Reseñas Caprichosas – «El tamaño de mis miedos» de Agustina Catalano: la libertad como duda

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Los poemas que integran El tamaño de mis miedos (Concreto Editorial, 2018) de Agustina Catalano conforman una apuesta a la búsqueda íntima en relación con los demás. Con un estilo directo y confesional, los versos de la autora tienen al miedo como tema central y a la libertad como una duda que impregna todos los elementos de la vida: los vínculos, las ciudades, la vocación y las distancias. 



Sobre la autora

agustina catalanoAgustina Catalano nació en Mar del Plata en 1990. Es profesora en Letras por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Actualmente cursa el Doctorado en la Plata y es becaria del CONICET. Publicó Dos mil doscientos ochenta y uno (Poesía, 2014) y Correspondencia – en coautoría con Joaquín Correa-, ambos editados por la Bola Editora. También fue guionista de dos cortomentrajes La navidad de Griselda (2016) y Creo que es sábado (2018).


La libertad como duda

«Una rampa que no parecía peligrosa/ (como todo lo verdaderamente peligroso)», escribe Agustina Catalano en el primer poema de El tamaño de mis miedos (Concreto Editorial, 2018), como si fuera una especie de advertencia sobre lo que el lector va a poder encontrar en este libro: sorpresas, decepciones y la sensación de un peligro inminente en todo lo que nos rodea. De esa manera, el miedo, a través de sus distintas formas y etapas, va a ser el hilo invisible que conecte a este poemario.

Utilizando una voz directa y confesional, Catañano aprovecha el tono intimista para echar luz sobre experiencias que son tranquilamente universalizables: «me autoconvencí de que la insatisfacción/ tarde o temprano se convierte/ en desesperación/ por vivir algo nuevo/ lo que sea/ una historia que podamos relatar mañana en el trabajo/ y nos diferencie». ¿Qué hacer con esa libertad de elección que no nos deslinda de consecuencias y responsabilidades? ¿Cómo acallar los miedos ante un entorno que siempre puede mostrar su costados más hostil?

Así entonces, distintas experiencias se van sucediendo en este libro que lejos está de ser un simple anecdotario: cada historia tiene su propia profundidad y textura. Desde el relato de un aborto («yo no le puse/ tu nombre a ninguna hija») hasta el sentimiento de extrañeza sobre todo aquello que nos rodea («la intolerancia que desarrollé últimamente/ a las cosas que más quise»)El tamaño de mis miedos avanza de manera pareja, firme y sincera.


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agustina catalano



Así entonces, como quien transita un corte de luz con una linterna como única guía, Catalano se encarga de iluminar algunas zonas de la vida diaria en particular, permitiendo ver toda la incertidumbre que pueden contener en su interior. En ese sentido, la mudanza también ocupa un lugar central en este libro, donde el traslado del cuerpo no es solo una cuestión física, sino también emocional: «no tiene sentido// ¿qué se le puede preguntar al cemente?»; o también: «mi único pedido fue/ quiero vivir en el centro/ ¿de qué?/ no sé «. 

A partir de versos cortos e imágenes concretas, Agustina Catalano logra desplegar en este libro una serie de recursos que se pueden apreciar con igual intensidad tanto en la brevedad como en la respiración larga. Si bien la voz poética de este libro sabe que «los seres humanos tardamos más/ en olvidar hechos traumáticos/ que momentos de bienestar«, tiene en claro qué es lo que pretende del futuro cercano: «esto no va a terminar conmigo llorando/ mientras miro la felicidad ajena». Para eso, claro, hay que atravesar los distintos miedos y, sobre todo, conocerlos en profundidad, con sus tamaños y formas. Más aún si la libertad también puede causarnos temor.


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