Pepe Mujica y Mauricio Rosencof: “Nunca nos dejamos entrampar por el odio”

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La Primera Piedra estuvo presente en la conferencia de prensa sobre la nueva película de Alvaro Brechner, La noche de 12 años, protagonizada por Chino Darín, Alfonso Tort y Antonio de la Torre. Esta co-producción entre Argentina, Uruguay, Francia y España está inspirada en las experiencias reales de José “Pepe” Mujica, Mauricio Rosencof (los grandes protagonistas del evento) y Eleuterio Fernández Huidobro (fallecido hace dos años), en tiempos de resistencia tupamara frente a la dictadura militar uruguaya de 1973.


El lugar elegido para esta conferencia de prensa fue la UMET (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo), y el dato no es anecdótico si se considera que el espacio es catalogado por sus miembros como “la universidad de los trabajadores”, siendo la primera surgida al calor de una organización sindical. “Esta es la síntesis de un país que clama por justicia social y por igualdad. Por eso es un honor tenerlo al Pepe entre nosotros, en la casa de los trabajadores”, celebraron los anfitriones del encuentro.

El primero en tomar la palabra fue el director de la película, Alvaro Brechner: “Para mí ha sido un privilegio inmenso poder contar esta historia, así que estoy muy agradecido a Mauricio y a Pepe por la confianza que me dieron”. Recién llegado del Festival de Venecia, Alvaro comentó que la primera pregunta formulada durante la presentación en tierras italianas intentaba indagar en el modo de supervivencia de estos tres hombres de militancia frente a circunstancias tan extremas durante su estadía en los calabozos. La pregunta evidentemente excedía su rol como director, pero eso no le impidió esbozar en la UMET una frase contundente a modo de reflexión: “Uno no sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es la única opción que te queda”.

Después de esas palabras iniciales, el foco de la conferencia indudablemente viró hacia los relatos de Mauricio Rosencof y José “Pepe” Mujica. Dado su elevado valor testimonial, vale la pena reproducir aquí algunos fragmentos con toda rigurosidad.


Fotografía: UMET


“Al único que podíamos recordar era a Ray Bradbury, ¡porque todo lo que pasaba era de ciencia ficción!”, declaró Rosencof definiendo aquella experiencia colectiva de militancia como un verdadero acto de resistencia. “Agradezco a quienes se sintieron tocados por el tema de la memoria, que fue el objetivo del libro [Memorias del calabozo] y lo que nos propusimos desde la comunicación. Un pueblo es su memoria, y su memoria es su historia; sin odio, sin rencor, sin deseos de venganza”. El escritor uruguayo, además, destacó que la película es valiosa porque retrata la dignidad como un mecanismo para sobrevivir en situaciones extremas como las que les tocó vivir a los tupamaros en los años ’70.

“Había veces que nos llevaban al baño una vez por día y se nos trastocaban los órganos; en el cerebro teníamos la vejiga. Entonces, cada cual a su manera, empezamos a construir sueños, fantasías, ilusiones. Y de pronto se abrían algunas ventanitas insólitas: yo vivía a puro verso” (M. Rosencof)

“¡Yo nunca me imaginé ni películas, ni presidencia, ni nada!”, exclamó Pepe Mujica, y siguiendo la línea de agradecimientos propuesta por su compañero expresó: “Quiero agradecer a quienes hicieron esta película, porque en alguna medida representa las peripecias que atravesaron muchos compañeros. Este no es un problema de Uruguay o de Argentina; es representativo de cosas que pasaron y están pasando en América y en todo el mundo. Esto es parte de la condición humana. El progreso social está lleno de cristales rotos de los soñadores que quisieron cambiar el mundo y no lo lograron, pero ellos dejaron un escaloncito de dignidad”.

“Yo siempre tuve claro que algún día iba a salir, y si salía iba a seguir luchando por lo que pensaba” (J. Mujica)

“Agradezco que nunca nos dejamos entrampar por el odio. El odio es ciego como el amor, pero el amor construye y el odio destruye”, sentenció el ex presidente de la República Oriental del Uruguay. Y no desaprovechó la ocasión para saludar al pueblo argentino “que es parte de nosotros, porque no sólo somos hermanos sino que compartimos la misma placenta: somos algo más que hermanos”, e incluso se permitió chicanear a los presentes con las consabidas polémicas en torno a Gardel y el dulce de leche. “Cuando ustedes se resfrían nosotros nos engripamos”, bromeó.

El último en tomar la palabra fue Alfonso Tort, actor uruguayo que interpreta a Eleuterio Fernández Huidobro (más conocido como “el Ñato”): “La verdad no sé qué más aportar. Es tan lindo escucharlos a ellos… Yo como trabajador actoral y desde una humildad total, puedo decir que dejé cuerpo y alma en este personaje”, señaló Alfonso. Este intérprete que supo capitalizar la artritis en sus manos y los momentos de hambre para componer su personaje, aseguró que “no hay otra forma de encarar esto que no sea desde una total entrega y un profundo respeto a lo que vivieron estos tipos y estas tipas”, y también comentó que las reuniones con tupamaros y tupamaras aportaron elementos esenciales a la hora de la composición.

La premisa de los dictadores era: «Si no pudimos matarlos, al menos vamos a volverlos locos». Y eso justamente fue lo que intentaron generar en las cabezas de estos hombres durante 12 largos años, arrojándolos a calabozos diminutos donde apenas podían ver, hablar, interactuar, comer o dormir. Frente a esa situación extrema y librados a condiciones totalmente inhumanas, sólo quedaba seguir apostando a los sueños, ilusiones y fantasías que habían tejido fuera del calabozo: lo único que podría mantenerlos con vida.

Para terminar, nada mejor que los versos recitados por Mauricio Rosencof:


FICHA TÉCNICA
Elenco: Alfonso Tort, Antonio De La Torre, Chino Darín, Silvia Pérez Cruz, Soledad Villamil, César Troncoso.
Director: Alvaro Brechner
Guionista: Alvaro Brechner
Director de fotografía: Carlos Catalán
Música: Federico Jusid
Montaje: Irene Blecua, Nacho Ruiz Capillas

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