda y condenada desde temprana edad a los azares de un sistema penitenciario impiadoso, la madre adoptiva que cuenta los días para su regreso, y una guardia cárcel que se debate entre las órdenes impuestas por la autoridad y sus propios límites morales. Al inicio cada una despliega su historia personal, y en el transcurso de la obra esas líneas aparentemente inconexas convergen para construir mapas, tejidos densos, bifurcaciones.

La puesta pensada por Pablo D’Elía refuerza y potencia esa arquitectura dramática tan bien construida por Thompson, y encuentra en los recursos escenográficos (Jorgelina Herrero Pons), sonoros (Cecilia Candia) y visuales (Silvia Maldini) grandes aliados. La disposición de los elementos escenográficos y personajes refleja con justicia toda la profundidad de esta historia, sus capas múltiples. Abigail, la guardia cárcel, permanecerá la mayor parte del tiempo sentada en su escritorio, en un pequeño rincón del escenario; Rosa, la madre adoptiva, caminará ansiosamente desde su cama hasta el jardín; y Gloria, la joven reclusa, no saldrá en ningún momento de su hermética celda. Cada mujer configura su propio espacio y lo carga de sentido a partir de sus relatos: Abigail recuerda las torpezas de su hermano y una tragedia familiar; Rosa intenta conectarse con su hija a pesar de todos los impedimentos institucionales; y Gloria lucha contra su “mamá camaleón” que, quizás, sea su propio instinto, su natural rebeldía.

A estos logros en el terreno de la dramaturgia y en el diseño de la puesta, hay que agregar la interpretación de las actrices: Mercedes Fraile, Armenia Martínez y la joven Lucía Tomas sostienen esta historia con el poder de unas actuaciones muy convincentes y gran seguridad al momento de recrear textos tan extensos como complejos. Hay un trabajo muy logrado en la síntesis de estas tres líneas narrativas: al comienzo se presentan como elementos aislados, pero poco a poco van tomando forma y adquieren sentido en virtud de las distintas fusiones narrativas que el texto presenta. Nada de esto sería posible sin la eficacia de este trío femenino.

Viendo morir a Gloria se apoya en una propuesta estética muy interesante, pero además construye una sólida crítica contra las instituciones y los dispositivos contemporáneos de control social, en el marco de un sistema capitalista (por naturaleza) represor. ¿Qué ocurre cuando la norma se ha vuelto un corset tan hermético que termina asfixiando al sujeto? ¿Qué sucede cuando cada decisión institucional tiende a reprimir y destruir, en lugar de liberar y construir seres autónomos? El mayor éxito de este sistema quizás sea el de haber logrado convertir a cada individuo en un látigo para su prójimo, y Thompson logra cristalizar todas esas tensiones en el retrato de una única biografía. Se trata del tipo de obras que no presentan todo servido en bandeja, sino que exigen cierto compromiso por parte del espectador. Una propuesta más que interesante en Beckett Teatro.


FUNCIONES: Viernes 21 h. en Beckett Teatro (Guardia Vieja 3556)
LOCALIDADES: Por Alternativa Teatral

FICHA TÉCNICA
Autoría: Judith Thompson
Traducción: Pablo D’Elía
Actúan: Mercedes Fraile, Armenia Martinez, Lucía Tomas
Mapping: Silvia Maldini
Vestuario: Jorgelina Herrero Pons
Escenografía: Jorgelina Herrero Pons
Iluminación: Verónica Lanza
Realización de vestuario: Titi Suárez
Video: Silvia Maldini
Música: Cecilia Candia
Diseño gráfico: Agustina Spinelli
Asistencia de dirección: Romina Giselle Asat
Prensa: Octavia Gestión Cultural y Comunicación
Dirección: Pablo D’Elía

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