#NiUnaMenos: más allá del hashtag

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¿Cómo llegó la convocatoria a masivizarse? No diría que a través de las redes sociales, las mismas a lo sumo lo impulsaron. Más bien #NiUnaMenos es, primero, un reclamo de todas, un pedido histórico que se instauró en la actualidad de la agenda de los grandes medios gracias a la importancia que cobra la opinión pública a través de las nuevas tecnologías. #NiUnaMenos es también una necesidad renovada, un grito que pocas veces fue escuchado. Las mujeres siempre hemos sido objeto de discriminación, aislamiento y subestimación. Históricamente pocas hablaron, pocas convocaron a protesta, y aunque hubieran sido unas tantas, difícilmente hubieran sido tomadas en cuenta. A partir de #NiUnaMenos cabe preguntarse: ¿cambió algo?

CUÁNDO:

En los últimos meses, la violencia contra las mujeres conmocionó al país entero. Las ganas de hacer algo siempre estuvieron, aunque dormidas, y ante tanta indignación se consolidó esta convocatoria, programada para el día 3 de junio a las 17 horas. La consigna interpeló a muchos sectores de la sociedad, desde los ciudadanos no agrupados hasta políticos, tanto representantes del arte y la cultura, como a miembros de los sectores económicos. #NiUnaMenos anda haciendo ruido por todos los estratos sociales y eso es un motivo para seguir luchando por la concientización y para obligar a que se tomen las decisiones pertinentes a quienes deben hacerlo en representación de todos. No es casualidad, entonces, que esté previsto que la movilización central en el Congreso sea multitudinaria y que así también lo sea en las principales ciudades de Argentina.

DÓNDE:

La convocatoria central es frente al Congreso en la Ciudad de Buenos Aires, pero habrá réplicas en distintos puntos de todo el país. Se pueden encontrar puntos de reunión cercanos a cada localidad a través de Facebook debido a que los organizadores de cada movilización elaboraron grupos que se pueden encontrar escribiendo en el buscador de la red social la consigna (con o sin hashtag) + el nombre de la localidad, por ejemplo: “#NiUnaMenos Lujan”.

QUIÉNES:

Todos. Hombres y mujeres. Jóvenes y adultos, agrupados o no, organizaciones políticas, civiles y como siempre tratando de sacar un provecho, por qué no, económicas. Nadie que esté ahí tiene que opacar la importancia del significado: Basta de femicidios, basta de violencia de género. Por eso, es importante que no se caiga abajo la participación por la presencia de posibles aprovechadores “recauda­votos”, que como siempre, tratan de exprimir las bondades de estos eventos masivos y más aún cuando dichos eventos son libres de signo político impulsor. Podemos pensar en la presencia de entidades que difícilmente se hayan entrecruzado previamente, podemos hablar de la participación de sectores sumamente distintos: el movimiento de mujeres, los famosos, periodistas, el mundo sindical, organizaciones no gubernamentales y el universo educativo.

POR QUÉ #NiUnaMenos:

Por Daiana García, por Lola Chomnalez, por Melina Romero, por Candela Rodriguez, por Catherine Moscoso, por Angeles Rawson, por Araceli Ramos, por Serena Rodriguez, por Noelia Akrap, por Marita Verón, y por todas las mujeres que se encuentran representadas en ellas. “Tiradas a la basura, al costado de la ruta, en un descampado. Usan shorts, tienen novios, salen de noche. Las construyen poco a poco, como si fueran culpables”, como dijo la escritora y periodista Gabriela Cabezón Cámara. También decimos #NiUnaMenos por todos esos casos a los que los medios nunca le prestaron importancia pero que fueron igual de tremendos y repudiables. Según un informe elaborado por La Casa Encuentro, en siete años se produjeron 1808 femicidios y sólo durante el año 2014 hubo 277 mujeres asesinadas víctimas en todo el país. Decimos #NiUnaMenos para que no suceda más. Para que seamos capaces de ayudar tan solo mirando un poco a nuestro alrededor, concientizando, educando, colaborando, sacando de un apuro, mirando lo que sucede pero observando, no contemplando.

BASTA:

“¿Pero vos le hiciste algo para que te pegara?”; “¡No podés ir vestida así a una entrevista de trabajo!”; “Andan por la calle semi­desnudas, lo hacen para provocar y después dicen que no les gusta que les griten!”; “Ella también lo buscó, si es una atorranta!”. Todos estos pensamientos también implican violencia. Se trata de culpabilizar a la víctima, de no respetar la idea de que cada uno puede hacer lo que quiere con su cuerpo. Es decir: más allá de que cabe preguntarse por qué las mujeres, en general, siguen un modelo que propone la exposición sin medida del cuerpo, cada quien puede hacer lo que quiere con lo suyo. En todo caso, ese modelo de mujer, que muestra su físico y que pone todo el valor de su humanidad allí, propuesto por parte de las instituciones sociales, también es violencia. Que quede claro: no es fácil salir del sistema (si es que tal cosa puede hacerse) y decir: “yo no soy este tipo de mujer”. Y menos cuando se trata de adolescentes que por las problemáticas familiares, educativas y económicas cada vez están más vulnerables al afuera. Retomando la pregunta inicial: ¿Algo cambió? No lo sé. De lo que estoy segura es que aparecieron las ganas de agruparse, la necesidad de ser escuchadas. Motivadas por el miedo, la desesperación, la angustia, la bronca, la justicia, la mala costumbre de reaccionar cuando la tele habla (más allá de saber, vivir y sentir la violencia de género previo a la mediatización de los casos), cuando se vuelve moda, váyase a saber bien por qué. Pero sucede. Y hay que aprovecharlo, tomarlo en serio. El próximo miércoles, se llevará al Congreso un petitorio para que los legisladores y autoridades de gobierno firmen un compromiso de cinco puntos que constan en el pedido de elaboración de un registro de estadísticas oficiales de violencia contra las mujeres y femicidios; la creación de fueros regionales; la reglamentación de la Ley 26.485, (Ley de Protección Integral a las mujeres: http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/150000­154999/152155/norma.htm) y se asignen recursos para su implementación; que se incorpore la temática en las escuelas; y que pueda crearse un ministerio «de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres».

Deseos de un futuro mejor, un presente que lo pone en marcha con muchas certezas y otros tantos interrogantes:

¿Qué decimos cuando hablamos de #NiUnaMenos?, ¿Qué decís vos cuando pensás en #NiUnaMenos? ¿Qué te cansa de la expectativa social de género?. #NiunaMenos es una consigna que puede ser completada de cualquier forma e involucra la discusión sobre todos los tipos de violencia existentes. Le decimos basta al acoso callejero, a la trata de mujeres, al abuso sexual, a la fetichización del cuerpo femenino, a la estigmatización, a las golpizas y asesinatos. Basta de criar niños y niñas machistas o hembristas, ambos colectivos con características intolerantes. ¿Por qué no pueden existir formas de relacionarse que se basen en el respeto, en la participación activa de la valorización del otro y de la necesidad de convivir armoniosamente con los diferentes y a los parecidos a cada uno? Esta es una buena oportunidad para que pienses tu consigna y, si querés, para que la compartas: #NiUnaMenosEs.

Por todo esto y por mucho más. ¿Hasta cuándo? Hasta acá: BASTA DE FEMICIDIOS, NI UNA MUJER MENOS.

Para más información sobre el evento del miércoles, pueden contactarse por mail a

niunamenos@gmail.com, @niunamenos por Twitter, y por Facebook: Ni una menos.

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