5 errores comunes sobre el feminismo

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La organización y la denuncia activas de la militancia feminista han logrado iniciar un camino irreversible para visibilizar las violencias que sufren las mujeres de forma cotidiana por su condición de género. Sin embargo,  distintos sectores de la sociedad continúan cuestionando el movimiento a través de una serie de argumentos falaces que buscan deslegitimarlo, en un contexto en el que el feminismo se presenta como un grito urgente y necesario para desmontar la trama machista de la cultura. (Foto de portada: Gustavo Yuste)



1- “El feminismo es el machismo invertido”

Para comprender lo erróneo de esta afirmación y de todas las que le siguen, es necesario diferenciar ambos términos desde un principio. El machismo es un sistema de creencias y valores traducidos en prácticas sociales e institucionales que concibe a las mujeres como inferiores por su condición de género. Perpetúa patrones de comportamiento arraigados en la cultura, en función de los cuales son agredidas, disciplinadas y relegadas de los privilegios reservados para los varones en múltiples ámbitos.

 El feminismo no busca invertir los términos del sexismo para subordinar al varón, sino construir una sociedad en la que el género no habilite la discriminación y la violencia, garantizando derechos que son vulnerados e ignorados por el Estado.

Por el contrario, el feminismo es un movimiento social y político que lucha por visibilizar y eliminar las desigualdades que oprimen a las mujeres, cuestionando los sentidos comunes naturalizados al interior de las relaciones de dominación. No busca invertir los términos del sexismo para subordinar al varón, sino construir una sociedad en la que el género no habilite la discriminación y la violencia, garantizando derechos que son vulnerados e ignorados por el Estado.


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Foto: Gustavo Yuste


2- “Debería hablarse de igualismo en lugar de feminismo”

Este enunciado suele intentar deslegitimar la lucha feminista haciendo referencia a las violencias sufridas por los varones, evocando el vacío e improductivo eslogan “Nadie Menos” y buscando desactivar un reclamo que incomoda a los sectores de poder. Hablar de igualismo invisibiliza que la base de las violencias contra las mujeres son producto de una sociedad machista que las considera objetos sin verdadero poder de decisión sobre su vida y su cuerpo, sujetos a los deseos del varón.

Hablar de igualismo invisibiliza que la base de las violencias contra las mujeres son producto de una sociedad machista que las considera objetos sin verdadero poder de decisión sobre su vida y su cuerpo, sujetos a los deseos del varón.

Las agresiones y asesinatos que afectan a los hombres, si bien repudiables, no pueden considerarse equivalentes, puesto que no se sustentan en la inferioridad a la que sí está subordinada la mujer solo por su condición de género. Querer incluirlos bajo la bandera del igualismo no hace otra cosa que desviar la atención de aquellos lugares comunes que justifican, avalan y naturalizan las violencias cotidianas provocadas exclusivamente contra las mujeres, siendo los femicidios su máxima expresión.

(Leer nota relacionada: El crimen del rugbier: por qué no se trata de violencia de género)


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Foto: Gustavo Yuste


3-  “Para el feminismo todo es violencia de género”

El trabajo activo de la militancia feminista logró iniciar un proceso para deconstruir los sentidos comunes fuertemente instalados en todos los ámbitos sociales. Si bien esto ha generado síntomas que dan cuenta de un cambio cultural, también ha provocado la reacción de numerosos sectores que descalifican los reclamos. “Ahora todo es violencia de género”, se suele escuchar. El rechazo de las denuncias demuestra la fuerza con la que los discursos machistas se encuentran arraigados, impidiendo reconocer la totalidad del sistema de opresión que vulnera los derechos de las mujeres.

Lo que en realidad hace el feminismo es señalar la violencia de género presente en aquellas situaciones que hace un tiempo parecían completamente normales, y que persisten en el imaginario como un estado permanente e inmodificable del funcionamiento social.

La violencia de género es una problemática muy amplia que abarca femicidios y agresiones físicas y psicológicas, pero también económicas y simbólicas. Se expresa en el acoso callejero, la brecha salarial, el acceso diferencial al trabajo, la salud y la educación y en todos aquellos mensajes que perpetúen estereotipos e imposiciones sobre el cuerpo y el comportamiento de las mujeres. Lo que en realidad hace el feminismo es señalar la violencia de género presente en aquellas situaciones que hace un tiempo parecían completamente normales, y que persisten en el imaginario como un estado permanente e inmodificable del funcionamiento social.

(Leer nota relacionada: Las denuncias contra Santiago Aysine: discutir qué es abuso)

Dias y noches de amor y de guerra LSF


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Foto: Gustavo Yuste


4- “El feminismo busca destruir todo lo relacionado con el hombre”

En la misma dirección, están también quienes demonizan al feminismo como un movimiento violento y revanchista que busca destruir todo lo relacionado con el género masculino. Así, los reclamos son respondidos con el término “feminazi”, cuyo uso – inocente o intencional –  no hace otra cosa que reafirmar antiguas y obsoletas posturas separatistas de hombres vs. mujeres, que, además, acotan el universo de géneros a una dualidad, cuando ya hace tiempo ha quedado demostrado que esa delimitación es arcaica.

Trastocar las categorías en la que la cultura machista descansa cómodamente sea quizás lo que despierte esta idea del feminismo como una “amenaza”, ya que hablar de una sociedad igualitaria implica la pérdida de privilegios construidos históricamente a costa de la opresión de las mujeres.

El feminismo no “odia al hombre”, como también se suele decir, sino que, como se mencionó, desnuda las desigualdades basadas en la primacía del varón para que las mujeres ya no sean violentadas. En este sentido, trastocar las categorías en la que la cultura machista descansa cómodamente sea quizás lo que despierte esta idea del feminismo como una “amenaza”, ya que hablar de una sociedad igualitaria implica la pérdida de privilegios construidos históricamente a costa de la opresión de las mujeres. Esta postura no sólo intenta anular el feminismo, sino que además genera reacciones misóginas que lo condenan de forma agresiva y estigmatizante.

(Leer nota relacionada: Las denuncias contra el show de Yayo: cuestionando privilegios machistas)


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Foto: Gustavo Yuste


5- “El feminismo es sólo para mujeres”

Otro error común es creer que la lucha que lleva adelante el feminismo es una cuestión exclusiva de las mujeres. En realidad, es necesario comprender que la erradicación de la violencia de género requiere que todos se involucren en la construcción de la igualdad y el respeto. Modificar las bases de la cultura patriarcal sólo es posible con el compromiso y la consciencia de una sociedad que reconozca los patrones que perpetúan las relaciones de poder y esté dispuesta a eliminarlos.

Modificar las bases de la cultura patriarcal sólo es posible con el compromiso y la consciencia de una sociedad que reconozca los patrones que perpetúan las relaciones de poder y esté dispuesta a eliminarlos.

Esto implica identificar estas prácticas y creencias en todos los ámbitos, defender los derechos y exigir su implementación al Estado. Además, el rol de los medios de comunicación juega un papel fundamental, puesto que tiene la responsabilidad de difundir la información de forma correcta, con un tratamiento adecuado que no banalice la problemática ni deslegitime al feminismo. De esta forma, en un país en el que una mujer es asesinada cada 30 horas, las voces que aporten al debate y rompan con los modelos machistas resultan imperiosas.

(Leer nota relacionada: Pampita, Lali Espósito y la mala interpretación del feminismo)


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