Reseñas Caprichosas – «Un lugar para mis piernas largas» de Paula Giglio: la ciudad desde la mirada ajena

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La poesía de Paula Giglio es urbana, y su mirada extranjera sobre la ciudad no le quita esa sensación sino que la acentúa: sus poemas parecen decir que nadie puede conocer algo tan bien como quien lo mira desde afuera, desde el extrañamiento. Un lugar para mis piernas largas (Caleta Olivia, 2018) es un libro inteligente y conciso, con una propuesta clara que logra sostenerse a lo largo de los poemas. 

*Por Tamara Grosso


Sobre la autora

Paula Giglio nació en Córdoba Capital en 1988. Es Licenciada en Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba. Publicó los libros de poesía Ella, naturaleza (Ed. Babel, Córdoba, 2012); En el cuerpo (Ed. Del Dock, Buenos Aires, 2016), y Un lugar para mis piernas largas (Caleta Olivia, 2018). Actualmente reside en Buenos Aires.

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La ciudad desde la mirada ajena

Un lugar para mis piernas largas de Paula Giglio (Caleta Olivia, 2018) es un libro urbano, casi un retrato de Buenos Aires. Pero tiene una mirada particular, la de quien se considera una extranjera en la ciudad, «una campesina», incluso, riéndose de ella misma. Quizás es el contraste de la ciudad con la mirada ajena, y con una ciudad diferente -la ausente, la ciudad nunca mencionada de la que viene la autora, que se construye por la negativa- lo que vuelve la descripción tan precisa.

Como dice Fabián Casas en la contratapa, «el extrañamiento de ser nueva en una ciudad es algo parecido a tratar de ser poeta en el lenguaje estereotipado del día a día». La observación de la ciudad para sacar de ella el máximo provecho para la poesía, y el trabajo sobre el lenguaje para lograr lo mismo, son dos aciertos de este libro.



La mirada de Giglio es inteligente, pícara: «El barrio está como lo dejé / cuando todavía era una turista», dice. Esos versos son un ejemplo del continuo retrato que hace, al mismo tiempo, sobre sí misma y sobre la ciudad. Esa propuesta parece ser la que guía al libro, y tiene la constancia de mantenerse a lo largo de todos los poemas, que logran dar la sensación de un conjunto bien logrado, más allá de poder funcionar uno a uno de forma independiente.

«Dos estrellas en el cielo / pero la luz que importa / viene de los balcones»: ese es otro ejemplo de la acidez con la que Giglio elije contar la ciudad a la que llegó para quedarse, que le pertenece lo suficiente como para escribir extensamente sobre ella, pero no tanto como para dejar de mirarla con ironía y curiosidad.



Tres poemas de Un lugar para mis piernas largas

Una historieta de personajes extraños;
cada uno pasea su dálmata.
Los veo ingresar
a los canales de televisión,
o haciendo tiempo en el bar
de nombre francés.
Pero solo hasta Santa Fe
donde la ciudad
vuelve a ser la de siempre.

*

No estoy sola.
Hay un montón de extraños
que tienen prendida
la luz de su casa.
Están cocinando, o viendo televisión.
Me acompañan desde sus hábitos
también solitarios.

*

Suben los dos a la terraza
cargan el mate y también la planta
para que tome sol.
Se ríen por el efecto;
el humo va a quedar en la ropa colgada.
Después, bajan a la panadería.
Caminan hasta el Hipódromo
por la avenida ancha,
solo para mirarlo desde afuera.

 



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