Reseñas Caprichosas – «Herramienta suave» de Emiliano Herrera: poesía camuflada

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Los poemas que integran Herramienta suave (Zindo & Gafuri, 2015) de Emiliano Herrera proponen versos cortos y que en su brevedad apuestan a impactar al lector. Con las palabras medidas, calculadas y diseñadas para cada poema, la poesía se camufla entre lo cotidiano y lo extraordinario según la página en la que nos encontremos. El autor, en definitiva, va construyendo un edificio poético arquitectónicamente complejo pero de lectura ágil y atrapante. 


Sobre el autor

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Foto: Ligia Berg

Emiliano Herrera nació el 15 de octubre de 1988 en Buenos Aires. Es músico y poeta. Editó algo de su música bajo el pseudónimo tiempo y forma. En poesía publicó Herramienta suave, Zindo & Gafuri 2015. Coorganiza el ciclo de poesía «Y la nave va» en Monte Grande, su pueblo, y también el blog Celofán.

(Leer nota relacionada: Editoriales Independientes #8 – Zindo & Gafuri: “La poesía tiene una libertad total por su poco valor de mercado”)


Poesía camuflada

¿Cuántas palabras son necesarias para encontrar lo poético? Obviamente, no hay una respuesta acabada, pero sí muchos intentos por dar en el blanco. Herramienta suave (Zindo & Gafuri, 2015) podría anotarse dentro del bando que apuestan a lo breve y al impacto, exprimiéndole sentidos a las palabras como quien se esfuerza en sacar agua de las rocas. Podemos afirmar, para empezar, que los versos de Emiliano Herrera logran su objetivo: hacer mucho con poco.

En este poemario existen sentimiento tan breves pero profundos como las palabras que intentan transmitirlos. Ni el exceso ni los rodeos van a estar presentes en Herramienta suave, donde lo dicho parece ser lo dicho y nada más. El autor, ni lento ni perezoso, es un buen vendedor y logra darle al lector un artefacto simple para llevarse a su casa, pero que lo tendrá a la cuadra preguntándose qué es realmente esa herramienta suave que tiene entre manos. Puede leerse, por ejemplo: «la clínica/ ni puerta tiene/ ya/ directamente:/ la pared».


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Fotos: Gustavo Yuste


La relación entre las personas, sus universos personales y el decorado que los rodea va a estar en constante movimiento, haciendo una especie de coreografía donde una acción genera inmediatamente una reacción o, a veces, una inacción: «el aire/ desdibuja/ los árboles / en otoño/ y yo tan quieto«. ¿Cuántas palabras más podían usarse y generar el mismo impacto? Al parecer, y Herrera se encarga de convencernos a lo largo del libro, cualquier agregado arruinaría todo.

Por último, también se puede remarcar cómo los opuestos dialogan constantemente en Herramienta suave. Por ejemplo, en esta compleja construcción de palabras y sentidos que es este poemario, puede hallarse la derrota: «Todas tus cosas nuevas/ envejecen en mis manos/ es así»; y también el optimismo: «La humedad atraviesa las paredes,/ pero no las puertas» . Como si el sótano y la terraza estuvieran a un zócalo de distancia, todo se desenvuelve ágil y profundo en un libro que parece ser releído en vez de leído gracias a la naturalidad con la que se adhiere al lector. Con la potencia de lo cotidiano, lo poético empieza su lento andar subterráneo.


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