Hipocresía hollywoodense: ¿qué hay detrás de los vestidos negros?

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La última edición de los Golden Globes trajo una saludable polémica a raíz de la decisión gremial de los actores de ir vestidos de negro en señal de protesta frente a las numerosas denuncias de abuso sexual en la industria cinematográfica con mayor visibilidad del planeta. Sin embargo, a pesar de este tipo de iniciativas, en el mundo hollywoodense continúan registrándose toda clase de injusticias como consecuencia del sistema patriarcal imperante y de las relaciones de poder que ubican a las mujeres en una situación de inferioridad.


El domingo pasado la alfombra roja se inauguró con la presencia de la eterna nominada (y merecedora) en las principales premiaciones, Meryl Streep —aunque esta vez el Globo de Oro quedó en manos de Frances McDormand—, y la actriz Michelle Williams también nominada en la categoría de Mejor Actriz Dramática por su labor en el film de Ridley Scott, Todo el dinero del mundo, cuyo rodaje despertó gran polémica a raíz de las denuncias contra Kevin Spacey por abuso sexual.

Streep lució un vestido con escote en V de color negro y desfiló junto a Al-jen Poo, activista por las trabajadoras domésticas; Williams lució un modelo a hombros descubiertos del mismo color y desfiló junto a Tarana Burke, fundadora del movimiento Me Too (Yo También). “Queremos arreglar eso y en este momento nos sentimos incentivadas para unirnos en una gruesa fila negra”, declaró Streep.

Hollywood sigue siendo una industria cinematográfica profundamente desigual, que replica en sus estructuras internas los mismos patrones e injusticias que existen en el sistema patriarcal capitalista, un sistema que organiza el trabajo, los vínculos personales y la vida entera de millones de personas

Más allá de que este tipo de actos puedan ser cuestionables por quedar restringidos a una mera impostura que sólo persigue la corrección política, y por ubicar a activistas y mujeres de lucha en un rol secundario, casi como si se tratase de un accesorio más para mostrar ante las cámaras, lo cierto es que la iniciativa ha resultado exitosa porque logró poner el tema en agenda y despertar interés en la opinión pública.

Aún así, Hollywood sigue siendo una industria cinematográfica profundamente desigual, que replica en sus estructuras internas los mismos patrones e injusticias que existen en el sistema patriarcal capitalista, un sistema que organiza el trabajo, los vínculos personales y la vida entera de millones de personas, y que sigue imperando gracias a la rentabilidad y a los beneficios que reporta a los sectores sociales más privilegiados.

Mark Wahlberg y Michelle Williams, protagonistas de Todo el dinero del mundo. Él cobró 1,5 millones de dólares por repetir sus escenas; ella tan sólo 1.000 dólares

El caso de Michelle Williams es para destacar, ya que luego de la ceremonia de los Golden Globes salió a la luz una información que el equipo de Ridley Scott intentó invisibilizar y luego —una vez publicada— desmentir por todos los medios. Ante las denuncias contra el actor Kevin Spacey, el director de Blade Runner decidió desvincularlo del proyecto y reemplazar todas sus escenas con la interpretación de Christopher Plummer.

Evidentemente, para llevar a cabo su plausible intención Scott necesitó la disposición del resto del elenco en las escenas compartidas, entre ellos Mark Wahlberg y Michelle Williams. Sin embargo, a pesar de que ambos comparten agencia de representación, no percibieron el mismo salario por su trabajo: Wahlberg arregló la cifra de 1,5 millones de dólares mientras que Williams debió conformarse con 1.000 dólares. 

Melissa Silverstein, fundadora de Mujer y Hollywood, fue una de las primeras en alertar desde su cuenta de Twitter sobre esta  ofensiva e injusta brecha salarial que continúa ubicando a la mujer en una situación de inferioridad. Por otra parte, Mark Wahlberg dio una entrevista en donde habló sobre la decisión de Scott y comentó que, aunque tenía planes para Acción de Gracias y nuevos proyectos en puerta, decidió apoyar la iniciativa de su director.

Las ganadoras

En este punto, parece preciso señalar que mientras Walhberg se perdió el sabroso pavo del Día de Gracias, las víctimas de Spacey, Weinstein y tantos otros acusados han perdido una tranquilidad irrecuperable en sus vidas. No se trata de simple caridad o altruismo, sino del compromiso genuino con una lucha que lleva años oculta y hoy, por fin, puede salir a la superficie.

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