Desaparecidas y encontradas: Érica, Ivana y la condena social por no ser víctima

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El martes 2 de mayo, dos mujeres que estaban desaparecidas volvieron a sus hogares: Érica Romero (32), en Mar del Plata e Ivana Ruiz (16), en Lomas de Zamora. Más allá de la noticia de su aparición, los medios y sus comentaristas se encargaron de hacer foco en las críticas a las mujeres por ausentarse de sus roles como madre o hija. En el contexto de un país donde una mujer es asesinada por día solo por el hecho de ser mujer, los medios de comunicación siguen aportando a la culpabilidad de la víctima. (Foto de portada: Mar Garrote Cortinez)


Érica Romero (32) e Ivana Ruiz (16) fueron reportadas a la policía como desaparecidas el pasado domingo 30 de abril. Érica había sido vista por última vez el día jueves por la noche en Mar del Plata. Ivana había salido a visitar a una amiga el domingo y nunca regresó a su casa en Lomas de Zamora. Ambas búsquedas fueron ampliamente difundidas por los medios de comunicación y redes sociales. Pocos días atrás, se había conocido que Araceli Fulles, que también estaba desaparecida, había sido asesinada. Sus fotos se multiplicaron en las pantallas y la sociedad exigía que aparecieran con vida.

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El martes pasado se confirmó que ambas mujeres habían regresado a sus hogares. Érica se había comunicado a través de su perfil de Facebook para anunciar que se encontraba bien, pero se vio obligada a borrar el comentario por las críticas y agresiones que recibió. Ivana fue encontrada en una casa en San Antonio de Padua, a la que se había dirigido voluntariamente sin conocimiento de sus padres. Pero, tras conocerse la noticia del regreso de ambas mujeres, la reacción general parece ser de indignación en vez de alegría.


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«Apareció Érica, quien se fue el fin de semana largo con un amigo y no avisó a nadie» fue tan solo uno de los críticos titulares. Los medios de comunicación calificaron de «insólita» y «desconcertante» a la explicación que dio Érica Romero al volver a su casa. Incluso el diario La Capital mencionó que la casa donde se encontraba estaba siendo investigada en una causa por venta de drogas, a pesar de que ese dato no tiene relación con la noticia de la desaparición. La joven marplatense explicó que se ausentó de su casa por propia voluntad y que no pretendía abandonar a su familia, pero no pudo evitar la catarata de insultos y agresiones a través de las redes sociales.

Los comentarios que se suceden al pie de cada una de las notas califican a Érica de madre irresponsable, loca e inconsciente, entre muchísimos insultos y comentarios degradantes sobre su sexualidad.

Los comentarios que se suceden al pie de cada una de las notas califican a Érica de madre irresponsable, loca e inconsciente, entre muchísimos insultos y comentarios degradantes sobre su sexualidad. La gran mayoría exige que pague una multa por la búsqueda policial que generó alrededor de su desaparición. Y algunos incluso se lamentan haya aparecido sana y salva, como si se mereciera un castigo. Parece que jamás una mujer, y mucho menos una madre, puede abandonar el rol que la sociedad le ha impuesto.


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La misma situación se dio en el caso de la aparición de Ivana Ruiz. La joven de 16 años se ausentó de su casa voluntariamente y regresó dos días después a su casa en Villa Albertina, ubicada en la localidad de Lomas de Zamora. A pesar de ser menor de edad, los comentarios sexuales, violentos y misóginos atacan directamente a la joven. Casi no aparecen mensajes positivos sobre la aparición con vida de Ivana, pero sí abundan los comentarios que amenazan no volver a participar en búsquedas de mujeres desaparecidas «por culpa de chicas como ella».

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Hace 2 años, un hombre oriundo de Mar del Plata, al igual que Érica, fue encontrado en Jujuy luego de un año de búsqueda. Las crónicas del caso explican que «huyó en tren de la ciudad y de su familia» y que no avisó a donde se dirigía «por motivos personales». Pero no es sorpresa que, en este caso, los comentarios sean muy diferentes: «vaya uno a saber el drama que lo llevó a tomar esa decisión tan drástica de abandonar a su familia» o «¡qué mal la estaría pasando para buscar contención tan lejos y solo!» son solo algunos de los comentarios que pueden leerse al pie de la nota.

A pesar de ser menor de edad, los comentarios sexuales, violentos y misóginos atacan directamente a la joven. Casi no aparecen mensajes positivos sobre la aparición con vida de Ivana, pero sí abundan los comentarios que amenazan no volver a participar en búsquedas de mujeres desaparecidas «por culpa de chicas como ella».

El machismo en nuestra sociedad no es visible únicamente cuando un hombre asesina a una mujer por su género o cuando se dan casos graves de abuso sexual. No es resultado de un loco o un enfermo que de forma aislada decide violentar a una mujer. El machismo está arraigado en nuestra cultura de tal forma que es difícil desentrañar que el rol de la mujer está construido por años y años de opresión. El momento histórico que transitamos y movimientos como Ni Una Menos logran comenzar a visibilizar la diferencia de género y a mostrar que si no reaccionamos contra todas las formas de discriminación que enfrentamos diariamente, no estamos aportando a la reducción de la violencia machista.


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