Cambio de época: el giro feminista de Pixar

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La perspectiva feminista llegó al mundo del cine hace tiempo, quizás mucho antes de lo que se asume. Sin embargo, fue en la última década (de hecho, en los últimos 2 años) que este estudio cinematográfico especializado en computación animada decidió renovar sus clásicos de siempre contados con perspectiva de género. Los Increíbles 2 y Toy Story 4, los mejores ejemplos de este nuevo enfoque.


Pixar cambió la historia del cine en el año 1995 con el estreno del primer largometraje de animación computarizada: Toy Story; la inolvidable película encantó tanto a niños como a adultos y fue la primera de una infinita serie de proyectos que renovarían, uno a uno, las apuestas de la empresa de animación. Sin embargo, la verdadera evolución de Pixar 01quizás no esté puntualmente en sus nuevas tecnologías, sino, en las narrativas de sus filmes.

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La primera película en la saga de Toy Story tiene como protagonista a dos muñecos: Woody (un sheriff) y Buzz (un astronauta). El elenco cuenta, además, con un variado grupo de juguetes, incluida Boo Beep: una muñeca de porcelana que luce vestidos aparatosos y lleva un rebaño personal de ovejas a todos lados. La tensión amorosa entre Woody y Boo Beep es notable, pero el héroe de la historia no tiene tiempo para el amor, por lo que aquél (casi único) personaje femenino queda bastante fuera de la foto.

La verdadera evolución de Pixar quizás no esté puntualmente en sus nuevas tecnologías, sino, en las narrativas de sus filmes.

Tal es así que en Toy Story 3, Boo Beep ni siquiera es parte de la trama y su desaparición es pasada por alto. En la última entrega de la saga, estrenada en el pasado 2019, Pixar decide aggiornarse dándole un giro feminista a su adorada historia, que ya cuenta con más de 20 años de vida. La cuarta película comienza con un intento de redención, haciendo un prólogo melodramático para explicar a la audiencia la falta de la muñeca de porcelana en la anterior película.

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Más avanzada la trama, Woody se reencuentra con aquel amor perdido: una renovadísima Boo Beep, aventurera independiente imposible de opacar. En este filme, es la antigua pastorcita quien guía a Woody por caminos nuevos y peligrosos, y quien lo acompañará en el próximo viaje en el que este decide embarcarse, dejando al público conmovido, en un final abierto.

El mayor ejemplo del volantazo dado por Pixar en ruta hacia el feminismo es Los Increibles 2. En la segunda película de la serie es ella la elegida para salir al mundo a luchar contra los malos y, por lo tanto, es el hombre de la casa el que se queda a ocuparse de sus hijos y de las tareas domésticas.

El mayor ejemplo del volantazo dado por Pixar en ruta hacia el feminismo es Los Increibles 2. En la primera entrega de la serie, Mr. Increíble, padre de dos niños y esposo de la también retirada súper heroína Elastic Girl, es llamado para volver a la acción. Deja atrás la vida doméstica, en manos de la mujer del hogar, para volver a pelear contra los villanos. En la segunda película de la serie es ella la elegida para salir al mundo a luchar contra los malos y, por lo tanto, es el hombre de la casa el que se queda a ocuparse de sus hijos y de las tareas domésticas.

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La película no solo remarca la necesidad de mostrar mujeres que salen a pelear al mundo, sino también las complejidades de quedarse en casa. Aquella tarea, largamente asociada con la figura femenina de la familia, es ardua y pone en juego, incluso, las aptitudes del más fuerte, sobre todo en la crianza.

El verdadero mensaje es, entonces, la necesidad de cambio, de poder tomar aquellas viejas costumbres arraigadas y transformarlas en nuevas, con perspectiva de género.

La empresa, que llegó a nuestros corazones con clásicos como Monster Inc, Buscando a Nemo, Ratatouille y muchísimos más, redobla su apuesta con una mirada actual y comprometida. Lo remarcable de esta perspectiva es que Pixar no decide mostrarla en nuevas tramas, sino en aquellas largamente aclamadas por la audiencia. El verdadero mensaje es, entonces, la necesidad de cambio, de poder tomar aquellas viejas costumbres arraigadas y transformarlas en nuevas, con perspectiva de género.




No es sorprendente que, para comprobar esta teoría, cada estreno de Pixar sea un éxito. Está aquí implícito el verdadero triunfo del nuevo camino que optó por recorrer la empresa: los clásicos de siempre pueden ser transformados en proyectos feministas, y seguir siendo clásicos.

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Tanto Los Increibles 2 como Toy Story 4, nos muestran la nueva cima que Pixar se puso como objetivo, una quizás mucho más compleja que la de seguir renovándose técnicamente (a esa meta, por lo visto, la alcanza con creces):  la esperanza de, a través de la pantalla, poder estar acorde con un mundo que sigue avanzando en favor del feminismo. Los espectadores, habiendo aclamado ambos proyectos, parecen avanzar hacia el mismo lado.


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