Joaquín Giannuzzi: lo desconocido aún no está listo en la poesía

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Pocos poetas argentinos realizaron una obra tan sólida y reconocible a simple vista como Joaquín Giannuzzi. Considerado uno de los referentes de la corriente objetivista, la cual tuvo mucha influencia en una parte de los poetas de los 90’s, sus poemas descansan sobre una linea temática y estilística firme. En ese sentido, la edición de su poesía completa por parte de Ediciones del Dock no hace más que dar evidencia de ello. ¿Qué influencia puede tener un autor nacido en 1924 en los poetas contemporáneos?


Escribir una obra sólida donde pueda aparecer la propia voz y sea reconocible para cualquier persona con solo leer un par de versos. Ese es el sueño de todo poeta, pero no muchos llegan a alcanzarlo. Joaquín Giannuzzi sí. El autor nacido en Buenos Aires en 1924, desarrolló desde mediados de la década de los 50’s una poética «de un decir muy argentino«, tal como se encarga de resaltar la crítica literaria cada vez que su nombre es puesto sobre la mesa. Reconocido con distintos premios a lo largo de su carrera, el autor fallecido en Salta en 1904, logró el galardón mayor: una obre de referencia para las nuevas generaciones de poetas que lo sucedieron.

giannuzzi1«Falta mucho para la nada, como si todavía/ hubiera que liberar un exceso de existencia». Así de simple y profundo podía escribir Giannuzzi, quien junto a Leónidas Lamborghini, es considerado uno de los autores que pusieron a la poesía de cabeza, quitándole la solemnidad del siglo de oro español o la fuerte influencia anglosajona de principios de siglo XX. Sin descuidar y dejar de leer esas obras, Giannuzzi implantó un lenguaje corriente, repleto de expresión e imágenes cotidianas sin caer en lunfardos exagerados o forzados. En 1977, por ejemplo, escribía en plena dictadura cívico militar: «Cuando la comedia humana se pone movida/ los periódicos/ abundan en golpes de estado, huelgas generales,/ crímenes, bodas, insurrecciones y muertes terribles» .

Giannuzzi implantó un lenguaje corriente, repleto de expresión e imágenes cotidianas sin caer en lunfardos exagerados o forzados.

«Giannuzzi fue una revelación, no en sus años iniciales, no para su generación, sino para las posteriores, las de los años setenta, ochenta y noventa», señala Jorge Aulicino en el prólogo de Poesía Completa (Ediciones del Dock, 2014), dando cuenta que a veces un escritor puede ser profeta en su tierra, pero no en el tiempo que uno se imaginaba a priori. En relación con eso, Fabián Casas señala para La Primera Piedra: «Joaquín Giannuzzi es un autor muy importante para todos mis contemporáneos. Él es previo al movimiento objetivista que se dio acá, que tiene que ver con eso de contar algo sin que se vea un “yo”, pero en Joaquín hay un yo. De cierta forma igual es un precursor, porque su poesía está llena de imágenes».

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La influencia en los autores de los 90’s se va a ver sobretodo en el grupo que conformaban la mítica y fugaz revista 18 whiskys, integrada por José Villa, Daniel Durand, Laura Wittner, Darío Rojo, el propio Casas, entre otros. Rodolfo Edwards, también perteneciente a ese grupo poético, comenta sobre el peso que puede tener una obra como la de J.O.G -así se nombraba a sí mismo Giannuzzi en sus poemas- en la cabeza de un escritor iniciático: «Si al empezar vos tenés en la cabeza a Joaquín Giannuzzi, por ejemplo, no vas a poder escribir nunca, era un poeta increíble. Es necesario tiempo para encontrar la propia voz».  Sin embargo, eso no aplicaba para el propio Giannuzzi, ya que desde el primer libro hasta el último -algo que se ve con gran claridad en Poesía Completa– su voz poética no sufre grandes alteraciones. Eso que para muchos podría ser una debilidad, para J.O.G. era una fortaleza.

Desde el primer libro hasta el último -algo que se ve con gran claridad en Poesía Completa– su voz poética no sufre grandes alteraciones. Eso que para muchos podría ser una debilidad, para J.O.G. era una fortaleza.

Ni el flaco perdon de dios LSF

Por su parte, Juan Desiderio -escritor muy cercano a 18 whiskys- va a ir en la misma dirección para rescatar la importancia de este autor tanto para su obra como para sus contemporáneos: «Yo durante mucho tiempo trabajé en la Biblioteca Evaristo Carriego, que era de poesía, y ahí hicimos durante dos años talleres con el propio Giannuzzi. Trabajamos la poesía europea y norteamericana, así que ahí aprendí un montón. El viejo venía y te hablaba de grandes autores que yo iba absorbiendo, a mí me gustaba mucho eso». Autor y difusor de grandes obras, J.O.G. dejó en los poetas que le sucedieron una mancha para muchos imperceptible, pero de esas que son imposibles de lavar hasta con agua hirviendo.

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Todo me condujo hasta aquí: Giannuzzi y la poesía joven

giannuzzi2Ahora bien, ¿cómo pensar la influencia de un autor que publicó su primer libro en la década de los 50’s en esta época de poesía en estado de ebullición e hiperconectividad? La respuesta, quizás, esté en otro término cibernético: los hipervínculos. Antes de la masificación de Internet y de que dediquemos gran parte de nuestro día a mirar pantallas, los hoy llamados links se daban de otra forma y el arte en general, y la literatura en particular, son una clara muestra de eso. En ese sentido,  Giannuzzi parece haber llegado de manera indirecta a la poesía que se escribe hoy, sirviéndose de otros autores como puente.

Como si fuera un bostezo que se va contagiando a través de distintas personas y del que ya olvidamos su primer ejecutor, J.O.G. desembarca en un sector de los autores más jóvenes de forma difusa, pero potente. Al respecto, Julia Enriquez, escritora y editora de Rosario (Santa Fe) señala: «Por lo general recuerdo cómo o cuándo o dónde leí por primera vez a un poeta, pero haciendo memoria no pude reconocer de inmediato esas coordenadas para Joaquín Giannuzzi. Será porque está disuelto –y siempre operativo– en la conciencia poética argentina». 

Giannuzzi parece haber llegado de manera indirecta a la poesía que se escribe hoy, sirviéndose de otros autores como puente.

La misma incertidumbre aparece en los recuerdos de Melina Alexia Varnavoglou a la hora de nombrar su primer acercamiento al J.O.G.: «No me acuerdo exactamente pero sé que lo empecé a leer después de escuchar su poema “Progenitores» en la película «Tierra de los Padres» de Nicolás Prividera, que, como la película, es un poema brutal sobre la herencia de la dictadura. Ahí lo empecé a buscar y me compré una antología de poemas suyos».

En cambio, Damián Lamanna Guiñazú puede ubicar certeramente qué autores sirvieron de vínculo para llegar a J.O.G: «Llegué a la obra de Giannuzzi a través de dos poetas: Fabián Casas y Horacio Fiebelkorn. El propio Fiebelkorn es quien me comenta de la influencia que tiene este autor en la obra de Casas, a quién había descubierto hace poco y me gustaba su coloquialidad. Luego, leí unos ensayos del mismo Casas sobre Gianuzzi y conseguí por Mercado Libre a 60 pesos la obra completa editada por EMECE, naranja y negra –esto fue en 2011-. Empezó en ese momento un camino revelador que todavía sigue y se profundiza» .

Por su parte, el caso de Leandro Gabilondo se da a través de sus contemporáneos: «A la poesía de Joaquín Giannuzzi llegué por mi querida Jimena Arnolfi. Una noche del año 2009, birra fría de por medio, sacó de su morral la obra completa y me dijo: ‘Tenemos que leer esto sí o sí’. No sé si alguna otra vez tuvo tanta razón junta». Esa recomendación nace de la potencia de la casualidad y la efectividad -en el buen sentido de la palabra- de los poemas de J.O.G., ya que la propia Jimena Arnolfi rememora: «Yo llegué de casualidad, me compré el libro en Calle Corrientes porque lo hojeé y me escandalizó, recuerdo que me salió unos 15 pesos».

A la hora de pensar la influencia directa de Giannuzzi sobre la poesía contemporánea, los poetas consultados tienen una postura similar. Varnavoglou afirma: «Tiene una línea que define mucho lo que para mi es la experiencia de la poesía: ‘Entre verso y verso se instala una pausa donde el mundo es puesto en duda’. Me parece muy importante la poesía contemporánea que puede lograr eso, porque a veces nos abruma la explicitud, estamos en un momento donde tenemos la necesidad de decir las cosas tal cual como son, en lo terrible que son. Eso nos da mucha lucidez, pero nos impide ese ‘poner en duda el mundo’ que es lo poderoso de la poesía«.

«Uno de los maestros con los que se formaron mis maestros. Es un flash, porque imaginarme a personas que admiro leyendo a una persona que ellos admiran me genera potencia, ganas de leer, leer y leer. Escribir también, sí, pero primero lo primero»

Lamanna Guiñazú vuelve a reforzar esa transmisión indirecta que tienen los poemas de J.O.G: «Creo que se lee a Gianuzzi más a través de la estética y el tono de otros autores, como el mismo Casas, Gambarotta o Rubio. En esos espacios cerrados, enajenados, donde la vida sucede afuera y entra como un rumor». En esa misma dirección, el autor de Propiedad horizontal (Añozluz editora) agrega: «Si tuviera que señalar algunos rasgos de Gianuzzi en la poesía actual, pensaría, por un lado, en lo más obvio: en el pesimismo, la potencia de la observación ‘poesía es lo que se está viendo’, y la atmósfera, sobre todo: paranoia, transpiración y letargo».

gian2Gabilondo también señala algo similar: «Creo que nunca voy a saber específicamente cómo influyó Giannuzzi en lo que escribo y en lo que escriben mis contemporáneos. Sí tengo claro que los poetas que a mí me conmueven muchísimo y que le dieron mecha a gran parte de mis versos (Edwards, Fiebelkorn, Casas, entre otros) leyeron a Giannuzzi». Esa potencia indirecta es algo que el autor próximo a publicar Kerosene de lo posible (Caleta Olivia, 2017) va a reforzar: «Uno de los maestros con los que se formaron mis maestros. Es un flash, porque imaginarme a personas que admiro leyendo a una persona que ellos admiran me genera potencia, ganas de leer, leer y leer. Escribir también, sí, pero primero lo primero».

Por último, Enriquez propone una explicación para entender porqué J.O.G. es un poeta al que todavía se vuelve: «¿Acaso él fue el primer posmoderno? Una escritura de la incertidumbre y asimismo siempre volcada al mundo, nunca ensimismada. Como un planeta que logramos detectar solo cuando hemos descubierto lo que orbita a su alrededor: agotada o disponible, la poética de Giannuzzi es un cuerpo celeste con una irrefrenable fuerza gravitatoria».

Podemos decir, entonces que la mayoría de los poetas contemporáneos difícilmente tengan un libro de Giannuzzi entre sus indispensables, pero sí a sus «discípulos» de la generación de los 90’s, así como también una corriente de la poesía de los 80’s que no se encontraba representada por el neobarroco (o neobarroso) de Néstor Perlongher. Las enseñanzas indirectas, esos maestros de maestros, son una constante en la poesía aunque muchos lo desconozcan. Después de todo, de eso se trata un poco el ser poeta: llegar a conmover a alguien, aún desde el anonimato. 


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