Reseñas Caprichosas – «El lugar de la herida» de Carolina Riccio: derribar las máscaras

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El lugar de la herida (Caleta Olivia, 2018), de Carolina Riccio, es un poemario que afronta el dolor escondido en las situaciones más inesperadas, pero que desencadenan reflexiones sobre lo que dejó rastros imborrables en lo más profundo de la interioridad. Con imágenes fuertemente conectadas con elementos de la naturaleza, la autora busca cicatrizar mediante la escritura lo que con el tiempo fue silenciado. 



Sobre la autora

Carolina Riccio nació en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, el 16 de febrero de 1982. Es Psicóloga por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Realizó talleres de narrativa y poesía y colabora en medios y revistas. El lugar de la herida (Caleta Olivia, 2018) es su primer libro.

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Derribar las máscaras

¿Cómo hablar de aquellos momentos que parecen cambiarlo todo, incluso nuestra relación con las cosas? El lugar de la herida (Caleta Olivia, 2018) de Carolina Riccio, busca responder esa pregunta mediante recuerdos y reflexiones que dejan una marca profunda. La conciencia de lo irreversible y de aquellos fantasmas que habitan allí, donde el dolor alguna vez quiso ocultarse, atraviesan el poemario.

Cada verso expone una fragilidad encarnada en situaciones que van pasando por temas como el amor, la familia y el autodescubrimiento. Espío bajo las sábanas y veo/ solo un cuerpo/ un vientre chato/ un molde hueco/ que no albergará otra vida,/ un espacio perfumado/ donde se pudre/ todo aquello/ que se parece al amor», dice la autora y así derriba máscaras que se forman para atravesar lo cotidiano, pero que en realidad esconden las huellas de los golpes que la vida pone delante. 




«Él no sabía que el cielo había caído a mis pies,/ que mi madre estaba enferma,/ que no tardarían en llegar los jinetes./ Nunca más volveré a oír el canto de los gorriones», puede leerse en uno de los poemas. Esto muestra otra de las características distintivas del libro: la fuerte presencia de la naturaleza, y en particular de los pájaros, como un elemento que la autora utiliza para construir fuertes imágenes sobre los deseos de libertad, pero también, de la fugacidad con la que el vuelo puede ser interrumpido.

Otro de los aspectos a destacar es la creación de atmósferas que transmiten otro de los grandes temas del poemario: la ausencia. Riccio logra ambientar los lugares en donde quedaron los restos de algo que se enterró en el silencio, pero que la autora rescata, devolviéndoles una voz que parecería quedar flotando en el aire una vez que el lector llega al verso final. De esta forma, se encuentran versos como: «El triciclo detenido/ la habitación vacía,/ el silencio triunfante/ en el territorio que había sido conquistado/ por llantos y risas».

El lugar de la herida explora el vacío dejado por momentos punzantes, que mantienen vivo el dolor a través del tiempo. La escritura funciona así como una estrategia para suturar las cicatrices indelebles, que resurgen en las situaciones más inesperadas y se ocultan en todo lo que nos rodea.

 



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