Escribir no es importante: Vicente Luy ataca de nuevo

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A ocho años de su fallecimiento, la obra del poeta cordobés se lee cada vez con más entusiasmo. Caballo Negro Editora acaba de publicar una obra reunida que busca ir más allá de los poemas de Vicente Luy que circularon con fervor por redes sociales en este último tiempo. El valor de una obra detrás del mito del poeta maldito. 



Pensar en la poesía de un autor tan citado y releído en la actualidad siempre es un desafío complejo. El caso de Vicente Luy es uno de los más notorios dentro de la poesía argentina: tras su suicidio en el año 2012 luego de saltar de un séptimo piso de un departamento en venta en la ciudad de Salta, su nombre figura en la lista de autores favoritos de los poetas más jóvenes, sus libros se venden en gran cantidad e incluso se arman diferentes festivales y lecturas en su honor. En ese sentido, el sábado 20 de junio -en formato virtual debido a la pandemia de Coronavirus, tendrá lugar una nueva edición del ciclo Seamos Libros, curado por Nicolás Igolnikov, que se podrá seguir en vivo en Facebook e Instagram. El poeta homenajeado es, por supuesto, Vicente Luy.

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Como suele suceder con una obra que se lee con entusiasmo más allá de los círculos habituales de la literatura, las referencias, fechas y bibliografías tienden a confundirse. Además, el propio Luy favoreció esa tarea: en sus numerosos libros autopublicados, solía reunir poemas de títulos anteriores o reversionarlos. La reciente publicación de Escribir no es importante (Caballo Negro Editora, 2020) viene a llenar esa falta de orden al ubicar de manera cronológica sus poemas. Además, busca ofrecer a los lectores «un recorrido integral por los caminos de Vicente», más allá de «una veintena de poemas de una obra rica y compleja que ha ido mutando, reescribiendo y reeditándose desde la aparición de su primer libro Caricatura de un enfermo de amor, en 1991″, de acuerdo a la palabra de los editores en la contratapa.

Tras su suicidio en el año 2012 luego de saltar de un séptimo piso de un departamento en venta en la ciudad de Salta, su nombre figura en la lista de autores favoritos de los poetas más jóvenes, sus libros se venden en gran cantidad

Uno de los grandes aportes de este libro, además de ofrecer un recorrido ordenado por los poemas de Luy, es agregar los comentarios de compañeros de ruta del poeta cordobés nacido en 1960. En esos testimonios que anteceden a los poemas de uno de sus libros, hay un Vicente Luy en estado puro. Por ejemplo, Eugenia Courtade destaca sobre la juventud del autor: «Se exilió de todos para hacer lo que tuviera ganas: jugar al fútbol, ir a la cancha, escuchar a Spinetta y García, leer y escribir poesía. La premisa era la de Rimbaud: ‘Hay que ser absolutamente moderno’«. En sus poemas, esa idea puede verse relajada: «Creo que está cerca el momento en que el cristianismo abandonará su estado de religión para convertirse en poesía». 

Por su parte, Hernán, integrante junto a Luy del grupo Verbonautas -del cual también se destacaron Osvaldo Vigna y Palo Pandolfo-, cuenta sobre La vida en Córdoba: «llevó casi tres años de trabajo(…). Las jornadas de trabajo arranaban a la mañana temprano en completo silencio. Recién al final del proceso volqué los poemas a un archivo para la imprenta». El libro al que hace referencia es uno de los grandes mitos modernos de la poesía contemporánea: tapa dura, papel ilustración, tamaño de enciclopedia y un costo total que equivalía a un departamento en 1999. Todo financiado por el propio Luy.  Algo de ese despilfarro se lee en los poemas que lo integran: «Si yo disfrutara +/ el mundo sería mejor». 

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Vicente Luy


Ahora bien, ¿cómo acercarse a la obra de un poeta catalogado como maldito sin caer en lugares comunes? Vicente Luy, sin lugar a dudas, acumuló experiencias que reafirman ese mito: dilapidó una abundante herencia de su abuelo, el poeta Juan Larrea, con una vida excéntrica, apostando a la poesía y a negocios que no funcionaron; se peleó contra el conservadurismo de la época en su Córdoba natal; sus padres fallecieron en un accidente aéreo cuando tenía menos de un año de edad; fue diagnosticado por bipolaridad y tuvo su temporada en el Borda, del cual se escapó.

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Lo que logra Escribir no es importante es realzar la obra más allá del póster: los poemas de Luy logran defenderse solos, sin necesidad de una nota al pie que recuerde la biografía del autor. La sutileza del humor ácido, la ternura, la rebelión, son algunos de los ingredientes que hacen a los versos del poeta cordobés únicos y estimulantes, en donde siempre se encuentra un trasfondo. «Cada problema, cada gesto, tienen su fondo. Y es ahí donde debe llegar la poesía, al meollo. Se trate de una historia de amor o un comentario social», afirmó Luy en una entrevista a La Voz del Interior en 2007.  Hebe Uhart señalaba en sus talleres literarios que más que los hechos, importa la repercusión de esos hechos, algo que se puede apreciar en esta poesía reunida.

 La sutileza del humor ácido, la ternura, la rebelión, son algunos de los ingredientes que hacen a la obra del poeta cordobés única y estimulante, en donde siempre se encuentra un trasfondo.

Para concluir, el ya mencionado Osvaldo Vigna, uno de los poetas orales más interesantes de la escena nacional y también ex Verbonauta, da un fiel retrato de Luy: «Poco de Baudelaire, algo de Rimbaud, siempre Vallejo, pero mucho de Pelé, Vilas, Gatti y Maradona. (…) Lejos de la academia de las letras, cerca del corazón de la vida«.  Escribir no es importante viene a reafirmar ese cóctel explosivo pero refrescante que es la poesía de Luy: con la potencia y mirada atenta de un haiku, con la tensión de una película de suspenso en un canal de aire y la capacidad de quedar en la memoria de un hit radial, el abanico de sensaciones que se genera es abrumador, en el mejor sentido de la palabra.  Quien lea a Luy va a sentir que alguien sacudió al mundo y lo dejó de vuelta en su lugar, sin ordenarlo.

Cierra el propio Vicente, en una entrevista con Juan Manuel Daza en 2009 : «Pero lo mismo, yo me siento un poeta: esté escribiendo o no esté escribiendo. Trato de que mi realidad se vea reflejada en la poesía. Es decir, trato de mostrar un alma verdadera, con sus contradicciones y demás. Mostrar la búsqueda, la luz. ¡Es una enfermedad, como te darás cuenta!»

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