Malvinas también fue la dictadura cívico-militar

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A 36 años del comienzo de la guerra de Malvinas, el despliegue militar durante la dictadura cívico-militar señaló, además de la derrota, el vicio de poder que los represores mantuvieron en las islas del Atlántico Sur. Frente al reclamo histórico por la soberanía argentina sobre las Malvinas, la guerra es un punto imposible de olvidar por su contenido traumático reciente en la historia nacional y también como parte de lo que fue el genocidio.



La guerra de Malvinas se desarrolló desde el 2 de abril de 1982 al 14 de junio del mismo año. Dicho despliegue militar formó parte de un golpe genocida que ya había secuestrado, torturado y exterminado a miles de personas. Sin embargo, en muchas ocasiones se suele olvidar la relación de la dictadura cívico-militar con la decisión de ir a la guerra. Conflicto bélico que, además, responde a un histórico reclamo por la soberanía argentina en Malvinas.

El gobierno de facto, en ese entonces, comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri fue quién organizó la irrupción militar en las Islas Malvinas en un momento en que la dictadura era repudiada por múltiples sectores de la sociedad. Aquel gobierno genocida que había generado cientos de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio en todo el país, también era sumamente rechazado por las políticas económicas implementadas que condenaban a grandes capas de la población a la pobreza, el hambre y la miseria.



Por estas razones es que la guerra de Malvinas se entiende en muchos casos como la última maniobra de la dictadura cívico-militar para continuar en el poder. Sin embargo y a pesar del exterminio, el pueblo argentino salía a las calles para repudiar a un régimen que empobrecía y excluía a la gran mayoría de la población. Debido a esto, la decisión de recuperar las islas que andaba dando vuelta en las cabezas militares se aceleró, también fue inmediato el acompañamiento de los medios de comunicación. Cómplices del genocidio, también, colaboraron en el ocultamiento y la mentira de lo que fue la guerra.

Torturas, hambre, hacinamiento, simulacros de fusilamientos y hasta un asesinato son algunos de los delitos que se conocen que fueron cometidos por miembros de las fuerzas armadas que también habían ocupado un rol predilecto en la represión al interior del país. Estos crímenes de lesa humanidad fueron realizados mientras transcurría el conflicto bélico en las islas del Atlántico Sur con los propios soldados que fueron llevados a las Malvinas. 


Foto: EFE


Estas breves referencias dan cuenta de las conexiones entre la dictadura cívico-militar y el trauma histórico reciente que fue la guerra de Malvinas. La intención es señalar que ni el final del gobierno militar se puede entender sin la guerra, ni tampoco la misión militar en Malvinas se puede comprender sin el mecanismo siniestro de la dictadura generado para matar a miles de personas, exterminio efectuado por represores y genocidas que también ocuparon puestos en la guerra.

Ver la guerra de Malvinas y la dictadura cívico militar como hechos aislados fomenta la desinformación. De igual forma, cuando se condena al genocidio desarrollado en Argentina también se debe incluir la masacre que fue la decisión militar de ocupar las islas. Sin embargo, el reclamo histórico por la soberanía de las Malvinas excede a la decisión militar de 1982. A pesar de los desaciertos, la guerra forma parte de un reclamo por la soberanía de las Islas de ya 185 años y el rechazo a los últimos vestigios de colonialismo británico en el siglo XXI. 



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